Capitulo 7

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PASADO

Chuuya odiaba tener misiones con Dazai, lo odio desde la primera vez. Pero no podía negar que cuando el suicida lo dirigía en las misiones sentía la seguridad de que el objetivo se iba a cumplir. La suerte siempre estaba echada de su lado cuando iba junto a Dazai. Sin embargo, ese martes por la tarde, Chuuya empezó a dudar.

A pesar de ser solo unos adolescentes de 16 años, Mori les encargaba constantemente tareas muy peligrosas en las que sus vidas corrían riesgo. Confiando en las habilidades de ambos, el Jefe de la mafia les preparo un secreto viaje a Tokio donde tendrían que exterminar a una organización enemiga.

Chuuya nunca había ido a Tokio y la primera impresión que tuvo de la capital fue que era enorme e intimidante. Se alojarían en el sótano de una dulcería; el dueño era pastelero pero su negocio estaba en un estado deplorable, pues su principal fuente de ingreso no era precisamente la venta de postres sino ciertos favores que hacia a distintas mafias de drogas o contrabando. Esta vez ayudaría a la Port Mafia dando alojamiento al "doble negro" y encargándose que vuelvan vivos a Yokohama.

Dazai, como era de esperarse, ya tenía un plan para culminar con la masacre de la forma mas rápida posible. Los hombres que los esperaron en la entrada del edificio enemigo fueron aniquilados fácilmente por Chuuya, mientras su compañero se escabullía para provocar un cortocircuito e incendiar todo el recinto.

Se encontraron en la cochera del edifico, donde se libraron de todos los agentes que estaban ahí. Chuuya sentía confianza en si mismo y por más que odie admitirlo, en Dazai. La misión estaba en su punto final, ahora solo tendrían que escapar y volver a casa.

De pronto, el pelirrojo se dio cuenta que el rostro de su compañero al encarar a un rehen se transformo en una mueca.

-Dazai! Asesínalo de una vez, tenemos que irnos- le grito mientras se acercaba dónde estaba el suicida.

-Parece que es un hombre con una habilidad peculiar, ¿no así, profeta?

El hombre era viejo, estaba encorvado, pero lo miro a los ojos. Mostro sus amarillentos dientes, soltando una risa como un silbido. Era mas animal que humano.

-Así es muchacho, pero no es una habilidad como la tuya. No me la puedes quitar con solo tocarme. Desde generaciones se me fue heredada, y como ave de mal agüero, siempre aparezco cuando algo malo va a pasar. La gente es supersticiosa pero los mafiosos no, me dejan escarbar en su basura y son los suficientemente amables para no botarme a palos cada que ven. Justo hoy decidí quedarme mas tiempo entre la basura, como un presentimiento, sabía que hoy moriría.

-Pues no te equivocas- Dazai sonrió mientras elevaba la pistola hasta la altura de la cabeza del viejo- Al parecer tu mismo cavaste tu tumba, seguro te viste al espejo y por eso te trajiste tu mismo la mala suerte, ave de mal aguero.

El viejo volvió a reír. Con las ropas grises que lo cubrían, todas traposas y polvorientas, parecía una rata gigante. Sus movimientos eran anormales y todos sus dedos estaban doblados y por completo tiesos. Era como un roedor, con cabello gris pero escaso y ojos pequeños, oscuros.

-Antes de que me mates, no quieres saber que de malo te va a pasar. Puedo decírtelo, si así quieres.

-Eh, Dazai ya tenemos que irnos- Chuuya se acerco a Dazai como tratando de llamar su atención, pero se turbo al ver que su compañero era indiferente a él. Algo en el ambiente le decía que era mala idea seguir hablando con el extraño sujeto. Tenia que alejar a su compañero de el.

-Veo en ti mucha crueldad, Dazai- interrumpió el viejo, siseando el nombre del adolescente- Pero más cruel será tu muerte, porque, aunque te sientas morir seguirás vivo, cargando con el dolor de una enorme perdida.

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⏰ Última actualización: Oct 17, 2022 ⏰

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