Capitulo 2

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Nakahara Chuuya se arrepentía, en silencio, de haber aceptado el caso.

Parecía algo simple al principio, pero luego se fue trasgiversando hasta volverse casi imposible de resolver. A pesar de hacer un gran esfuerzo en deslumbrar las ultimas acciones de aquel pobre hombre, mientras investigaba en vez de respuestas solo se llenaba de preguntas. Había ordenado que se haga una autopsia al cuerpo del hombre; efectivamente había muerto de un paro al corazón. Lo único que se podía asegurar a ojo cerrado.

Llamo la atención a los médicos el hecho de que, al abrir el cuerpo, todos sus órganos estaban completamente destruidos. Era casi terrorífico y bizarro de ver. Como si todos sus órganos hubieran explotado dentro de él. Todo su interior era algo inexplicable, las vísceras esparcidas por todo el abdomen, el estómago reventado como si fuera un globo, el hígado y el páncreas no se podían distinguir. ¿Era posible que alguien en ese estado tan putrefacto pudiera haber recorrido toda la Port Mafia? ¿Caminando? ¿Si quiera podría pararse de pie? Era como si un muerto hubiera caminado hasta la oficina del jefe, pues cualquiera que tuviera los órganos degollados no podría sobrevivir por mas de unos cuantos segundos y menos soportar el dolor para poder hablar.

Otro hecho que consterno a los médicos fue al momento de revisar el cerebro para detectar embolias o coágulos, pudieron ver como el cerebro seguía funcionado. Era leve, imperceptible, pero las neuronas del cerebro seguían haciendo sinapsis. Lo seguían haciendo después de 5 horas de muerto.

Lo único que se confirmo fue la ausencia absoluta de drogas en la sangre. Además, revisando el pasado del hombre: un padre de 2 hijos, con una esposa amorosa, querido por sus vecinos y amigos; imposible que se hubiera drogado a tal magnitud por voluntad propia.

El mismo Chuuya Nakahara fue a visitar a la familia, esta daba por desparecido a aquel caballero, pues un viernes en la mañana, día en el que no tenia trabajo en una "empresa de mudanza desconocida", salió a comprar un periódico. Su casa solo se encontraba a unas cuadras de la plaza donde esta el puesto de periódico, por lo que no era un viaje muy largo a pie. Mas nunca volvió a aparecer en su hogar.

El ejecutivo con cabello color fuego se presentó a la humilde casa con un ramo de flores y con una cantidad de dinero considerable. Argumentó que quería ayudar, había "leído un letrero con la foto del desaparecido" y quería apoyar a la familia con una cantidad de dinero. Chuuya, después de todo, seguía siendo una persona muy sentimental.

La familia no le dio grandes detalles más allá de lo que sospechaba, lo llenaron de agradecimientos, y abrazos, y lágrimas. Viéndolo solo como un bonito joven con el corazón muy grande.

Sin embargo, le dijeron algo insignificante pero crucial. Aquel hombre que desapareció y llego moribundo a la Port Mafia era casi ciego. La esposa le comento que su marido no podía ver absolutamente nada sin sus lentes. Un problema degenerativo que controlaba a duras penas con gafas de medidas ya casi exageradas.

Chuuya no le dio tanta importancia, siguió escuchando de forma amble a la mujer y escuchando como un viejo amigo las muchas anécdotas de su marido. Fue cortes, recibió la taza de te y negó que la familia le debía algo. Sin embargo, le dolió mirarle a los ojos y decirle a esa mujer que su marido pronto aparecería y que no pierda la esperanza. Mientras recibía los abrazos de toda la familia, en especial de los niños que se encariñaron muy rápido con él, sintió ganas de llorar.

Al retirarse, y volver a examinar el cuerpo, descubrió la falta de gafas.

Reviso las cámaras de seguridad, todas captaron el momento de la entrada del hombre desde la puerta del edificio hasta su deceso. En ningún video se vio lentes de su rostro.

El hombre ciego, con los órganos destruidos, camino todo el edificio subiendo escaleras y recorriendo grandes pasillos sin dudar. Como si viera con claridad a pesar del estado de su cuerpo.

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