Capítulo 4

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✨Editado✨

"Sueños, pesadillas y heridas"

—Rowan —escucho a lo lejos, una sacudida mueve mi cuerpo dormido —. Rowan, despierta.

La voz suena algo alarmada pero aun así mi mente me ordena que siga durmiendo, volteo para escapar, aunque sé que pueden encontrarme otra vez. Vuelvo a adentrarme a mi cómodo y placentero sueño.

Estoy en una especie de bosque, nunca he estado aquí, pero la parte más profunda de mi mente me dice que lo conozco, quizás hasta de memoria. Pero no recuerdo estar aquí.

Hay un pequeño jardín entre los árboles, me muevo hasta el debido al exquisito aroma que las flores silvestres desprenden, es plena primavera. Es mi época favorita del año. Me veo a mi misma a unos metros, pero no soy yo, es una chica idéntica a mí.

Ella me da la espalda e intenta agacharse a oler las flores, pero algo le impide hacerlo cómodamente. Un vestido, un largo vestido azul que llega hasta sus pies, tiene bordados dorados y plateados, unas mangas abultadas del mismo color, pero de una tela mucho más fina. El vestido es hermoso no voy a negarlo, le queda esplendido.

Veo sus manos cubiertas de pequeños y delgados anillos dorados, al igual que el corsé que aprieta un poco su torso y cintura. Parece, o parezco, da igual, una princesa salida de una película.

Su cabello castaño cae hasta su cintura y una pequeña diadema sostiene varios mechones rebeldes. Puedo ver como alguien se acerca a ella, a mí, mientras sigue de espaldas observando las flores de colores.

Un hombre, alto y de cabello castaño claro de acerca, él está de espaldas así que no logro ver su rostro.

Usa unos pantalones negros con botas de cuero por debajo de sus rodillas, veo que usa una capa color marrón con bordados parecidos a los del vestido, sus manos están ocultas detrás de su espalda, sostiene una rosa roja como la sangre, es preciosa, lástima que está cortada.

Sea quien sea, es muy sigiloso, su andar no provoca ni un ruido que pueda alertarla, solo cuando está detrás de ella. Oigo mi voz, aunque no hablo verdaderamente, sino la chica de vestido.

—¿Durante cuánto tiempo más seguirá persiguiéndome como un lobo a su presa? —dice volteando a ver al hombre de capa, oigo una risa.

—Verla es mi pasatiempo favorito, señorita —contesta el hombre, su voz es ronca y profunda, y... y tremendamente familiar.

—Que adulador —asiente, pero no suena convencida —. Que tenga linda tarde.

Y vuelve a voltear dándole la espalda. Me agrada su actitud, aunque no comprendo que hago aquí.

—Le traje un obsequio —vuelve a decir la voz del hombre, no suena molesta ni nerviosa por tal rechazo.

—¿Y que sería ese misterioso regalo, muchacho? —dice ella levantándose y mirándolo.

—Una flor —saca la rosa roja detrás de su espalda entregándosela —. Me recordó a sus labios esa noche del baile.

Ella toma la flor y la gira por sus dedos observándola.

—Es linda, lástima que esté cortada —es algo que yo diría, vuelve su vista a él y sonríe —. Pero tengo una solución.

Ella rodea las plantas y se agacha tomando con una mano su vestido, él la sigue en silencio. Hace un pozo en la tierra con sus manos repletas de anillos y entierra la rosa, la veo cerrar sus ojos y murmurar algo que no logro escuchar. Luego de eso se levanta y se gira al hombre nuevamente.

Vuelve a Mi  (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora