EXTRA II

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✨Editado✨

Rowan

Abro los ojos lentamente e intento situarme en el lugar en el que estoy, ya sé que no estoy en nuestra habitación por dos simples razones:

1. Nuestra habitación no tiene cortinas oscuras que bloqueen el sol.

2. Ya no existe tal cosa, toda la casa se destruyó.

Siento el brazo que pesa en mi estómago, literalmente, envolviendo mi estómago, llevo mi mano hasta ella y la apretó, y de manera inconsciente... Alister responde apretándome más contra él.

No sé cuántos días han pasado, solo sé que al terminar todo fuimos a la casa de Ezra, al menos Alister y yo -porque no teníamos donde ir literalmente- subimos a una habitación y nos dormimos... Además de unas cuantas cosas:

1. Zola murió.

2. Alister murió.

3. Casi muero dos veces en menos de 4 horas.

4. Alister revivió.

5. Alister perdió su sweater preferido, aunque dijo que no le importaba.

6. También era mi sweater preferido.

Me quedo unos cuantos minutos disfrutando el peso y la calidez de su mano y agradeciéndole al universo porque él se haya quedado. Y notando que por primera vez en quizá ciento setenta años, ya nada nos amenaza.

Ni a Alister, ni a mi... ni a nuestro hijo.

Cuando quizá ha pasado una hora, levanto con cuidado su mano y me escabullo de la cama y tomo lo que parece ser una camisa negra... No comprendo porque mi hermano deja ropa en las habitaciones de invitados, pero por primera vez me sirve.

Veo las pequeñas líneas en mis brazos, hechas hace un día, o varios no lo sé, debido al poder que gaste, las ignoro porque sé que desaparecerán con el tiempo y me coloco la camisa encima de la ropa interior.

Abro con cuidado la puerta y salgo al corredor algo frío, debido a que tengo más de la mitad de las piernas descubiertas, tengo que pedirle ropa a Alia. Pero antes de siquiera intentar dirigirme a las escaleras mi estómago gruñe.

Y mucho...

Me sorprende que Alister no haya despertado con eso.

Camino a hacía la cocina, la cual está a oscuras y en puntas de pie abro cajón por cajón para sacar lo único que necesito beber en este momento. Café.

Cuando abro el tercer cajón y encuentro mi tesoro escucho una voz muy molesta.

—¿Qué haces? —dice serio y me volteo aún más seria.

—Voy a tomar café —afirmó dejando el frasco y tomando una de las tazas.

—No puedes —me advierte Ezra bebiendo de su taza.

Podría jurar que hasta aquí puedo oler el café dentro, es injusto.

—Casi muero ayer, me merezco una maldita taza de café —arqueo una ceja.

—Corrección, hace tres días casi mueres —corrige y dejó la cuchara a medio camino —. Ustedes dos han dormido por tres días seguidos, Josie consideró echarles agua encima para que despertaran.

—Los expertos dicen que una taza no le hace daño a nadie, daño van a sufrir ustedes si me siguen negando esta taza —lo señalo con el dedo y tomo la jarra de agua caliente para echarlo en la taza, inmediatamente siento el olor divino.

Ezra no dice nada mientras mezclo el café haciendo algo que vengo deseando desde hace días. Lo huelo por unos segundos y suspiro extasiada por al fin tenerlo en mis manos.

Vuelve a Mi  (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora