- Mucho gusto Poché - me saludo y yo fui feliz por eso, nos miramos a los ojos y guardamos silencio, tome mi velo de nuevo, me lo puse al ver la hora.
- Creo que es momento de irnos a dormir, ya es demasiado tarde y hay que madrugar - le dije.
- Estamos de vacaciones hermana, no seas aguafiestas, aquí no es necesario madrugar y si lo que te preocupa es la gente del servicio, nosotras podemos darnos solas de comer al despertar - me sonrió, recogimos lo mejor que pudimos el servicio que dejaron las personas de anoche y salimos en un cómodo silencio, regresamos sin conflictos a nuestras habitaciones y en silencio uno compartido lleno de paz nos deseamos un buen descanso.
Después del medio día me desperté y fui a buscar a Daniela a su habitación pero no la encontré, salí rápidamente a buscarla por toda la casa pero tampoco la encontré, estaba asustada tenía mucho miedo de lo que pudiera pasar con ella más después de conocer su historia, fui a la cocina y me encontré con su padre.
- Buenos días su merce ¿sabrá dónde se encuentra Daniela?, es que tenemos que hacer una serie de sacrificios de reparación por la semana santa y ya es tarde - dije lo más tranquila que pude.
- Salió temprano con su prometido, regresarán por la noche supongo o tal vez mañana por la mañana - dijo como si nada, mientras seguía tomando su café, no lo entendía quería matarlo, de verdad que quería matarlo por ser un reverendo idiota, por exponer a su hija de esa manera, lo odiaba.
- ¿Por qué con él, de todos los hombres en el mundo porque tenía que ser él? - pregunté estúpidamente.
- Hay decisiones difíciles hermana que usted jamás comprenderá, de mi trabajo dependen más de 20,000 familias y contando, a veces tomamos malas decisiones muy malas en realidad y todo se reduce a tomar decisiones por un bien mayor además mi hija estaba tomando un camino demasiado desviado y esta es la mejor opción después de todo ella es la única hija que me queda - no me miró en ningún momento.
- Su hija es la condición para no dejar a 20,000 familias y contando sin sustento - susurré con dolor en mi corazón.
- Se toman elecciones difíciles mucho en realidad y todos los días afuera en el mundo real ojalá la.vida fuera como en el convento hermana, dónde se una forma o de otra siempre estarán protegidas - sonrió de lado.
- Entiendo su punto señor, el bien mayor y que crea que nosotras no nos enfrentamos a la realidad del mundo, pero me es difícil pensar que muchas cosas sean más importantes que la alegría de su hija - no me quedé a escuchar su respuesta simplemente me fui a encerrar y rece, rece porque ella estuviera bien porque Dios riviera piedad de ella y no la tocará, hice todos los rezos y promesas posibles, no comí para que así Dios me escuchará, estaba terminando de rezar por cuarta vez todos los misterios del rosario cuando escuché unas voces.
- Me encanta que estés tan complaciente espero está no sea la única vez, nos veremos hasta que salgas de ese estúpido lugar al que te envío Germán pero una vez que te tenga en mi casa vivirás desnuda para mí hasta que me encuentre algo mejor - escuché esa asquerosa voz de mierda - contestame cuando te estoy hablando Daniela - le gritó, me levanté rápidamente y mientras me ponía los zapatos escuché el sonido de una cachetada, salí corriendo, lo más rápido que pude para encontrarme con que Daniela estaba en el suelo con la mano en su rostro sin hacer nada, corrí a su lado y mire fijamente al hombre que ni siquiera se inmutó al verme, se sacudió las manos como limpiándose en su caro pantalón y se fue no sin antes decir.
- Madura niña y aprende de una vez que aquí no eres más que una moneda de cambio y entre más rápido lo entiendas será mejor para todos - yo estaba impotente intentando que me diera la cara pero estaba como catatonica y tenía mucho miedo por ella, porque no podía ayudarla en este momento.
- La cena está lista - escuché la voz de Lucía detrás de mi.
- Necesito que me ayudes, necesito levantarla y llevarla a su habitación - le pedí ayuda.
- Lo siento pero yo solo vine a darle ese anuncio no le debo nada a ella - dijo mordaz.
- Pues no iremos así que lárgate de aquí miserable, lo que sea que haya pasado entre ustedes no justifica que te haga feliz su dolor y eso te hace más miserable a ti que a ella, más que nada en el mundo su dolor no te va a pagar lo que sea que creas que te debe - ella me miró muy horriblemente pero se fue, como pude cargue a Daniela a mi habitación, estaba más cerca, la metí a la ducha y vi con horror como su cuerpo estaba lleno de señales de que ese hombre hizo de ella lo que quiso, no me miraba, solo lloraba y lloraba.
La dejé tratando de no mirar su cuerpo pero era imposible el único lugar que no tenía marcas era su rostro, pero eso no tardaría en cambiar ya que su cara comenzaba a ponerse ligeramente morada su mejilla, le puse un pijama mío, cepille su cabello y la acosté en mi cama y me dedique a cuidarla por un rato hasta que se comenzó a quedar dormida después de tanto llanto.
- Adelante - dije cuando escuché que llamaron a la puerta, entro Lucia con los platos de la cena seguida de Germán quien al ver a su hija acostada en mi cama no dijo nada pero claramente se incómodo.
- Como ví que no bajaron decidí mandarles la cena y subir para saber cómo están - dijo como un perrito, un perrito asustado temeroso de que alguien viera lo herido que estaba.
- Creo que eso debería cuestionarlo a su hija y su prometido - destape a Daniela y le enseñe los golpes en el rostro y su cuerpo - 20,000 familias y contando valen esto, no lo olvide, quiero que salgan de acá por favor, necesito curar sus heridas son demasiadas y como puede ver esto necesita ser atendido rápido o podrá infectarse y será pero, aunque no se que pueda ser peor que esto — dije con la voz cargada de resentimiento y odio.
Lucia y Germán no dijeron nada simplemente se marcharon, ignore la comida me dedique a limpiar sus heridas y me acosté a su lado para cuidarla, no me cabía en la cabeza que esto fuera real, no podía creerlo en lo más mínimo y esa noche me enoje con Dios porque hice lo que me habían dicho que tenía que hacer para tener un maldito milagro y solo quería que no le hicieran daño y no paso, no llego el milagro pero si había un padre dispuesto a tolerar el dolor de su hija por la aceptación de 20,000 familias que no eran nada de él, estaba demasiado molesta y no entendía este maldito mundo.
Me quedé dormida tomando su mano, desperté sobresaltada al sentir como se comenzaba a mover como loca y lloraba entre sueños, me subí encima de ella, puse sus manos entre las mías y las lleve por encima de su cabeza para evitar que se hiciera daño, poco a poco logré que despertara pero en cuanto me vio se quedó impactada.
— Dime que no sabes del infierno que vivo y que tú no me limpiaste las heridas después de otro horrible día — lloro, no le contesté solo acaricié su rostro y la bese lentamente para tratar de menguar su dolor y el mío, no entendía nada pero si sabía que necesitaba sanar sus heridas como fuera.
— Hermana esto no está bien -— intento bromear pero sus ojos no dejaban de llorar.
— Existen muchas formas de conversión y me llamo Poché, ahora mismo soy Poché — la bese de nuevo.
— Poché, ¿puedo pedirte un favor? — me dijo soltándose de mi agarre para pasar sus manos lentamente por mí espalda.
— Dime — susurré perdiéndome en sus ojos.
— Sáname, has que mi piel deje de recordar el dolor y llena de amor este día para no enloquecer — me miró para después besarme y simplemente me deje llevar.Mi
Conversión
Era
Simple
Ser
Yo
Misma¿Qué tan difícil puede ser?
Continuará...
ESTÁS LEYENDO
Tal cómo soy
EspiritualPoché es una joven de 23 años que inicio su camino a ser religiosa a los 15 años de edad después de la muerte de su mamá y las constantes peleas que tenía con su padre y sus hermanos. Es hija de Juan Carlos Garzón un gran empresario hijo de una fam...