METEORITOS

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Cuando ambos chicos se separaron Aroia estaba más calmada puesto que incluso había dejado de llorar y ya respiraba con normalidad.

Ambos salieron de enfermería tomados de la mano y caminaron a la cafetería donde se encontraban los demás hablando agitados.

-Por fin estáis aquí- suspiró Rubius- Creí que alguno de vosotros era el impostor y cuando fuéramos encontraríamos algún cadáver.

Alex y Aroia rieron liberando un poco de la tensión acumulada para acto seguido ambos percatarse de que estaban tomados de la mano, por lo que se soltaron al instante.

-¿Que hay de Nia, Aroia?- preguntó Vegetta.

-La principal causa de su muerte han sido las puñaladas- respondió la chica volviendo al estado de nerviosismo e intranquilidad.

-Hemos estado debatiendo sobre los posibles culpables y hemos llegado a la conclusión de que no sabemos quiénes son- dijo Fargan que se encontraba sentado en una de las mesas del lugar.

-Pues que mal- suspiró Alex- Mierda...

-Ya sabemos que es una mala noticia pero- Willy fue detenido puesto que Alex le interrumpió.

-¡No digo eso sino aquello!- exclamó señalando una de las ventanas de la nave.

Cuando todos se giraron pudieron ver un gran asteroide acercarse lentamente a ellos y al parecer la nave se encontraba dirigiéndose velozmente hacia él.

-Mierda...- susurró Fargan para que acto seguido todos corrieran hacia la sala que tenía el arma para destruir asteroides.

La gran roca espacial se acercaba y se veía tan amenazadora que le consiguió helar la sangre incluso al impostor.

-¿A alguien se le da bien disparar?- preguntó Vegetta- lo siento pero no es mi punto fuerte.

-A mí no se me da bien- respondió Rubius al punto del colapso.

-Creo que esto es cosa mía...- suspiró Aroia para después sentarse en la silla y tomar en sus manos el arma la cual tenía una movilidad complicada- espero que esto no sea muy diferente a un videojuego.

-Si te tranquilizas pensando eso pues piensa que es un videojuego y que te han encariñado mucho con los personajes- dijo Alex mientras veía la gran roca acercarse.

(...)

Todos estaban en la sala de destruir meteoritos, incluso Willy, pero a los pocos segundos el peliblanco se dió cuenta de que esa era una oportunidad perfecta.

Vio a Jesús acercarse a la sala de navegación para tratar de redirigir la dirección de la nave y supo que nunca tendría una oportunidad como aquella.

Aún que bien es cierto que quería sobrevivir y dejando a sus compañeros actuar lo lograrían, también quería salvar a su hermana a toda costa y no podía simplemente desperdiciar esa oportunidad.

En el momento en el que Aroia se sentó en el asiento todos estaban tan pendientes de ella que nadie se percató de la ausencia de ambos chicos.

Willy llegó a navegación y vio a Jesús tocando un par de botones por lo que no se dio cuenta de su presencia hasta que se sintió observado y se dio la vuelta.

-¡Oh Willy! Que susto me has dado- rió Jesús para acto seguido volver a su cometido.

-Es que vi que estabas solo y quise pasarme por aquí- dijo Willy acercándose más a él.

-Pues me alegro, no me gustaba mucho la idea de estar solo la verdad.

-Lo siento pero no tengo mucho tiempo, en cualquier momento notarán mi ausencia- dijo para acto seguido acercarse a una pared y con su huella se abrió un compartimento que contenía un arma.

Jesús al verlo no pudo articular palabra y antes de poder siquiera gritar sintió el cuchillo clavarse en su abdomen repetidas veces por lo que calló al suelo.

Willy guardó de nuevo el arma en el compartimento para después cerrarlo y volver con los demás sin ser visto puesto que todos seguían demasiado pendientes de que Aroia destruyera el asteroide.

(...)

Aroia se sentó en el asiento y se dió cuenta de que el arma era más difícil de manejar de lo que parecía pero con algo de esfuerzo consiguió apuntar bien y presionar el botón a un lado.

La nave lanzó un láser directo al meteorito pero en lugar de calcularlo al instante cómo había dicho Forest que pasaría, se dividió en muchas partes más pequeñas pero que igualmente podrían destruir la nave fácilmente.

Todos se sorprendieron al ver que ya no era sólo uno sino que eran aproximadamente unos 20 asteroides.

Aroia volvió a apuntar a uno de los meteoritos y al disparar este si se calcinó al instante.

-¡Ahora sí, vamos Aro!- animó Rubius.

La chica volvió a apuntar al siguiente meteorito y al igual que el anterior, este se calcinó al instante en cuanto el láser fue disparado.

Todos miraban espectantes puesto que Aroia iba destruyendo uno a uno los asteroides que se acercaban cada vez más a la nave.

En algún momento falló algún disparo pero lo remediaba acertando en el siguiente intento.

Los meteoritos fueron destruidos uno por uno pero en el momento en el que tan solo quedaban unos pocos Aroia apuntó y al sentir la tensión falló el disparo.

La gran roca espacial se acercaba cada vez más y todos los presentes se preguntaban lo mismo en ese instante ¿Desde cuándo era tan grande? Al parecer la lejanía del asteroide les habían engañado y era más grande de lo que parecía de lejos.

Aroia volvió a apuntar para acto seguido disparar y destruir el meteorito que podría jurar que si hubiera tardado un segundo más los habría matado a todos.

Pasados un par de minutos de tensión que parecieron horas para todos los presentes, todos los meteoritos fueron destruidos finalmente.

La chica se levantó de la silla y al parecer estaba sudando por el nerviosismo y se acercó a Alex para abrazarle.

-Bien hecho Aro- dijo Fargan mirando a ambos abrazándose.

Rubius después de tanta tensión se acercó a Vegetta y saltó a sus brazos en un abrazo que fue devuelto por el pelinegro.

Fargan sintió el brazo de Willy rodearle los hombros por lo que entendiendo lo que este le decía ambos se abrazaron.

Todos ahí estaban ya mas relajados que antes puesto que se habían salvado por los pelos.

Lo que sólo uno de ellos sabía era que Jesús acababa de morir en la sala de navegación.

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