Capítulo 7

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El silencio invadió el lugar luego de que la gente se diera cuenta del medio rostro de un titán colosal dentro de la muralla, nadie quería creer lo que se encontraban viendo, por mi parte, solo comencé a pensar, habrían requerido que cientos de personas pudieran transformarse como Berthold, además de que decidieran dar sus vidas solo con el propósito de permanecer en ese estado de hibernación y aparente endurecimiento para siempre, no, eso no era algo que alguien en este mundo haría, no cuando lo principal parecían ser las ganas de siempre querer vivir, entonces solo podía haber una solución a ese dilema, hay un poder titán que tiene la capacidad de hacer que otros obedezcan su voluntad y mis sospechas cayeron en Eren, de otro modo esa otra versión suya no aparecería e intentaría detenerme.

-Dejen de estar estupefactos, tapen tanto como sea posible esa parte del titán, si le da la luz del sol estaremos en problemas – exclame sacando de sus pensamientos a la mayoría, todos corriendo de un lado a otro buscando algo que sirva – Hanji, tienes que calmarte, eres quien tiene el mando en este momento, ignora tus problemas, al menos de momento.

-Naruto tiene razón, todo el mundo, muévase rápido y usted pastor Nick, parece que tiene muchas cosas que explicar – ella exclamo mientras miraba al hombre con ropas de sacerdote que estaba parado detrás a unos pasos.

Hubieron muertos, gente que mis clones no alcanzaron a salvar, al menos no cuando eran solo cuatro, una vez llegaron los otros cientos dejaron de haber bajas, casi al mismo tiempo que comencé a ver los muertos me llegaron los recuerdos de todos los clones, al parecer ahora que había alguien como yo, la opinión pública estaba dividida en dos, uno, era el enviado del dios que apareció en Trost, dos, que soy el humano definitivo, aquel que sería el encargado de acabar con los titanes, ambas opiniones son erróneas, por obvias razones no soy un enviado, por el otro lado, si mi misión fuera acabar con los titanes, tendría que matar a todos los eldianos y eso no iba a pasar.

- ¿Annie ya fue enviada a su celda una vez más? – Hanji pregunto, ella, un par de miembros de la Legión, el pastor y yo estando encima de la muralla.

-Sí, también la modifique para que no pueda escaparse otra vez.

-Bien, en cuanto a que se transforme.

-Ella prácticamente se considera muerta en este punto, además voy a dejar un clon vigilándola todo el día todos los días, a menos que vaya en persona para ver si habla.

-Ya es hora de lo cuente ¿Qué hace un titán ahí? ¿Por qué hay un titán dentro de las murallas? ¿Y por qué lo mantuvieron en secreto? – Hanji comenzó a preguntar con aparente tono calmado al pastor, quien no dejaba de ver el arreglo hecho en el muralla.

-Estoy ocupado, destrozaron mi iglesia y los feligreses no se sabe donde están ¡es culpa suya! Demandaré una restitución, ahora bájenme de aquí – el hombre comenzó a decir de manera grosera, llevando los nervios de la comandante al límite.

-Como quiera – ella respondió agarrándolo del cuello de su túnica, dejándolo a nada de caer - ¿le sirve que lo baje desde aquí?

Solo vi como los demás miembros saltaron ante la acción de Hanji, quien les ordeno no acercarse, para un instante después comenzar a sermonear al hombre, resultaba obvio que se encontraba enojada, hasta el punto en que llegue a creer que en verdad soltaría al pastor luego de amenazarlo, ni siquiera yo me espere que ese idiota estuviera tan loco como para aceptar lo que sería su muerte, al final ella lo empujo hacia el pasillo en la muralla luego de sentirse frustrada.

-Cien, no, mínimo son mil – comencé a decir mientras me centraba en la presencia de todos los titanes colosales, volviendo el foco de atención – no solo es un titán Hanji, en tan solo esta muralla puedo sentir como hay miles formándola, incluso esta material, no es roca normal, si tuviera que compararla con algo diría que es como describieron la armadura del titán acorazado.

Otra oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora