Capítulo 18

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El chico podía verse parado sobre la cabeza del gran zorro, el cual detuvo su andar cuando ocho seres más se pusieron en su camino, el número de bajas que tanto rubio como zorro ya tenían sobre sus cabezas era algo pocos serían capaces de cargar y, aun así, él sonrió, le sonrió a la formación de chakra que tenía la forma de cierta sacerdotisa a la que amo y decidió sacrificar su anterior mundo por su bien, no hubieron palabras entre ellos, ni siquiera con los bijuu, ninguno de los presentes tenían algo sobre lo que hablar y él lo demostró lanzando un rasenshuriken a quemarropa.

El ataque con chakra de viento fue disipado por un escudo de chakra alrededor de la sacerdotisa, la cual miro con brillantes ojos púrpuras mientras el chakra a su alrededor más brillante si era posible, entonces los dos desaparecieron para que en el cielo comenzaran a estallar y formar figuras que pudieron ser vistas desde varios kilómetros, asustando a todos los que vieron el enfrentamiento y, sin embargo, la intervención de los bijuu no impidió que los clones que tenían el chakra de Kurama corrieran entre las piernas de los titanes colosales acercándose al continente.

-Disparen – un soldado ordeno antes de que su cabeza fuera aplastada por una garra de chakra rojo.

Los clones comenzaron a avanzar de manera lenta hasta que los disparos comenzaron a sonar, en explosiones de velocidad cada uno desapareció y uno por uno los soldados que intentaron detener su avance comenzaron a morir, al menos una parte de ellos, pues cada vez que los ojos rojos, de aquellos con el manto de chakra versión uno, o blancos, de los que tenían el manto de chakra versión dos, veían el brazalete en el brazo izquierdo de alguno de sus supuestos enemigos, los rompían y seguían con el próximo enemigo, cortando o aplastando sin pensarlo dos veces.

-Si el pasado está siendo cambiado, ¿Por qué seguir con esto, Naruto? – ella pregunto mientras desviaba con dificultad una bijuu-dama.

-Porque sí, está vez no hay una razón, solo quiero desquitarme del mundo y tal vez, hasta cierto punto, permitirle a esa niña vengarse por los últimos dos mil años.

- ¿Este siempre fuiste tú?

-No debería sorprenderte, tú misma viste todo lo que iba a hacer y te quedaste a mi lado, ¿Por qué ser la santa ahora?

-Porque esta vez no es necesario que te manches las manos de manera innecesaria, además, no te estoy juzgando, tampoco lo hice en el pasado y no planeo hacerlo ahora.

-Te lo agradezco, Shion, pero detenerme ahora no es una opción.

-Por eso te detendré hasta que nuestros yo del pasado hagan todos los cambios necesarios para que esto no sea más que un mal sueño nuestro.

Los dos sonrieron con suavidad antes de volver a pelear, la intensidad de su batalla volviéndose mayor hasta el punto en que ella no fue capaz de seguirle el ritmo por momentos, su corazón se apretó y en lugar de atacar con la intensión de deshabilitar, ella fue a matar, acto que le gano una sonrisa triste del Uzumaki, el cual entendió sus motivos, no la iba a culpar, no la iba a odiar, este era su capricho y entendía que no estaba bien, aun así, decidió ser terco y no detenerse.

En otro tiempo, en un pasado muy alejado de aquel futuro donde él se encontraba devastándolo casi todo, su versión de ese momento estaba a punto de realizar algo bastante complicado, el chakra que lo cubría no era dorado, en su lugar, el brillo plateado mostró la colaboración de todos los bijuu en su interior para realizar la locura que tenía en mente, a su lado, la sacerdotisa se encontraba brillando en aquel chakra que seguía sin comprender como funcionaba, el hecho era que también lo estaba ayudando.

-Bien, si todo sale como debería, entonces los únicos con chakra seremos Shion, los bijuu en mi interior y yo – él murmuro para sí mismo.

-Confió en ti, se que podrás hacerlo – Shion le dijo con una sonrisa haciendo que la seguridad del chico creciera.

Otra oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora