A. Mayra A. Ramírez Sánchez.
Libre como paloma revoloteaba mi corazón, después de tanto desvelo y falta de amor.
Se cansaron mis ojos de tanto llorar, de tanto anhelar.
No sé cuánto deje de quererme, no sé cuándo deje de pensarte, mi emoción simplemente desapareció.
Como un ruido sordo se derrumbaron aquellas hojas secas, en las cuales había palabras de amor que deje de pronunciarte.
Tu obsesión me cegó, tu posesión la quería,
tus palabras fuertes, las amaba.
Sencillamente me perdí, en un laberinto oscuro y siniestro, donde la luz creía que eras tú.
El daño me recapacito, la cordura regreso a mi como un milagro.
De aquellos momentos fríos, de aquellos momentos sofocantes, me libere, como una oruga convertida en una preciosa mariposa.
Dejé ir tu aroma, que estaba impregnado en mi piel, deje ir tus recuerdos,
recuerdos de aquella sonrisa retorcida, recuerdos que un día aprecie.
Te deje ir por qué dolía.
