Verdades

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-¿Has pensado donde quieres que hablemos?- pregunté - supongo que tendrás muchas preguntas que hacer y responderé a todas ellas.

-Estaré invadiendo tu privacidad, así que veo justo que elijas tu un sitio donde estés cómodo hablando de todo esto- dijo dándome la oportunidad de elegir un sitio donde me encontrase cómodo.

-Entonces, ¿te importaría que fuese en mi casa? – pregunté sabiendo que mis hijos probablemente querrían estar presentes y era o justo, aunque otro motivo era que allí podíamos hablar sin tener que ocultar nada - es el único lugar donde mi familia y yo podemos ser nosotros mismos y allí podré explicarte todo con calma.

-No tengo inconveniente- dijo- pero espero que a tus hijos no les importe.

-Creo que estarán en el instituto- dije sabiendo que esa era una opción, pero conociendo a Alice seguramente saldrían antes para estar en casa con Alsira si la había visto allí- aunque es probable que ya sepan lo que ha ocurrido y salgan antes.

- ¿Qué ya lo sepan? - preguntó confusa.

-Alguno de nuestra especie tiene dones- admití - pero hablaremos de todo esto en mi casa, por favor, sube al coche.

-Claro- dijo pensativa, casi podía imaginar los engranajes girando en su cabeza, con cientos de preguntas.

Estuvimos un buen rato en silencio, sabía que estaba dándole vueltas a todo lo que querría saber, a las implicaciones que las respuestas que le diésemos tendrían, No podía imaginarme lo que supondría enfrentarse a un mundo desconocido, lleno de mitos vivientes. Cuando me habían convertido en Londres, los vampiros eran una realidad, sabíamos de su existencia, así que supe a lo que me enfrentaba en cuanto fui mordido, no tuve que enfrentarme a una realidad desconocida, aunque si me debatí con mi existencia, queriendo terminar con mi vida de todas las formas que se me ocurrieron.

-¿Puedo hacerte una pregunta antes de llegar?- dijo cuando alcanzamos los límites del pueblo.

-Claro- respondí.

-Cuando me has invitado a salir ¿lo has hecho como un hombre interesado en una mujer o buscabas algo más? – dijo sorprendiéndome y dejándome confuso.

- ¿Algo más como qué? - pregunté.

-Mi sangre- respondió dubitativa.

-No consumo sangre humana, ni ninguno de mis hijos tampoco desde hace muchos años- respondí dispuesto a confesar mis emociones- te invité a salir porqué me atraes Alsira, como persona, como mujer, no tiene nada que ver con tu sangre.

-Bien, me alegro por las dos cosas- dijo avergonzada- tanto por vuestra dieta como por tus intenciones, porque admito que me hubiese dolido de no ser así.

-Ojalá supieses como te veo- dije entrando en el camino a tierra que llevaba a mi casa y girándome para mirarla, seguramente se asustaría si conociese la magnitud de mis sentimientos- pero no quiero asustarte con lo que siento, ahora tienes muchas preguntas y nos esperan en el salón para contestarlas.

Había sentido la presencia de mis hijos en el interior de la casa y me había hecho una idea de las posibles reacciones de cada uno, Alice quería a Alsira, Jasper apoyaría a Alice, pero estaría alerta, Emmett en el fondo era como un niño y lo había visto emocionado por conocer a Alsira, así que no creía que supusiese un problema, Edward siempre había querido que yo encontrase a mi compañera, éramos lo que habían estado juntos por más tiempo dentro de la familia, había sido mi primer hijo y aunque pudiese no gustarle me apoyaría.

El único problema que creía que podía presentarse era la actitud de Rosalie, entre nosotros era la que más se debatía con nuestra vida como vampiros, no le gustaba tener que mudarse cada poco y menos no poder establecer su propia familia, pero aún así, en el fondo, esperaba que con el tiempo se pusiese de mi parte, quería que Alsira formase parte de nuestra familia y Rose era parte de ella.

Mi amanecer eterno ( Carlisle Cullen )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora