Nuestra historia

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(Perspectiva Carlisle)

-Puedo continuar yo si quieres- se ofreció Edward.

-Como quieras hijo- dije.

Alsira se giró para mirar a Edward mientras hablaba.

-Antes de encontrarnos Carlisle estuvo casi dos siglos perfeccionando su autocontrol y dedicando sus noches a estudiar música, ciencias, medicina y encontró su vocación con la que sigue hasta día de hoy como bien sabes- dijo Edward, era extraño escucharle narrar parte de mi vida, pero prefería centrarme en Alsira y sus reacciones, esperaba que entrase en shock en cualquier momento- encontró a otros de los nuestros, pero no compartían nuestra alimentación ni valores, así que no estuvo demasiado tiempo con ellos, decidió probar suerte en el Nuevo Mundo, soñaba con hallar a otros como él.

-Debía estar muy solo- dijo Alsira en un susurro apenas audible.

-Así es, estaba muy solo, transcurrió mucho tiempo sin que encontrara a nadie, pero podía interactuar entre los confiados humanos como si fuera uno de ellos porque los monstruos se habían convertido en tema para los cuentos de hadas. Comenzó a practicar la medicina en el hospital de Chicago- dijo como si pudiese ver lo que narraba- continuaba dándole vueltas a la idea de tener un compañero y al no encontrarlo pensó en crear uno. Pero se debatía en si hacerlo o no, no quería arrebatarle la vida a nadie como se lo habían hecho a él.

Alsira me miró con compasión y entrelazó su mano con la mía, al escuchar esta historia me sentía avergonzado, podría pensar que actué desde la debilidad, desde la soledad o desde el egoísmo y yo mismo me lo cuestionaba hasta el día de hoy, pero me angustiaba no saber que pensaría ella de mis actos.

-Se encontraba debatiendo esas ideas cuando me encontró, ya no había esperanzas para mí- continuó Edward- Me habían dejado en la sala de los moribundos. Había asistido a mis padres, por lo que sabía que estaba solo en el mundo, y decidió intentarlo.

-La madre de Edward me pidió que hiciese todo lo que estuviese en mi mano para salvarlo- dije recordando a la pobre mujer- por un momento pensé que ella sabía que no era como los demás.

-Cuando me desperté tras los tres días que duró la transformación, me di cuenta de que no solo me había convertido en esto que soy ahora- continuó- sino que tenía una habilidad diferente.

-¿Un don como el de Alice?- preguntó Alsira.

-En mi caso es diferente- dijo- puedo leer los pensamientos de los demás.

-¿Eso quiere decir que puedes saber todo lo que pienso?- preguntó curiosa y con un tinte en sus mejillas.

-Sí y me disculpo por ello, pero no es algo que pueda controlar del todo- dijo Edward- normalmente es como un zumbido, un conjunto de voces en un recibidor y escucho con claridad solamente cuando no intento distanciarme.

-No tienes que disculparte conmigo por eso- dijo Alsira- pero te agradezco por contármelo, trataré de mantener algunos pensamientos alejados cuando estés cerca para no morirme de vergüenza.

Nos reímos ante su comentario, en nuestra familia sabíamos que los pensamientos eran algo que no se mantenía en secreto con Edward cerca, pero nos habíamos acostumbrado.

-La siguiente en unirse a nuestra familia fue Rose- dije mirándola para pedirle su consentimiento.

-No me gusta hablar de ello- dijo Rose tensa- basta con saber que me encontró a punto de morir en un callejón, pensó que merecía otra oportunidad, una vida nueva por esa que me arrebataron y me convirtió. Me vengué de los que me habían hecho daño y tras un tiempo encontré a Emmett.

Mi amanecer eterno ( Carlisle Cullen )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora