~ ¿La Aldea de la vida? ~

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Unas cálidas manos recorrieron la tersa piel masculina que con el solo sentir el delicado tacto de las yemas de sus dedos, se erizaba.

Boca abajo, su trayecto se condujo desde su moldeada espalda hasta su zona lumbar, subiendo de nuevo hasta detenerse en sus hombros, apretando suavemente cada uno de ellos en forma de masaje.

Su respiración se calmó al sucumbir ante el dominio de sus caricias que le generaban afrodisíacas sensaciones imposibles de descifrar en su interior.

-- ¿Quieres que prosiga?--

Su voz, en una eterna melodía, se manifestó en la esquina de sus oídos, abriendo con lentitud sus ojos por la sensación.

Aquellas manos aparecieron en su campo de visión, acariciándole las mejillas hasta devolverse a su espalda, bajando por su cuello y detenerse en su clavícula, sintiendo asimismo la presión de su cuerpo cuando se agachaba al susurrarle:

-- Te quiero... --

Un escalofrío no pasó desapercibido. Suspiró exhalando profundo, y luego volteó su cuerpo en dirección a esa compañía que acto seguido ubicó sus brazos a ambos costados de su torso, atrapándolo en una ligera posición seductora.

Una sonrisita se manifestó al mirarlo a los ojos, optando por rozar suavemente su barbilla al posicionar su pulgar en ella.

-- Seguimos siendo los mejores amigos después de esto ¿No? --

Él la observó fijamente, ladeando un poco la cabeza mientras perceptia una tensión sexual que no entendía muy bien. No sabía quién era, o quién se atrevía a seducirlo de esa manera, pero aquellas manos se daban a la tarea de excitarlo.

-- Imaginarme una vida sin ti... Nunca me lo perdonaría --

-- ¿Quién eres...?--

Susurró tan bajo, que no pudo evitar perderse en aquellos ojos que se entretenían al ver su carita interrogativa.

-- Soy tu heroína --

Se rió con ternura al unir su mejilla con su hombro en alto, logrando que él surcara una leve curvatura en sus labios. Detectó vagamente unas trenzas encima de su cabello haciendo juego con su flequillo que levemente se interponía entre sus ojos.

-- ¿Tenten? --

Susurró un poco extrañado mientras el cuerpo femenino se recostaba encima del suyo con una sonrisita ladina.

-- ¿Podemos hacer una promesa? --

-- ¿Cuál?--

-- ¿Seguiremos siendo amigos aun así sientas algo diferente por mí?--

-- Yo no... --

Calló cuando su dedo índice se interpuso entre sus labios.

-- No sigas mintiendo --

Efecto colateral  [Nejiten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora