Efecto colateral [Nejiten]

~ Realidad ~

Una venda en sus ojos imposibilitaba ver la grata coloración de la vida, su respiración lenta, y el líquido sobresaliendo de sus labios frenaban el buen funcionamiento de su proceso respiratorio.

Su boca se llenaba de una sustancia espesa que colaba por sus labios cuando deseaba tomar una bocanada de aire y llenar sus pulmones. Fuertes pálpitos de su corazón en forma de advertencia le indicaban que su cuerpo estaba fallando ante la hipoxia.

La desesperación lo obligaba a gritar y pedir ayuda, pero no hacía otra cosa que escupir más y más sustancia coagulante, obligándole a girarse y regurgitar una gran cantidad de sangre.

Se postró, quedó inmóvil en ese lugar recordando aquella vez que le ocurrió lo mismo cuando le sellaron la marca de maldición. Era apenas solo un niño y fue la cosa más dolorosa que jamás había experimentado a tan corta edad.

La diferencia entre ambas ocasiones, es que no vomitaba sangre, sus brazos sí respondían ante el movimiento y su respiración no estaba mal.

El sentimiento de asfixia se apoderó de él, cerrando lentamente los ojos.

Te quiero...

Neji...

Los ecos sonoros lo obligaban naturalmente a abrir los ojos, detallando la mirada de una mujer sentada al frente suyo, brotando varias lágrimas densas de sus llorosos ojos envueltos de dolor.

Él abrió la boca y más sangre salió de su cavidad bucal. Un intento inútil, desesperado y tembloroso de su mano derecha se extendió hacia ella en búsqueda de ayuda.

Tenten...

-- Eres un ingrato... -- Espetó con repudio negando con la cabeza, y a su misma vez cerrando los ojos, escapándosele varias lágrimas que demostraba su completa frustración y enojo, aún más cuando apretaba sus puños.

-- No mereces vivir... --

Se levantó junto con uno de sus pergaminos y así invocó un arco y flecha, apuntándolo fríamente con la mismísima ironía de sus lágrimas descendiendo por sus mejillas, y tras una conformada posición de ataque, disparó.

◇
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Despertó de golpe con mucha agitación, tocando cada parte de su pecho con sus manos y al mismo instante, regulando su respiración cuando tosía con un mal sabor de boca.

Degustaba su boca sintiendo las náuseas rebosar en el borde de su paladares gustativos. Suspiró fuertemente al encontrarse con la realidad que fue otro maldito sueño.

Su mano apretaba fuertemente su pecho, agachó la mirada y sus cabellos largos cubrieron su rostro.

Aprisionó su entre cejo con su dedo, maldiciendo por novena vez, este trastorno del sueño que no lo dejaba en paz.

Ya no conocía si se debía a un trastorno post- traumático pero lo estaba volviendo loco. Tocó su frente al trasladar sus cabellos hacia atrás por el calor que inundaba su cuerpo y recordó de inmediato la maldita marca.

Su vida se estaba convirtiendo en una pesadilla y solo tenía 20 años se edad.

La puerta de su habitación se abrió asustándolo por completo, dejando ver a su prima mayor que amplió sus ojos al notar su impresión, además, de su vigilia a tal altas horas de la noche.