•𝓟𝓻𝓸́𝓵𝓸𝓰𝓸•

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—Buenos días joven Kim —  Es lo que oigo todas las mañanas al salir de mi casa y en el camino que emprendo todos los días, como me hes de costumbre devuelvo el saludo junto con mi sonrisa cuadrada, una característica muy notoria de mi.

—Lo siento — Fue lo que logré escuchar luego de que una joven muy hermosa se topará conmigo.

 Una cinta mantenía amarrado su cabello color negro, sus ojos eran de color miel, traía puesto un vestido de una sola pieza beis, un poco fuera de moda, pero aún así se veía espléndida. Abrazaba unos cuantos libros, pude notar que uno de estos era de francés , tal vez lo estaba aprendiendo.

—Descuide señorita, el error fue mio, hoy en día voy caminando un poco despistado — Solté con una voz suave a lo que la chica negó con la cabeza.

— Fue mi culpa, señor por favor perdóneme — Dijo un poco asustada. Lucía como una persona frágil y muy delicada, quizás sea de la clase alta, supongo.


''¿Me acaba de llamar señor?''


—No se preocupe puede seguir su camino — Sonreí y ella solo asintió para luego marcharse cabizbaja.




Ya cuando llegue a mi destino, o mejor dicho el destino de casi todos los días, hice lo que más me gusta y es parte de mi trabajo, tocar el violín.

He tocado para varias familias ricas, ya sea para sus fiestas o celebraciones, me han escogido varias veces cuando escuchan la manera suave en la que rasgo aquel instrumento. A pesar de todo me pagan a un precio justo, o eso es lo que creo.

Digamos que no soy un chico de la clase alta ni tampoco de la clase baja, yo me encuentro ubicado en el medio. Vivo con mi madre, anteriormente con mis dos hermanos pero ellos decidieron irse en busca del 'sueño americano' .

Mi madre me tuvo a sus veinte, dejándome así ser el menor ya que a mi hermano mayor lo tuvo a sus quince años y a mi hermana a sus dieciocho.

Mis padres se conocieron unos cuantos años después de la guerra, y  a pesar de todos sus obstáculos no dejaron de amarse, mi padre amo a mi madre hasta el día en que murió y mi madre no lo dejara de amar. Aún recuerdo ese día, estaba lloviendo y yo lo esperaba en mi ventana, él había regresado de Francia, pero lo atracaron y más que atracarlo atentaron contra su vida. Mi madre, mis hermanos y yo lamentamos mucho su pérdida, no fue fácil superarla. Yo siempre lo llevaré en mi memoria, él fue el que me enseñó a tocar el violín e incluso aunque me han hecho muchas ofertas de comprar otro, yo las rechazo ya que el violín que toco todos los días fue un regalo de aquel que amo y me amó, pero ya no está para demostrarlo, y se que si estuviera vivo, él estaría muy orgulloso de mi. 

Al rasgar esas cuerdas me libero, y se que si estoy de mal humor este lo quitara, además es una forma de recordarlo, una vez que lo hago si tuve un mal día ya no significa nada para mi, simplemente me hace encontrar un poco de paz .

Me han enseñado que lo que hace a una persona feliz es el amor y el hacer lo que le gusta.




Una vez que terminé de tocar en la plaza —Y como siempre gané un poco de dinero— me dirigí al campo, quería relajarme un rato, disfrutar de la brisa y el dulce aroma que brindan las flores.

Al llegar ahí observe una casa abandonada, no estaba completamente en ruinas pero eso no quitaba el hecho de que esta no estaba en condiciones de ser habitada. Me acerqué hacia esta y vi una sombra, me asusté un poco pero una parte de mi quiso seguirla.

Miré unas escaleras, las cuales hace unos segundos habían sonado con un poco de rechine de su parte. Sin duda alguna había alguien en esa casa, y yo no me iría hasta descubrir quién era. Subí las ruidosas y viejas escaleras, tratando de que si en algún momento me llegara a atorar debido a que esta se rompiera podría librarme rápidamente.

Escuche un jarrón quebrándose a lo que me adentre más, noté que había varios cuartos en el piso de arriba, entre en varios pero no pude encontrar al causante de esos misteriosos ruidos. Ya sin esperanza alguna de encontrarlo entre al último.

—¿Qué es esto?   Susurré a mis adentros cuando vi que ese cuarto estaba intacto, era como si lo hubiesen remodelado o que se hubiese deteriorado todo menos este.

Entré cuidadosamente, de repente sentí que había pisado una cosa extraña, al darme cuenta era parte del jarrón que se quebró, así que decidí limpiarlo posandome en cuclillas cuidando de no lastimar o cortar las palmas de mis manos.

—N-no lo hagas, te puedes... Tapó su boca, miré hacia mis costados encontrándome con la voz que me había hablado.

—Señorita. ¿Que hace aquí? — Pregunté  mientras me levantaba despacio

—Y-yo solo vine a... espere un momento  Hizo una pausa para salir de su escondite — ¿Me estaba siguiendo?.

—No, como crees, ¿porque he de tener yo que seguirla a usted? Coloqué una mano en mi pecho con un poco de indignación, pero más que indignación tenía intriga.

—Es cierto... quiero disculparme por — Sacudió un poco su vestido.

—Usted no ha hecho nada malo, descuide —Interrumpí, ella solo me miró fijamente a los ojos.

—Aún así, no debí haberlo molestado esta mañana —Chasque mi lengua.

—Usted no me molesto... — Susurré audible .

—Igual, mis principios no me permiten pasar desapercibido un hecho que yo he provocado Se acercó al estante para dejar el libro que traía en sus manos, el cual supuse que lo estaba leyendo antes de que yo llegara.

—Esta bien Sobe un poco mi nuca —Veo que le gusta leer — Volteó a verme.

—Si un poco — Respondió desconfiada —¿Y a usted señor...?.

—No soy tan viejo —Solté.

—Oh, pensaba que usted era mucho mayor que yo — Anteriormente haciendo un gesto de asombro.

—Muchas personas también a pensado así Solté restando importancia a su formalidad, coloqué mis manos en mis bolsillos delanteros —Y respondiendo a su pregunta. Si, me gusta leer.

— Oh, que bien — 

— Disculpe mi atrevimiento pero, ¿cuál es su?

—T/N Hart. ¿Y usted? — Saqué una de mis manos de mis bolsillos y la estire para estrecharla.

—Kim, Kim Taehyung Correspondió el saludo con una sonrisa, impulsandome así a sonreír.



Y ahí fue donde comenzó todo...

❝ 𝒯𝒽ℯ ℳℯ𝓁ℴ𝒹𝓎 𝒪𝒻 𝒪𝓊𝓇 ℒℴ𝓋ℯ ❞  Kɪᴍ ᴛᴀᴇʜʏᴜɴɢ & ʏᴏᴜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora