•Capítulo 11

264 51 17
                                    

El sol se ocultó completamente y tras ver sus últimos rastros y sintiendo el cambio de temperatura, Midoriya se recriminó internamente por no haber llevado algo abrigado para ponerse más tarde y haberse de confiado en las predicciones meteorológicas de su teléfono. Como última instancia nunca estaba de más actualizar la página una tercera vez antes de salir de los dormitorios. Pero no lo hizo y confió en la predicción de la aplicación que mostraba una de esas raras tardes bien templadas de invierno. Y con eso mismo en el fondo de su mente había surgido la idea de comer un helado.

Lo mejor sería caminar rápido hacia los dormitorios para llegar lo antes posible. No tenía la intención de arruinarse el recuerdo luego de una tarde como esa solo por un posible resfriado al día siguiente. Además de que no podría permitirse por nada del mundo faltar a ninguna clase, estaban a una semana de las finales.

Frotó sus manos sobre sus brazos unos instantes para generar calor y sacudió su cabeza determinado para luego levantarse. Viendo que el bicolor ya había terminado de comer, le ofreció su mano extendida para levantarse.

"Ya deberíamos ir regresando a los dormitorios, se acerca el toque de queda." Comentó Midoriya.

Todoroki sostuvo su mano extendida sin un segundo pensamiento y se levantó sin mayor esfuerzo. Midoriya lo miró aturdido. Había considerado retraer el gesto pensando que realmente no tenía sentido, ya que no necesitaba su ayuda para algo tan simple cuando sus pies estaban a escasos centímetros del suelo y era ridículo el solo hecho de considerarlo, pero el gesto había salido casi instintivamente en él. Afortunadamente el de lentes no tuvo ninguna queja. 

Midoriya estuvo a punto de soltarlo para iniciar la caminata, pero un suave cosquilleo en la parte posterior de la nariz lo detuvo y antes de que lo estuviera pensando se encontró estornudando cubriéndose pobremente con su antebrazo libre. Aturdido y habiendo cerrado los ojos por reflejo, parpadeó recuperando sus sentidos y notó la mirada preocupada del más joven sobre él.

"¿Tienes frío?" preguntó, aunque pareció más una afirmación por parte de este, mientras ahora le tocaba la mano con la suya izquierda.

El contacto fue cálido y prolongado bajo los largos de dedos del bicolor. Midoriya prácticamente podía ver los engranajes en la cabeza del otro tratando de verificar si su temperatura estaba bien, bajando y regulando la suya propia, para sentir bien su mano. Sus dedos estaban helados, eso era un hecho, pero nada mortificante considerando el clima y su futura partida hacia los dormitorios, así que trató de excusarse.

"No es para tanto, no tardaremos en-" Se detuvo observando atónito como Todoroki lo soltaba y se quitaba decidido su bufanda.

"No quiero que te enfermes por salir conmigo." Se explicó. Pasó los brazos tras su cabeza con la prenda en mano y Midoriya lo miró sin palabras, forzándose a no buscar otro sentido dentro de la oración y se recordó de algo importante.

"P-pero es la que te regalo tu madre."

Todoroki le había contado que su madre a veces tejía en su tiempo libre y que lo había estado haciendo durante los últimos años para entretenerse o distraerse cuando tenía malos momentos de recaída. Tejía desde algunos coloridos gorros para sus hermanos, hasta alguna manta o mantel decorativo para su propia pieza en el hospital. El bicolor no había estado familiarizado con este pasatiempo y después de los meses que llevaba visitándola, se sorprendió cuando esta le obsequió una bufanda hecha con sus propias manos.

La bufanda en si estaba bastante bien hecha y no dejaba en duda los años de práctica y experiencia detrás de ella. La tela era bastante compacta en un profundo azul que le recordaba a su traje de héroe, pero mucho más opaco y apagado. De cerca se podían notar detalles como el fino bordado de pequeños copos de nieve y remolinos color cenizo y a los extremos de su larga extensión mantenía un desordenado flequillo. Simplemente encantador. Recordaba que desde hace dos semanas atrás —que fue cuando se la regalo su madre para la llegada del invierno— Todoroki se la ponía casi a diario cuando salía de los dormitorios por nada más que el simple placer de hacerlo, puesto que la temperatura realmente no le afectaba. 

Descifrando tu Mirada | TododekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora