● Siete | No estamos de luto

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1977Septiembre

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1977
Septiembre


—¿Deberíamos despertalos?

—Parecen muy cómodos.

—Llegaremos tarde a clase, lo mejor será...

—¡Espera Peter! Tomaré una foto.

—Buena idea Cornamenta, la enseñarás en su boda.

—Canuto, no sabes si se casarán.

—No me arruines mis ilusiones Colagusano.

Rainey escuchaba aquellas voces lejanas, estaba confundida. Estuvo un par de minutos intentando abrir los ojos, ya que las pestañas le pesaban mucho y se encontraba muy cómoda. Cuando por fin lo logra se encuentra con el rostro de uno de sus mejores amigos a muy pocos centímetros que el suyo. Aquello hizo que abrieron por completo sus ojos de inmediato.

Se sonrojó de inmediato al ver lo atractivo que le parecía, con sus cicatrices y todo. La respiración tranquila de él le daba directamente en su rostro, el cual se tornó más rojizo al darse cuenta en qué posición estaban.

Remus la tenía envuelta en sus brazos con ligereza, sus piernas estaba entrelazadas. Intento levantarse pero Lupin la atrajo más hacia él.

—Lunático está cumpliendo su sueño —escuchó la voz de James y giró su vista de inmediato, se encontró con los tres merodeadores restantes mirándolos fijamente.

—Un poco de ayuda aquí —pidió, observando a los tres con el ceño fruncido. Por más cómoda que se encontrara, esos tres lo habían convertido en una situación incómoda.

Sirius soltó un suspiro y se acercó a Remus, con un movimiento de varita hizo aparecer una mini nube encima de su rostro, de esta empezó a caer lluvia, haciendo que Lupin se alertara y levantara de inmediato. La pequeña nube se esfumó.

—¡Que te pasa!

—Vaya, tienes que enseñarme a hacer eso Canuto.

—¿A qué es genial? Tu padre me lo enseño de hecho.

—¿Enserio? Necesito saber como...

—¡Hola! —exclamó Remus con ironía y todo el rostro mojado.

—Oh, hola Lunático —saludo Sirius como si nada.

Rainey dejó detrás la cama de su amigo y fue a coger una pequeña toalla que reposaba en la silla de uno de los escritorios y se la extendió a Remus con una media sonrisa, este la recibió y le devolvió el gesto.

THE NIGHT WE MET, Remus Lupin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora