Espasmos de una sola noche

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-¿Celoso? ¿Yo?...¿De esa criatura? -Kenma estaba un poco molesto por tal acusación. Sus ojos se entrecerraban cada vez más, y su afinada mirada prestaba detenida atención al rostro de su interlocutor- ¿Bromeas?

-¿Eh? Creo que no dije algo tan raro -"Parece que ha vuelto el Kenma agresivo", pensó mientras se reía por lo bajo. ¿Con qué debería molestarlo ahora? Era la primera vez que ambos estaban medianamente ebrios y juntos. Antes de poder pensar el siguiente movimiento, el pequeño felino se acercó a él sigilosamente, haciendo que el moreno se trague su propia saliva. ¿Qué estaba planeando?

-Me hubiese puesto celoso si se trataba de esa chica con la que saliste el cuatrimestre anterior, parecía buena -se sinceró y elevó la mirada para cruzarla con la de él. En rostro enrojecido de Kuroo era irretractable-

-Podrías haber aprendido su nombre en esos meses...-dijo divertido, pero su compañero no le siguió la broma en lo absoluto- es la primera vez que mencionas aquello -se rascó el cabello, nervioso, y evitó su mirada. Kenma le sostuvo mentón y volvió a atraerlo a él-

-Tengo calor -setenció- esta conversación me puso de mal humor -frunció el ceño y agarró el cuello de la camiseta que llevaba Kuroo en ese momento- ¡Tengo calor! -volvió a decir, reclamándole que haga algo al respecto. El alcohol estaba haciendo su trabajo, pero lo cierto es que ninguno de los dos había lidiado con esto antes.

-P-puedes bañarte y...-mientras le intentaba encontrar una solución al asunto, se sentó en la cabecera de su futón, apoyando la espalda contra la pared. Kenma, a la misma velocidad que él, se le sentó a horcajadas, fijando ambas rodillas a cada lado de la cadera del azabache.- ¿Qué haces? Todo esto es porque estás ebrio, debería levantarte y acostarte -Pasó la mano alrededor de la cintura de su amigo, dispuesto a levantarlo, pero para entonces Kenma ya había presionado ambos cuerpos y arrastrado a Kuroo a soltar un gemido- No lo hagas difícil. Si me vas a corresponder, quiero que sea sobrio. Y si vamos a hacer algo, necesito un consentimiento sincero de ello. -Kenma parecía no escucharlo mucho, estaba concentrado en buscar su boca con la suya, pero era evadido intencionalmente- No sé cuánto más podré resistirme -gruñó. Tras unos segundos, dejó de esquivar los labios de Kenma y empezó a corresponder cada uno de sus besos. Se separaron a recibir una bocanada de aire, luego juntaron ambas frentes para sentirse más cerca, y al instante, el menor volvió a rodear con sus brazos el cuello de Kuroo y se apropió de su boca.
En cuando tuvo la oportunidad, fue Kuroo quien invirtió ambos cuerpos, rodeó con una cobija el cuerpo de Kenma y se encargó de aprisionarlo con su propio peso para impedirle que vuelva a salir y repetir aquellas escenas. Él se moría de ganas, sí, pero no quería que fuese en ese estado. Al final fue quien terminó siendo molestado.

Al día siguiente, Kenma abrió lentamente los ojos y se sintió realmente cómodo en el lugar en el que estaba. Sintió un perfume que conocía bien, pero el placer duró poco, porque una puntada en la cabeza lo hizo rememorar diversas imágenes de lo que había pasado horas antes. Sus ojos se abrieron cual gato asustado y su piel se erizó. Sentía el calor de la piel desnuda de Kuroo emparejándose con la suya, y esto le hizo pensar si había algo que no recordaba de la noche anterior, pero enseguida vino a su mente una escena donde él se quejaba del calor y la solución del mayor fue retirar las remeras de ambos. Intentó deshacerse de los brazos que lo rodeaban y huir sigilosamente por donde vino, para desaparecer así de la faz de la tierra japonesa en cuanto cruce la puerta, subirse a un barco, y llegar a Norteamérica ; sus planes fueron obstruidos por una mano agarrando su muñeca al momento de su huida. Nuevamente se le pusieron los pelos de punta.

-¿A dónde crees que vas? -le preguntó el otro recién levantado, mientras se tapaba la  boca en medio de un bostezo- no más juegos -dijo seriamente- podrá ser divertido para ti, pero yo realmente estoy involucrando mis sentimientos en esto.

-Yo...no sé que decir -su celular empezó a sonar en el momento indicado, y pudo salvarlo de la incomoda situación- ¡Shoyo! -contestó animado. El rostro de Kuroo se transformó de inmediato, quería no tener rencor hacia el enano, pero él no estaba contribuyendo- ¿Un nuevo juego, dices? -Siguió hablando Kenma. El azabache le secuestró el celular y fue quien habló a través de la llamada-

-Chibi-chan -dijo amablemente- entiendo sus entusiasmos, pero necesito a Kenma concentrado en este momento. Te llamará luego, bye bye -le colgó sin esperar más respuestas que un "ok" y devolvió el aparato a su dueño. Kenma le frunció el ceño en señal de fastidio, y Kuroo intentaba no caer nuevamente ante semejante adorabilidad.- Quiero una respuesta, si es un no, no juegues conmigo.

-Sabes que no jugaría con algo como esto, simplemente no sé -fue bajando la voz con cada palabra, hasta mantenerse cabizbajo, mirando sus propios pies-

-Sí, lo sé. ¿Qué me hará falta para que me des una oportunidad? ¿Es por qué somos hombres? -Kenma elevó sus hombros en forma de respuesta, pero luego negó con la cabeza-

-Es qué... te vas a aburrir de mí -dijo finalmente, resignado-

Mírame como a él (Kuroo x Kenma; kuroken)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora