¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ritrova o también conocida como la nación del viento, era un emblemático he importante lugar de nuestro continente. Teniendo con nosotros el puerto a todas las Naciones hermanas y contaba con los mejores diplomáticos de paz.
Papá y mamá habían muerto en batalla cuando yo apenas había nacido. Pero eso no significa un mal inicio de mi vida, pues el hijo de la mano derecha de mi padre se quedó cuidando de mi hasta que tuve la edad suficiente de ser la gobernadora de Ritrova.
—¿Qué les parece una fiesta por nuestra alianza con el abismo? —comentó uno de los del Comité.
—¿Y dejar que la nación Nachlazeni quiera romper nuestros lazos solo porque somos aliados de su peor enemigo? —Salto a la defensiva otro sujeto.
Mire por la ventana que daba vista al jardín principal. La época de nuestra flor representativa se acercaba y no faltaba los otros mandos que querían celebrar por estos dieciocho años de paz.
—¿Tiene algo en mente, Reina __? —Gire mi cabeza; todas las miradas en aquella mesa se posaron contra mi. Esto no nos llevaría a ningún lado.
—Se hará la fiesta pero con el nombre de la celebración de la nación, no sobre las alianzas. —Me pare de mi silla y salí arrastrando el vestido y la túnica que me cubría encima.
Pase por todos los pasillos hasta pisar el invernadero. Cruce el puente de madera y ví a Venti sentado debajo del sauce llorón con los brazos cruzados y la cabeza agachada.
Sin hacer algún ruido, me saque las zapatillas y camine de puntillas para llegar a el.
—Ni lo intentes —Salte en mi sitio por su repentina voz.
—Acabo de salir de una Junta, lo único que quiero es asustar a mi protector mientras me cuenta historias —Hice un puchero
Negó con su cabeza con su típica risilla de niño. A veces creía que Venti poseía el cuerpo de alguien mayor pero con el alma de un pequeño.
Me recosté a su lado, apoyando mi cabeza en su hombro mientras él entrelazada nuestras manos. Su respiración era suave, como aquellas veces que esperaba en mi habitación hasta que conciliara el sueño.
—¿Pudieron hablar sobre ese extraño mundo? —Mi cabeza dio vueltas, como había podido olvidar algo tan importante —Las otras Naciones querrán saber más.
—Estoy harta de todo —Jale mi voz en modo de queja —¿Y si escapamos al pueblo vecino? Sería una linda esposa contigo.
Su dedo fue directo a mi frente con un mini golpecito en ella —Estas destinada a grandes cosas ___, no dejes que nadie te lo arrebate.
