» Tres

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La familia real tenía un don, entregado por los mismos dioses: manejaban el frío, hielo y nieve a su gusto y disgusto. Este poder era desarrollado en los primeros meses de vida, un bebé era capaz de congelar narices, enfriar una habitación o provocar una ventisca en un área cerrada. A lo largo de los años el conocimiento sobre estos dones ha mejorado al grado de proveer maximizaciones en su uso. El príncipe TaeHyung, heredero de Glacier recibía una lección diaria sobre "El uso correcto de los poderes dentro y fuera del reino". La primera enseñanza, la cual era repetida cada día desde que sus lecciones iniciaron, era: "Entre menos calor, más fuerza". 

      — ¿Por qué tengo que hacer esto todos los días, NamJoon? —cuestiona TaeHyung caminando de lado a lado, lanzando desde la punta de sus dedos una ligera brisa de aire frío.

      El joven NamJoon, destacado estudiante y explorador que ha conseguido el conocimiento más puro y el reconocimiento de todo el reino, y reinos allegados, analiza con cuidado aquella brisa invisible, la cual solo ubica por la forma en la que las frutas de la mesa se mueven, envolviéndose en hielo casi de inmediato. Se detiene un segundo, mirando con atención al alimento en la mesa y pensando, para después dirigir sus orbes blancos al chico que tiene un rostro aburrido.

      — Congelar frutas es de lo más sencillo que tiene que manejar a la perfección —sentencia el maestro—. Agradezca que no le pido que haga una ventisca capaz de atravesar La Franja.

      Lo que más odiaba TaeHyung de las clases de poderes eran las tácticas de guerra y las distintas cosas con las que, pensaban, podrían derrotar a los demás reinos si un desacuerdo llegara a romper los tratados de paz. NamJoon y su padre, además de una gran cantidad de ancianos viejos, estaban seguros que podrían vencer a los demás pueblos sin problema alguno; decían que ciertos poderes no tenían comparación alguna, que el hielo era superior. TaeHyung pensaba totalmente lo contrario... Y no por dudar de sus propias capacidades, no negaba el poder del frío que podría matarte en menos de un minuto si era suficientemente alto, no dudaba del pesor del hielo y la profundidad de una capa de nieve... Dudaba de los demás reinos... De sus capacidades... Después de todo, nadie había dado un paso fuera desde los últimos doscientos años, nadie se ha dignado a conocer al enemigo.

      ¿Por qué?

      Porque todos saben que hasta el hielo más duro puede deshacerse si le cae una piedra gigante encima, porque la nieve puede levantarse con una pala; porque el frío se acaba con el calor.

     — NamJoon, ¿puedo preguntarte algo?

     — Seguro, pero soy su maestro. Puede preguntarme lo que desee, su alteza.

      — Odio que me digan alteza.

      — Príncipe sonará mejor, entonces —le resta importancia, hojeando un libro.

      — Eres insoportable —se queja TaeHyung, caminando hasta un asiento—. Perdone. Es usted insoportable.

      Desde la cuna, TaeHyung fue tratado como el diamante en bruto más preciado de todo el reino. Su nacimiento, un difícil parto que amenazaba con terminar la descendencia de la familia real, fue decisivo para el Reino Glacier. Sin embargo, nació un bebé de piel reluciente y temperatura fría, con ojos claros que reflejaban el cielo azul arriba de todos. Se hizo una celebración por semanas, un festival exclusivamente para el príncipe más hermoso de todos los tiempos, se le dieron regalos, pinturas, adornos y esculturas a mano hechas por las manos obreras del reino. El "Príncipe TaeHyung", "Alteza", el "Heredero", como siempre se refirieron a él... Es por eso que se veía tan mal hablarle por su nombre... Sin importar cuán cercano fueses al príncipe, él no sería TaeHyung para ti... Jamás.

Sangre Fría » kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora