TaeHyung rueda los ojos en cuanto JungKook juguetea en la orilla de la Franja, haciendo como si pasa su pie, pero regresando a su territorio con una mueca graciosa. Ante esta expresión ya algo característica en las últimas noches, el príncipe flamme suelta una carcajada ligeramente sonora que alerta al helado peliblanco.
— ¡Por la Luna! —exclama TaeHyung, haciendo puños sus manos con delicadeza—. Guarda silencio o nos van a descubrir.
— Es media noche, ¡ni siquiera Choi San está aquí!
— Y si lo vuelves a ver, no le vayas a decir nada, ¿entiendes?
— ¿Por qué? —JungKook mira hacia atrás unas cuantas veces, asegurándose de no estar siendo vigilado—. ¿No habías dicho que era una excelencia leal?
— No es por eso. —TaeHyung rueda los ojos, tumbándose en el suelo—. Si se entera, va a reclamarme por no haberle dicho.
No hace más de diez minutos que están ahí, en espera del punto más alto de la luna llena. Según TaeHyung, cuando la luna está en su punto más alto, el frío de la noche llega a ser tal que brinda una comodidad sobre extrema a los habitantes. Mas, la espera a ese culminante acto lunar es para que el hielo de la pista de patinaje soportara, al menos por unos pocos segundos, cálido príncipe Jeon JungKook. Después de una serie de movimientos a escondidas por todo el castillo, y los mercaderes, Choi San logró conseguir un par de zapatos con navajas para estilizar aquel desplazamiento sobre el lago congelado, aunque no tuvo idea que su amado amigo príncipe los usaría a escondidas. La malasuefte fue que a Jeon JungKook quien es un poco más grande que TaeHyung, no le quedaron; ni siquiera después de unas cuantas estiradas.
— ¿Estás seguro que esto es buena idea?
— No pensé que usted, príncipe de fuego, tenga tanto miedo a un poco de frío.
— ¿Miedo? —cuestiona gracioso el pelinegro—. Miedo deberías tener tú, porque voy a romper el hielo.
— Solo pasa, te apuesto que es bastante resistente.
— Esa también fue una frase para ligar, ¿lo sabes?
— ¿Qué?
Antes de responder, JungKook se aleja unos centímetros de TaeHyung de forma lateral. El peliblanco, quien mantiene sus hombros descubiertos por el simple hecho de sentir su temperatura fluctuar, observa finamente al pelinegro, quien se prepara un poco. Se lo ve nervioso, y no solo por la forma en la que observa la nieve y regresa la vista a su terreno rojizo agrietado, sino por la forma en la que su respiración se detiene de poco en poco y, finalmente, suspira con pesadez. Entonces JungKook salta de nuevo.
Es la segunda vez que sucede, sin embargo, TaeHyung se siente aún más exaltado que la primera. En serio no lo puede creer, no puede siquiera entender cómo es que están haciendo eso tan a la ligera. El enemigo está, no solo en su territorio, sino que incitado por él mismo. Kim TaeHyung se suda estupefacto, con una expresión seria y sus cejas gruesas y negras hundidas; ve con recelo al chico que no quita los ojos de la nieve, donde sus pies enzapatados se mantienen.
De pronto piensa que no es una buena idea, de hecho, TaeHyung comienza a cuestionarse la cordura en su cabeza. ¿Por qué tiene a un die flamme en su lado? ¿Por qué permite que alguien tan —supuestamente— agresivo pise su patria? ¿Qué ha hecho Jeon JungKook para merecer estar de ese lado? Es más, ¿por qué no siente dolor al ver esa nieve deshacerse lentamente?
— Esto es hermoso. —Escucha de pronto—. Desearía que mi pueblo pudiera ver y sentir esto.
Hay más en JungKook que un simple creador de calor, que un joven supuestamente agresivo. Es el brillo en sus ojos, la sonrisa que tiene, la forma en la que su voz logra transmitir una sinceridad tal que te mantiene atento a sus acciones. El príncipe Jeon JungKook, un joven próximo a soberano, de cabellos rojizos y negros, de ojos llamativos y ropas negras, es alguien que no tiene maldad en su voz, alguien en quien puedes confiar. Tal vez, para TaeHyung, es por eso que se siente tan tranquilo con él de pie en su lado de territorio, porque pensar en Jeon JungKook usando sus poderes y sus palabras para amedrentar a su pueblo, conquistarlo o engañarlo, es simplemente una aberración. Kook es, simplemente, un ser puritano y lleno de energía, como el Sol, pero tan hermoso y agradable como la misma nieve.
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Sangre Fría » kookv
FanfictionEn una parte remota del mundo, desconocida por el resto de la raza humana, la población se divide en reinos que se caracterizan por poseer un poder específico. Es ahí donde dos príncipes, completamente diferentes al otro, se encuentran luchando cont...