» Cuatro

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Park Jimin, un joven de tez clara, labios rojizos y ojos azules profundos; un príncipe ejemplar para cada uno de los reinos. A sus 21 años tiene capacidad de habla, de desenvolvimiento y presencia. El joven heredero de Uisce viaja con su madre cada vez que ella lo hace, establece y crea tratos, además es el encargado de transmitir mensajes. Solo hay dos personas que TaeHyung odia en este mundo, y una de ellas es Park Jimin.

     — Su alteza, cambie la cara —susurra Choi San, siguiéndolo por atrás en el aburrido recorrido que siempre se le da a los visitantes—. Ya sabe que su padre lo va a regañar si no sonríe.

     — Es que lo odio —susurra de regreso el príncipe de hielo, enojado—. Solo míralo, se cree tan perfecto.

     — Por favor sonría, sabe que su padre verá la forma de castigarlo.

       En un intento de sonreír, TaeHyung se pone a hacer muecas extrañas. Aunque unos metros más adelante suyo caminan los guardias, sirvientes, sus padres y los visitantes, esto no es impedimento para verle el lado gracioso al momento. La cena transcurrió tan aburrida como siempre, de hecho lo único interesante fueron los alimentos especiales que los cocineros hicieron para Park Jimin y Park SuJi; todo hubiese estado ligeramente mejor si Jimin no tuviera la necesidad de presumir sus dotes intelectuales, además de hablar sobre su capacidad para manejar a su gusto el agua con todo el catálogo de dones que posee porque es el príncipe más ejemplar del mundo. Ah, además de ese movimiento de cabello de modelo, y también la forma en la que se expresa con palabras tan complicadas.

      En su sano juicio, ¿quién diría "la comida estuvo primorosa"? ¡Pues nadie! Solo gente como Park Jimin.

     — ¡TaeHyung! —el grito de su padre lo saca de su trance. San se queda estático a su lado, con los ojos al frente y las manos atrás—. ¿Qué forma es esa de comportarse? ¡Detente ahora mismo! Incluso teniendo a un príncipe ejemplar frente a tus ojos, ¿no puedes tener modales?

     TaeHyung se irgue firme en su lugar, molesto con las visitas y con su padre que no sabe hacer más que gritar cuando se enoja... Al igual que todos. De hecho todos en ese castillo, desde sus hermanos hasta sus padres, no son capaces de verle el lado divertido a la vida. Todo siempre son lecciones, aprendizaje, poderes, dones, tratos, clases de modales, estudiar y volver a iniciar. ¿Dónde queda el tiempo de calidad familiar? ¿El cariño? ¿Las amistades? Pues aparentemente no existen. Su padre suele decirle que en la mente de un gobernante solo hay espacio para los datos importantes, que perder tiempo en tonterías infantiles queman la mente y te hacen un idiota.

     Pues TaeHyung quiere ser un idiota.

     — No lo regañes, KwanHyun —pide la reina del agua con una mirada tranquila—. Mi hijo WooYoung es exactamente igual, está bien, son pequeños todavía.

     — Me avergüenza un hijo como él —suspira el rey, caminando de nuevo por el pasillo—. Pero venga a la sala de juntas, ahí tendremos una conversación con el nuevo tratado.

     — Seguro, vamos.

     Cuando Tae lleva los ojos hasta Park Jimin, éste le observa cuidadosamente de arriba abajo. Se detiene en su cabello blanco, su ropaje delgado, sus pantalones y por último en sus pies descalzos. Como el príncipe no puede quedarse atrás en eso de juzgar al otro, hace exactamente lo mismo: mira al joven Uisce, su cabello rubio, su ropa gruesa debido al clima del lugar y las botas acolchadas para que guarde calor. Jimin se voltea, intentando caminar con su madre, sin embargo ella lo detiene.

     — Aguarda aquí con el príncipe TaeHyung.

     — Pero...

     — Aguarda aquí con el príncipe TaeHyung —repite más decidida la reina.

Sangre Fría » kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora