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Seguir mi caminata no ha sido nada fácil, miles de preguntas se avecinan a mi mente una y otra vez, chocando entre sí y dejándome más confundida que hace unos segundos atrás inclusive me he detenido varias veces al no poder concentrarme por dónde camino sino más bien en los pensamientos locos que mi descaradamente imaginación me hace ver o escuchar.

¿Que quería ese sujeto? ¿Es cierto que sólo quería saludar? ¿Por qué me da tanto escalofríos al recordar su nombre? ¿Qué relación tenía con mi padre? O la más importante ¿Por qué tenía algún vínculo con él? Mi mente va a explotar de tantas preguntas sin respuesta que tengo, todavía no he llegado a la casa de la señora Sara, estoy a tan solo una cuadra para llegar pero mis pies cada vez lo siento más pesados, mi cuerpo se siente más pesado incluso mis hombros están sumamente inclinados hacia abajo y mi energía y estado de ánimo ha bajado a cero.

Pateo débilmente una piedra la cuál sale disparada a unos cuantos centímetros de mí, la sigo pateando hasta que sale de mi alcance. No levanto la mirada hasta que estoy al frente de la puerta de madera que me llevará a mi acogedora habitación temporal. Lamentablemente no tengo las llaves de la casa así que toco dos veces la gruesa madera de la puerta y me siento en un escalón de la pequeña escalera que está en la entrada.

Siento un pequeño escalofrío debido al tacto de una textura suave contra mi rodilla derecha, mi mirada rápidamente se fija en esa zona, una linda y larga cola negra ha sido la responsable de aquélla reacción de mi cuerpo.Un gato de ojos verdes esmeralda, pelaje negro espeso y esponjoso, no me cabe duda de lo que estoy viendo, el gato se acaricia contra  mi rodilla, maullando en el proseso.

—¿Kray?—Susurro.

Kray, el gato de la señora Berta está aquí me parece sumamente extraño ya que la casa de la señora Berta queda en otro vecindario, además esa señora no deja ni un minuto solo a kray, me percaté de eso cuándo fui a ayudarla a mover algunas cosas. Siempre tenía en sus brazos al gato, dándole caricias y hablándole de una forma muy aniñada.

Acarició su pelaje y confirmo su identidad al leer su collar, en el cuál dice su nombre, dirección y el nombre de su dueña. Lo agarró entre mis brazos, kray no protesta y mucho menos intenta rasguñarme, simplemente se deja acariciar por mí. Me levanto del escalón con kray en brazos, toco nuevamente la puerta pero esta vez con mayor fuerza y repentina veces.

Después de varios minutos esperando puedo escuchar unos pasos perezosos viniendo hacia mí. Lucía abre la puerta sin interés alguno, ella está enganchada a su celular no quita su mirada de el y me deja pasar. Creo que quizás me pudo haber visto ¿Por la ventana? La verdad no lo sé pero me doy cuenta que a esta chica le vale un pepino su seguridad y la de su abuela.

—¿Y la señora Sara?— pregunto, cierro la puerta una vez que ya estoy dentro.

—Está descansando— dice a medias mientras sube las escaleras a dirección de las habitaciones.

No hago más preguntas, me dirijo hacia mi habitación luego de ir a la cocina, coger una botella de agua además de un envase que sirva para vertir el líquido y poder darle a kray.

Cuando ingrese a mi habitación un calor inmenso desprendía de esta misma, supongo que al estar cerrada sin ninguna ventilación por casi un día ha hecho que se mantenga el calor aunque de en vez de ser cálido es uno que te podria hacer sudar en tan solo unos segundos. Con delicadeza coloco a kray en mi cama y comienzo a abrir la unica ventana que tiene mi pequeña habitación.

Me asomo con cuidado por esta para evitar algún accidente porque sí, soy un poco torpe y no quiero caerme por la ventana, su altura no es tan alta pero si lo suficiente para dislocarme alguna extremidad. Las calles están vacías tal cuál cómo la había visto hace unos minutos atrás y la brisa que chocaba contra mi rostro sigue siendo helada. Trato de relajar mi mente mirando las estrellas, mi padre decía que era una buena forma para despejar la mente y concentrarse en la belleza que te otorga la tierra, tiene toda la razón. Desde que murió no hay un día en que no piense en él, mi mente siempre estaba recordando el día en que lo vi morir por eso la mayoría de las noches cuándo no podía dormir me quedaba hasta tarde viendo las estrellas, mi mente entraba en un colapso de relajación absoluta, está noche miro las estrellas no solo para relajar mi mente sino buscando su alma en alguna de ellas, me encantaría saber ¿Por qué tubo que ser él? Sí, mi pregunta es muy egoísta pero jamás aceptaré que él haya muerto sin ningun motivo alguno ¿Por qué las personas son tan crueles? ¿Acaso no se fijan en que su deseos de asesinar a alguien podría afectar a muchas personas?

SAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora