3

404 66 20
                                    

Con mucho esfuerzo llevé al chico a su casa y en el transcurso del camino las pocas personas que transitaban por esa calle, me miraban un tanto raro, intenté sacarle información al sujeto de el porqué lo habían agredido de dicha forma, pero él  sólo me ignoró, dejándome con miles de preguntas ¿Por qué no quiso que lo llevará a un hospital? ¿Por qué se retrae de tal forma? ¿Lo asaltaron o eso ya va más allá por el ámbito personal?

—Oye, sobre del dinero solo era broma— enfatizo luego de dejarlo apoyado en la puerta de su casa.

—¿Segura que no lo quieres?— niego varias veces—ah bueno yo estaba dispuesto a dártelo— le resto importancia a lo dicho.

Me siento observada por un momento, no me gusta esa sensación recorriendo por mi cuerpo, mi sistema nervioso reaccionó por sí sólo y con una necesidad de irme lo más rápido posible de ese lugar. Observo al chico que se encuentra frente a mi y me acerco  apresuradamente hacía él.

Toco repentina veces la puerta haciendo que el chico se sobresalte y me mire asombrado por mi acto tan inesperado . Al momento en que la puerta fue abierta, el sujeto mal herido, que se encontraba apoyado en la puerta, se desploma en el suelo por la brusquedad que esta ha sido abierta.

—Oh mierda—un chico de piel muy pálida fue el responsable de abrir la puerta, suelta una gran carcajada y ayuda al moribundo a ponerse de pie.

—Auch, gracias bro, enserio gracias por terminar de rematarme— le da una palmada en el hombro al chico de ojos azules, este sin embargo se me queda mirando determinadamente.

—¿Ella quién es? ¿Tu nuevo adquisición?—le susurra al sujeto lleno de golpes con intención de que no escuchara.

—Me acaban de informar que en Francia te escucharon — digo con cierto sarcasmos — Y no, no soy su nueva adquisición, solo vi a este hombre tirado en plena calle, con muchos golpes y decidí ayudarlo.

—Oh—mira con cierta incredulidad a su amigo—entonces si es así, gracias— y dicho eso jala al moribundo hacia adentro de la casa y cierra la puerta con mucha fuerza.

Vaya que sujetos tan cariñosos, con vecinos así sí dan ganas de tener, camino en dirección a la salida de la entrada de la casa. Aunque sigo teniendo el presentimiento de que alguien me observa, apresuro mis pasos para no encontrarme con otra sorpresa.

—Oye, oye tú, desnalgada—escucho susurros proveniente de un arbusto, genial ahora los arbustos hablan.

Me detuve en seco ¿Se refiere a mí? Volteo mi cabeza y parte de mí torso hacia atrás para mirar mi trasero, nah no se refiere a mí, estoy muy dispuesta a seguir con mi caminata pero los susurros se hacen audibles nuevamente.

—Ay ajá, ni que tuvieras mucho, ven acércate— suelta una pequeña risa.

Con mi ceño ligeramente fruncido me acerco a uno de los arbustos, pero no hay nadie, sigo buscando por los arbustos de las casas, hasta que encuentro el arbusto de dónde provienen dichas ofensas.

—Eres tan estúpida—exclama un chico pelirrojo, apoyado de rodillas en el césped, con muchas hojas y ramas en diferentes partes de su cuerpo y con una mini libreta en su mano izquierda.

—¿Qué te pasa? ¿Cómo se te ocurre llamarme desnalgada?— le doy un leve empujón.

—Hey, tranquila, solo dije la verdad—alza  sus manos a la altura de su pecho—además, ¿Qué te pasa a ti? Veo que no te importa tu reputación.

—¿De que rayos hablas?—el pelirrojo con un movimiento un tanto torpe, agarra la orilla de mi suéter y me jala hacía  los arbustos, haciéndome caer en el césped junto a él.

SAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora