— 𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐔𝐀𝐓𝐑𝐎 —
— Ese anuncio no es confiable...— señala Han Du-Sik después de oír el anuncio por los altavoces. Ji-Soo y Jung lo miran sin decir nada. — ¿Van a estar bien?
— No podemos abusar más de su bondad— argumenta Ji-Soo. — Haremos algo...
— Gracias. Por la comida y el escudo...— agradeció Jung mientras sostiene el escudo que fabrico el mayor. — Espero que Dios siempre lo bendiga.
— Soy budista. — anuncia el anciano sin expresión. En eso Ji-Soo decide volver a hablar.
— Si abajo es seguro vendremos por ustedes...
— No prometas cosas que no puedes cumplir. —murmura Du-Sik. — Siento que deberíamos despedirnos.
— Alguien dijo que cualquier oscuridad desaparece con la luz más tenue...— recita la frase Ji-Soo.
— ¿Y ese alguien, sigue vivo?
— No lo sé...— Hyun-Soo mira a la joven Han y la llama en voz baja, ella camina hacia él y se alejan un poco de los demás.
— ¿Qué ocurre, Dongsaeng?
— Noona, yo quiero ir con ellos.
— ¿Estás seguro? — él asiente y la mujer lo piensa rápidamente. No quiere dejarlo solo, si los de abajo se enteran de que está infectado seguramente lo mataran. Iría con él, y comprobaría que el lugar es seguro, para poder llevar a su padre, la señora y a los niños.
— ¿Puedo ir con ustedes? — habla Hyun-Soo mirando a los dos mayores.
— Yo también... quiero ir. — comenta Sun-Hee mientras prepara su mochila bajo la atenta mirada de su padre con las cosas necesarias, más que nada algunas cosas del botiquín de primeros auxilios, ayudaría a todos los que pudiera.
— Cuatro es mejor que dos, ¿No crees? — afirma Ji-Soo mirando a Jung.
— Claro...
— De ninguna manera, Sun-Hee. Tu no iras... tu asma...— decreta el hombre mirando serio a su hija.
— Papá, sabes que no puedes detenerme. Quiero ir al primer piso y ayudar a lo más que pueda...— el hombre la mira con sus ojos brillantes. — Mi asma... tratare de controlarla y si me pasa algo... estaré más que lista para ir con Min-Ho. — El hombre con los ojos llorosos abraza fuertemente a su hija y la deja ir — Sí es seguro vendré por ti y por ellos, papá.
— Si ves que no es seguro, vuelves aquí, ¿trato? — interpela el padre mirando a su pequeña. — Bien... vayan, vayan, vayan. —los cuatro salieron del departamento de Han, no sin que antes los dos pequeños les agradecieran a todos por salvarles la vida, bajaron unos cuantos pisos hasta que se toparon con un cadáver. Rápidamente Sun-Hee se acerca y junto con Ji-Soo se fijan si es un monstruo.