— 𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐃𝐈𝐄𝐙 —
Las rodillas de la joven Sun-Hee se debilitaron y esta cae al enterarse de lo que paso mientras ellos no estaban. No podía creerlo, su amigo... no parecía real. Las lágrimas de la mujer caían lentamente mientras sus brazos rodeaban a Ji-Soo quien se encontraba mucho peor que ella. Sang-Wook simplemente desapareció por los pasillos dejando a ambas mujeres solas, al cabo de un rato Ji-Soo le pidió que la deje un momento sola, lo que Sun-Hee acepto sin quejas, ya que sabía lo que era querer estar sola cuando pierdes a alguien importante. La joven Han fue a ver a Hyun-Soo quien no estaba mejor que ellas, de verdad querían a Jung.
Que su padre le dijera que Jung murió peleando contra el guardia la hizo sentir demasiado culpable, si hubiera sido más rápida tal vez él seguiría con vida. Él no se merecía eso, ayudaba a los demás sin quejas y siempre los hacía sentir bien con una frase sobre Dios, por más que algunos no fueran creyentes igual los hacía sentirse bien.
Una de las cosas que más rondaba en la cabeza de la joven fue la conversación pendiente entre ellos... les quedaba una conversación que quedaría así por siempre. Sin pensarlo comenzó a caminar hacia donde estaba su "tumba" y se sentó en uno de los escalones que había allí con su mirada fija en la pequeña flor de papel que había sobre ella, era imposible no llorar y más por una persona como Jung. La presencia de Sang-Wook obtuvo la atención de la joven, él le dio una pequeña sonrisa y se sentó junto a la joven mientras miraba la botella que siempre traía Jung consigo. Ninguno dijo nada, ambos sabían que iban a apoyarse entre sí... después de todo ambos eran amigos de aquel hombre.
Después de un rato en silencio él camina hacia la tumba y destapa la botella para arrojar el líquido sobre la tierra.
— Disfrútalo...— es lo único que dice él. Luego de eso se sienta junto a Sun-Hee y ella pudo jurar que vio sus ojos algo cristalizados. Con timidez apoyo su cabeza en su hombro y él en vez de alejarla se acomodó para que sea más cómodo para ambos.
Ninguno dijo nada.
— Voy a buscar a Hyun para ver como esta. — avisa la joven poniéndose de pie y dándole una pequeña sonrisa. — ¿Nos vemos luego?
— Claro...— ella sale y se encuentra con todos mirando la entrada, estaban todos amontonados.
— Oigan, ¿Qué pasa? — interroga extrañada mirando a todos.
— Parece que una camioneta, no sé si del ejército, se acerca hacia acá. — dice Hye-In. Ella mira donde todos miran y al no ver mucho se dirige hacia donde estaba la señora Cha y Su-Yeong, cuando iba a hablar con la pequeña un grito los alertó a todos.
— Viene hacia acá... ¡Viene hacia acá, corran! — todos se alejan de la entrada y Hyun-Soo al ver a Sun-Hee se acerca y la cubre con sus brazos. En eso la camioneta destruye la reja y entra sin problema alguno. Todos comenzaron a gritar al ver a hombres uniformados bajar con armas, definitivamente no eran personas del ejército. Se acercaron hacia un hombre que tenía un uniforme parecido al de ellos, pero este se encontraba llorando y temblando al ver la llegada de esos hombres. El agarre de Sun-Hee hacia Hyun-Soo y Eun-Hyuk fue más fuerte al ver a uno de los hombres que parecía ser el líder apuñalando al sujeto nervioso.