Capítulo treinta y cinco.
- ¿Vamos a comer un poco? – le preguntó él.
Ella se alejó para mirarlo. Sonrió débilmente.
- No tengo hambre – murmuró ella.
- Tienes que comer algo, ______… por favor.
- Está bien.
Se pusieron de pie y salieron del baño. Llegaron a la cocina y Justin se dispuso a cocinar. ______ no pudo evitar reírse cuando vio la concentración que hacía el azulino al cocinar. Lo miró con ternura, y él levantó su vista para mirarla.
- ¿Qué sucede? – le preguntó.
- Tu cara de concentración, para que estas por encontrar la cura del cáncer – le dijo ella.
Y al decir eso, un nuevo nudo se formó en su pecho. Tal vez si alguien hubiese encontrado la cura de esa maldita enfermedad su madre… su madre aun estaría viva.
Levantó una de sus manos y tapó su boca, al escaparse de ella un nuevo sollozo. Justin soltó lo que estaba haciendo y se acercó rápidamente a ella. Tomó su rostro e hizo que lo mirara fijo a los ojos.
- Ya no ______, ya no llores – le pidió.
Ella se ahogó en su llanto y no pudo pronunciar ninguna palabra. Era como si hablar le doliera. Le dolía respirar,
Le dolía pensar,
Le dolía mirar a su alrededor.
Todo lo que hacía le dolía.
Excepto mirar aquellos ojos que estaban frente a ella.
- Me duele tanto el pecho Justin, siento que no puedo respirar – dijo entre lágrimas.
Él se inclinó hacia ella y apoyó su frente contra la suya, rozando su nariz, cerca de sus labios.
- Dime que puedo hacer para curarte un poco – musitó él.
Ella levantó su mirada para encontrarse con esas esferas color cielo. Tal vez su madre ahora estaba en un lugar así, con ese color, con esa paz.
Justin cerró los ojos al respirar y aspirar el aroma de ______. No iba a poder detenerse, tenía que besarla.
Ella sentía como el calor de su aliento rozaba sus labios, con la promesa de alivio, de consuelo, de protección… De amor. Entonces, no supo que fue, pero levantó un poco más la cabeza, para salir al encuentro de su boca.
El azulino sintió como su corazón se aceleraba y bombeaba más rápido que antes. Tomó su rostro con más firmeza para terminar de presionar su boca contra de ella.
______ abrió con cuidado su boca, acercándose más a él.
Sus labios comenzaron a juntarse en su suave baile.
Con sus dedos Justin, secó las lágrimas que se encontraban estancadas en las mejillas de la morena. Él no podía explicar la sensación que sentía mientras la besaba. Nunca había sentido algo así. Eso lo asustaba.
Ella apenas podía pensar, sus labios se movían tan suaves sobre los de ella, que sintió vergüenza al sentir placer de aquello.
El teléfono de la casa comenzó a sonar, pero aun así Justin no se alejó de ella. Solo soltó un poco sus labios para respirar y volver a tomarlos con cuidado.
El sonido llegaba por todos lados, retumbaba en cada rincón y se expandía por toda la casa.
______ soltó suavemente su boca.
- Está sonando el teléfono Justin, quizás sea mi hermano – murmuró agitada. Él solo asintió y logró alejarse completamente de ella. Fue hasta el teléfono.
- Hola – dijo agitado y algo enojado.
- Justin, ¿Dónde estás mi amor? ¿Por qué me trataste así? – escuchó la chillona voz de Taylor.
Puso los ojos en blanco y maldijo para sus adentros. Era la segunda vez que ella interrumpía un beso tan lindo.
- Taylor, creo que fui muy claro contigo, se terminó – le dijo.
- ¿Por qué? – preguntó ella nerviosa.
- Porque no me pasa nada contigo, es más nunca me pasó nada contigo. Y además de que no puedo estar con una persona tan superficial y… y…
- ¿Y que? – dijo ella.
- Y tonta.
- ¿Cómo te atreves a decirme una cosa así? ¡Yo te hice, yo te saqué de la mediocridad en la que estabas con las estúpidas esas!
- ¡No las llames así! – elevó su voz sobre la de ella – No les llegas ni a los talones.
- Eres un mal agradecido…
- No, ¿sabes que? Te lo agradezco, me has hecho aprender que dejarse llevar por los impulsos y los celos es muy malo. Y además que las chicas como tú son todas iguales… así que Tay, mucha suerte en Broodway.
Colgó el teléfono y caminó despacio hasta la cocina.
¿Qué debía de hacer ahora?
¿Qué tenía que decirle?
Ella lo miró cuando entró la cocina. Sentía su corazón acelerado, no podía explicar aquel beso. Como tampoco podía el beso del hospital. Estar cerca de él, era algo que no podía explicar. Sus labios aun estaban calientes por el roce y la presión.
Justin se acercó a la comida y no dijo nada.
- Era Taylor – le contó luego de unos segundos. Ella sintió una presión en su estomago. Una punzada de enojo – Termine con Taylor.
Lo miró bien, no esperaba escuchar aquello.
- ¿Por qué? – le preguntó.
- Porque no siento, nada por ella – contestó sin dejar de cocina.
_______ asintió y guardó silencio mientras el cocinaba. No se dijeron nada durante todos esos minutos.
Cuando terminó, Justin tomó un plato y le sirvió un poco a ______. Para luego ponerlo frente a ella. Se sirvió un poco para él y comenzó a comer.
La morena miró fijamente el plato. Se veía realmente delicioso, pero no tenía hambre. Tenía el estomago cerrado. El azulino la miró.
- Vamos ______, come un poco – le dijo. Ella sonrió levemente.
- No tengo hambre, Justin – dijo y lo miró a él.
Sintió que el aire la abandonaba ante aquella mirada azul profunda. Una mirada dulce y tierna. Una mirada que le causaba confusión, y al mismo tiempo la hacia sentir segura.
- Por favor golosa, si comes un poco luego te doy un chocolate – dijo dulce.
Ella no pudo evitar sonreírle al escuchar como la había llamado. Golosa.
- Esta bien, extraño.
Tomó el tenedor y pincho un pedazo de carne. Con cuidado lo llevó a su boca. Justin la miró esperando que dijera algo.
- ¿Y? – dijo él – ¿Ya puedo casarme?
- Está delicioso, pero no puedes casarte – contestó ella, mientras con cuidado pinchaba otro pedazo.
- ¿A no? ¿Y porque? – preguntó él sentándose erguidamente.
Ella lo miró fijo. No se había dado cuenta de que había dicho eso en voz alta. ¿Por qué no puede casarse?
- Está delicioso, pero no puedes casarte – contestó ella, mientras con cuidado pinchaba otro pedazo.
- ¿A no? ¿Y por qué? – preguntó él sentándose erguidamente.
Ella lo miró fijo. No se había dado cuenta de que había dicho eso en voz alta. ¿Por qué no puede casarse?
‘Y es simple, tiene 17 años… Y ni loca dejaría que te casaras con alguna loca, hueca y superficial’ –pensó.
- Porque aun eres joven – le contestó ella. Él rió por lo bajo.
- Lo sé, lo sé. Pero en un futuro, si cocino así ¿podré casarme?
- Supongo que si…
Ella volvió su mirada a la comida, no quería que él viera que ella se moría de celos con solo pensar que él podría estar con otra.
La noticia de que había dejado a Taylor le alegró de tal manera, que la asustó al mismo tiempo. En su cabeza no dejaba de imaginarse como fue aquella situación. Se imaginó la cara de Taylor y eso la llenó de satisfacción.
Terminaron de comer y juntaron las cosas. Justin se acercó a un cajón y sacó una barra de chocolate. _______ sonrió levemente y se acercó a él para recibir su parte.
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