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Estaba en hora de clases, recargado sobre la butaca, a unas horas de terminar el día, prácticamente ya no hacia nada, ni me esforzaba por algún trabajo, fue esto, la causa de que un profesor me llamara la atención
—Andrés... —Dijo desde su escritorio, en voz alta
Todos me volteaban a ver, nunca sentí tanta presión sobre mi
—¿Que ocurre? —Contesté
—¿Ya acabaste tu trabajo? —Pregunto con una mirada tratando de intimidarme
—No... Aún no —Conteste con una voz temblorosa
—Enseñame lo que llevas —Me alzo la voz
—¿Por qué? —Le pregunté
—¿Qué? —pregunto amenazándome con la mirada
—¿Por qué debería enseñarle un trabajo que nadie ha acabado aún? —Dije y se quedó callado —No nos debería presionar con un trabajo que acaba de dejar, un trabajo que al menos muy poca gente entiende, ¿Al menos se ha preguntado si sabe enseñar? —Añadí

Todos se me quedaban viendo, el profesor también, no podía desatar mis emociones hacia ellos, no tienen la culpa...
Me levanté de mi asiento y me fui al baño, tal vez sea bueno saltarme las clases, no quiero estar ahí, en un lugar al que no me siento seguro, aunque recordé que debía dejar la hoja amarilla...

Me quedé encerrado en un lugar que tampoco me sentía bien, era desagradable, pero no podía ir a ningún otro lugar

A mí celular, una llamada llegó
—¿Si? —Contesté
—Oye Andrés —Dijo Jessica
—¿Que pasa? —Pregunte
—¿Recuerdas que te dije que vinieras mañana por el favor que te había dicho?
—¿Si...?
—¿Crees que puedas llegar después? Es que creo que no estaré antes, lo digo para que no te apresures, claro... —Se escucho nerviosa
—Esta bien, ¿Cómo a qué hora? —Pregunté
—¿A que hora puedes?

En ese momento recordé lo de Dana, iba a salir con ella, siempre que salíamos, era alrededor de la tarde, nunca podíamos salir más temprano por la escuela, ni más tarde por la noche, supongo que estaría a esa hora...

—¿Puedes en la noche?
—Si, en la noche me lo pasas a dejar
—Vale, ahí estaré
—Gracias... —Colgó la llamada

Lo bueno de estar solo sin amigos de un mismo grupo, es que puedo ser más observador ante todo, por lo que se muy bien como salir de aquí, aunque debía ser antes de que llegue el próximo profesor y después de que se vaya el que estaba...

Paso el tiempo y nada más pude estar sentado, pensando en que podría hacer...

Por única vez en la vida pude sentir, escuchar, pude observar el silencio en una escuela como está...
Pude presenciar aquella tranquilidad que siempre busque en una escuela, aunque algo desagradable por el lugar en el que estaba, nunca pude conseguir algo así...

Paso la hora y tuve que regresar al salón de clases, tenía que escaparme de la escuela...

Salí del baño, lo primero que vi fue a muchos alumnos caminando de un lado a otro, observe a los maestros cambiando de grupo, saliendo y entrando, todo era hermoso, el ruido, la escuela, la extrañare...

Entre al salón, camuflajeado con los demás alumnos y todos adentro platicaban entre ellos, el profesor se había ido, me salí tantito afuera del salón y la próxima maestra ya venía bajando en las escaleras de otro edificio, tenía que salir de aquí inmediatamente...

Recogí mis cosas, tenía muy poco tiempo, sonó el timbre, todos se estaban metiendo a sus salones, ¡No podré salir si no me voy ya!

Ya me iba con la mochila hasta que recordé la carta amarilla, tenía que dejarla en mi lugar...

Deje caer la mochila en el suelo y la abrí rápidamente, saque la hoja y la deje ahí, en cuanto lo dejé ahí, me fui, nadie se percató de mi, ¿Ventaja de ser invisible?

Las Cartas de un SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora