Sexta parte: La verdad. (𝙔𝙤𝙤𝙣𝙢𝙞𝙣)

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Jimin caminó pensativo por las calles de Seúl

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Jimin caminó pensativo por las calles de Seúl. Cada esquina... le recordaba a él.

¿Estaría bien? Se preguntaba todos los días.

No lo veía, no iba a la escuela y no lograba sacarlo de su corazón.

Yoongi, era una persona negativa, pero con un gran corazón. Aprendió con el tiempo, que las apariencias no lo eran todo y que todas las personas merecían sus oportunidades.

Las personas no formaban sus personalidad, la vida las formaba. Y él, sabía que estaba siendo tonto. Porque aquí, el que más sufría era Yoongi. Lo sabía. Pero... ¿Por qué ni siquiera le buscó en estos meses? Ni siquiera quiso aclarar el porqué golpeó a Hoseok.

De alguna forma, tuvo un mal presentimiento. Y más ante las palabras de Hoseok que le dijo ese día:

"—Él sufrió bullying y lo sufre. Pero no pide ayuda."

Cuando le preguntó porqué le decía eso, él solo dijo:

" —Porque él nunca me escucharía a mí. Y no soy capaz de ayudarlo. ¿Lo harías por mí, Jimin? "

Esas palabras le llegaron a lo más hondo de su corazón.

¿Qué tanto había tenido que sufrir Yoongi? ¿Por qué nunca le dijo nada? Pensó, mirando con desespero la casa de Yoongi. ¿Debía entrar? Se preguntó, esperando que Yoongi no lo odiara por todo el dolor que le había dado.

Su mano sujetó con firmeza la llave que le dio Hoseok, sabía que esto no estaba bien, pero él le dejó claro, que Yoongi huiría de él. Esta era la única solución. Por ello, con su mano temblorosa, metió la llave en la cerradura, entrando tras abrir la puerta.

—¿Y-yoongi? — Lo llamó, mirando a su alrededor la casa a oscura.

Se preguntó si había alguien, pero un estruendo del piso de arriba lo alertó. Su cuerpo se movió por sí solo, subiendo rápidamente los escalones, miró fijamente la habitación de Yoongi y dudó en si hacerlo.

Pero, ya no podía echarse atrás. Abrió la puerta y sus ojos mostraron una gran sorpresa, escandalizado por lo que vio.

— ¿Q-qué ibas a hacer? — Habló con su voz temblorosa.

— ¿Jimin? — El miedo pintaba todo el rostro de Yoongi, soltando rápidamente la navaja que tenía en su mano, levantándose en pasos torpes. — Y-yo...

— Y-yoongi. ¿Qué ibas a hacer? — Jimin se sintió tonto por comenzar a llorar cuando él no debía ser el que lo hiciera, pero no podía evitarlo.

La persona que más amaba... casi se quitaba la vida delante suya. Y se sintió peor persona cuando Yoongi lo abrazó y lloró en su hombro.

Ambos lloraron en el hombro del contrario, dejando salir todo el agobio y el miedo del momento.

Yoongi se sentía imbécil. ¿En qué estaba pensado? Pensó.

— No lo hagas, Yoongi. No lo hagas.

Repitió entre lágrimas el de mejillas rechonchas, apretando la tela de su camisa con sus puños. Temblando fuertemente contra el cuerpo del mayor.

— Sé que es difícil, Yoongi. Sé que crees que esta es la manera más fácil. Pero no lo es. — Negó hundido en su cuello, separándose para mirarlo a los ojos, tomando su rostro con sus manos.

— Jimin... — Dijo su nombre en un tono ahogado.

— Sé que es egoísta, Yoongi. Pero toma el camino difícil conmigo, por favor. — Pidió, juntando su frente con la suya.

Yoongi cerró sus ojos, llorando en silencio. ¿Debía haber eso? ¿Sería buena idea?

— Yoongi. Yo te quiero. Te amo.

Abrió sus ojos para ver los ojos brillantes de Jimin, esos ojos, que sí vivían con tantos sentimientos.

Él, siempre fue dañado por los demás. Dañaba a las personas que quería, era una mierda de persona y aún así... ¿por qué quería vivir? ¿No era egoísta pensar de esa forma?

— Jimin, yo te dañaré. Y-yo...

— ¡No me importa! — Gritó. — Yo he sufrido, pero también he sido feliz. He llorado, pero también he reido. He aprendido que la vida es así, lloras y ríes. Lloras por los problemas más grandes y ríes por lo más tonto del mundo. ¡Pero me gusta!

La mirada de Jimin era intensa. Pese a que era cubierta por una capa de lágrimas, seguía siendo igual de cálida que siempre.

— ¡Me gusta lo tonto! — Gritó entre lágrimas pesadas. — Aunque pienses que vives tontamente, hazlo. Verás que todo momento tonto, al final se vuelve algo feliz. Somos adolescentes aún, Yoongi. ¿Qué te hace pensar que dentro de unos años vas a seguir así? Son juegos de niños, ellos juegan con otros por diversión. ¡No debes caer en esos juegos de niños! Demuestra que eres más adulto que ellos.

Realmente... se comportó como un niño. Pensó, cerrando sus ojos.

— Lo siento. — Susurró. — No llores más. No lo haré. Porque te tengo a tí. — Le sonrió, acercando sus labios a los contrarios. — Eres el más tonto que conozco, supongo que eso que dices es verdad. Contigo me siento más vivo. Pero...

— No me digas peros, Hyung. Para mí... eres perfecto así. Ambos somos tontos. Pero somos felices así, ¿no?

— Supongo que sí. — Suspiró, juntando sus labios a los suyos en un cálido beso.

Jimin lloró toda la noche incluso si él no fue el que quiso tomar esa decisión.

Sin embargo, Yoongi ya había aclarado su mente.

Vivir tontamente, no era tan malo como pensaba. Tal vez hace nada no tenía nada por lo que vivir, pero ahora... tenía a alguien que quería hacer feliz.

Ese alguien que siempre pensó que nunca llegaría a su vida, pero que llegó. La espera fue eterna, sus sentimientos parecieron que nunca iban a cambiar, pero así como la vida misma, nada era infinito. Todo acababa con el tiempo:

Su sufrimiento.

Sus dudas.

Sus inseguridades.

Su soledad.

Su ira.

Su violencia.

Su tontería.

Su odio.

Tal vez no todo había cambiado de repente, pero sentía que su carga era mucho menor, y que esa carga, acabaría por caer algún día porque nada era infinito.

— Te amo. — Confesó.

Y aunque sentía ese amor, sabía que no sería eterno. Pero se prometió que ese amor sería tan largo como su propia vida, amaría a Jimin hasta que su corazón dejara de latir, porque él era su salvación.

"Gracias, Park Jimin."

𝕰𝖓𝖋𝖊𝖗𝖒𝖊𝖉𝖆𝖉 𝕮𝖔𝖗𝖗𝖔𝖘𝖎𝖛𝖆 (𝐁𝐓𝐒)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora