El canto de la sirena (Tamaki x T/n)

Capítulo 1

La Academia de Héroes había organizado un pequeño viaje a la playa como recompensa para sus mejores estudiantes, sería dos semanas completas con alojamiento y comida incluidos, los jóvenes aspirantes a héroe podrían divertirse cuanto quisieran siempre y cuando estuvieran dispuestos a ayudar en las playas si se llegaba a suscitar alguna emergencia.

El autobús se detuvo frente al enorme hotel y los impacientes chicos bajaron a toda prisa con sus equipajes en mano, algunos observaban el lujoso hotel con asombro mientras otros se maravillaban al ver todas las atracciones y puestos de comida sobre la arena de la playa a lo lejos mientras planeaban todo lo que harían para pasarla de lo mejor.

Pero de entre todos los estudiantes solo uno observaba con una tierna sonrisa el océano ante sus ojos, pensando únicamente en lo hermoso que era y en todas las maravillas naturales que habría en sus profundidades. Amajiki sentía un ligero cosquilleo en el estómago al observar la enorme extensión de agua salada ante sus ojos, a diferencia de los demás, no llamaba su atención el mezclarse en la playa con toda la gente desconocida ahí, el solo pensar en esa opción hacía que le doliera la cabeza, sus planes eran; encontrar un momento para ir solo a nadar y explorar los arrecifes.

-Oye... ¡Oye, Tamaki! Tierra llamando a Tamaki. - Una mano pasó varias veces frente al rostro del peli azul obligándolo a regresar a la realidad. - Oye amigo ¿Estás aquí?

-Lo siento, Mirio... solo estaba...

-Sí, sí lo sé, te encantan este tipo de cosas ¿No? Pero anda, baja tus cosas y vamos a ver nuestras habitaciones, ya tendremos tiempo para esto.

-¡Chicos, apresúrense! - Una chica de largos cabellos celestes los llamó desde las puertas del hotel, estaba más entusiasmada que cualquiera, su mirada infantil lo denotaba.

[...]

El día transcurrió tranquilo, nada serio de que ocuparse, salvo algunos llamados de emergencia por niños que se habían quemado bajo los rayos del sol o gente con calambres a las orillas del mar.

Aun así Tamaki comenzaba a estresarse, pues al ser uno de los tres grandes de la U. A. se les había pedido permanecer cerca del puesto de vigilancia de los salvavidas y esto solo significaba una cosa: ¨demasiada gente rodeándolo¨. Le molestaba sobre manera el tener el mar justo frente a él y no poder disfrutarlo como quería. Sus amigos parecían estar bien con el lugar asignado a diferencia de él. Mirio y Nejire insistían al chico para que se sentara y se relajara un poco como todos los demás, pero la insistencia infantil de Nejire, quien no paraba de dar tirones al brazo del tímido chico para tratar de arrastrarlo a la cancha de Voleibol, terminaron por hacer estallar los nervios de Amajiki y esta vez no de una forma tímida como siempre ocurría; fastidiado, le arrebató su brazo a la chica y le gritó que lo dejara en paz, ya suficiente era aguantar la presencia de tanta gente y niños mimados llorando como para tolerar tanta insistencia, la reacción del chico sorprendió incluso al mismo Mirio, nunca lo había visto con esa actitud.

-Tamaki, tranquilízate amigo ¿Qué te sucede? - Preguntó el rubio mientras tomaba a Nejire de los hombros para apartarla de su molesto amigo.

-Quiero irme, no soporto a tanta gente ¡y su insistencia no me ayuda! - Alzó la voz señalando a la chica. - Ya aguanté suficiente, quiero irme.

-Amigo, sé que este no es tu tipo de lugar, pero se nos pidió...

-Prefiero estar en detención que seguir aquí un minuto más, dile a los profesores que te dije eso.

Tamaki salió corriendo del lugar, alejándose lo más posible de la multitud, se encontraba ya en la parte desierta de la playa a las orillas del mar sintiendo el agua salada tocar sus pies descalzos, Mirio y Nejire venían detrás de él insistiéndole en que regresara pero el chico simplemente se adentró a paso firme en el agua salada ignorando totalmente a sus compañeros, una vez que el agua alcanzó su torso desnudo se lanzó de un salto al agua dejando ver que sus piernas habían sido remplazadas por una enorme aleta de pez la cual le permitió alejarse rápidamente de la playa y de la vista de sus amigos.