La tarde había llegado, T/n esperaba impaciente y nerviosa, sentada sobre el periscopio del viejo submarino, balanceando su aleta hacia atrás y hacia adelante mientras esperaba el regreso de Tamaki. Su mano no había dejado de apretar la pequeña mariposa de metal de su nuevo collar y sus bellos ojos no dejaban de contemplar la superficie. ¿Realmente estaba a punto de subir allá arriba? Pensaba sin poder apartar la vista de su objetivo.
Finalmente, Tamaki apareció justo detrás de ella, saludó amistosamente tratando de recobrar el aliento pues había nadado muy rápido para llegar a tiempo al lugar y aun así pidió disculpas por haber llegado, aunque fuera un poco tarde, argumentando que Mirio había tratado a toda costa de acompañarlo a la playa.
-N-no le he dicho nada de ti a nadie... a-así que tuve que inventar que los profesores me regañarían si lo veían ayudándome... Es la primera vez que le miento a Mirio, pero... Valdrá la pena. Después de todo esto es importante. Así que dime... ¿Qué has decidido T/n?
La joven sirena guardó silencio un momento, miraba hacia la superficie con temor mientras los recuerdos de aquél fatídico día en su infancia invadían su mente. Imaginaba que en cuanto asomara su cabeza fuera del agua sería raptada y llevada lejos para ser vendida como un simple objeto. Tamaki se percató del miedo en los ojos de su amiga, así que con delicadeza tomó su mano y la observó de frente.
-No soy el mejor de los héroes... p-puede que no sea... el más fuerte... o el más valiente, pero... cuando se trata de proteger a mis amigos soy capaz de hacer hasta lo imposible. Por favor... Confía en mí... estaré contigo en todo momento.
La mirada tan tierna de aquel joven disipó por completo los miedos de la sirena, ese rostro tan tierno y aquella media sonrisa tan gentil la hacía sentir mejor. Tamaki tomó a la sirena de ambas manos y sin dejar de verla a los ojos comenzó a nadar lentamente hacia la superficie, haciendo que su acompañante le imitara. Se dio cuenta de que las manos de la chica aún estaban algo temblorosas, así que se le ocurrió nadar en circulo sin soltar sus manos y sin perder el trayecto hacia la superficie, T/n rio nerviosa ante el pequeño juego que Tamaki había comenzado y decidió seguirle la corriente, ambos tomados de las manos, nadaban en círculos sin dejar de elevarse, soltando de vez en cuando una risita nerviosa. Finalmente, ambos llegaron lo más alto, solo una delgada capa los separaba de la superficie, T/n dudó un poco y apretó su agarre a las manos de Tamaki.
-T-tranquila... está bien... mi-mira. - El chico estiró su cabeza para sacarla fuera del agua y tras unos segundos regresó. - ¿Lo-lo ves? E-es sencillo... ahora... hagámoslo juntos a la cuenta de tres.
El joven peli azul comenzó a contar lentamente del uno hacia el tres, al finalizar la cuenta ambos sacaron sus cuerpos del agua salada hasta los hombros. T/n estaba respirando de manera irregular mientras observaba a su alrededor, su respiración poco a poco se estabilizó a medida que observaba el entorno, observaba con fascinación el cielo azul, las gaviotas sobrevolando el agua salada, se escuchaba el ruido de las olas, las aves y a lo lejos se percibía la campanilla de un pequeño bote pesquero.
-O-oye... ¿Te encuentras bien? - Amajiki preguntó con temor, tomando a su sirenita de los hombros. - ¿Qui-quieres... volver al submarino?
-No... - Respondió la joven casi en un susurro. - Es... tan hermoso... tan... distinto... Por favor.... Solo un momento más.
Ambos permanecieron en completo silencio durante un buen rato, pero no era un silencio incomodo, sino uno lleno de paz y calma. Sin darse cuenta, un impulso hizo que Tamaki colocara sus brazos sobre los hombros de T/n, recargando su barbilla sobre los suaves y húmedos cabellos de la chica quien no pudo evitar sonrojarse ante tal acción. De inmediato el chico se apartó pidiendo disculpas mientras su rostro se ruborizaba, había sido un acto involuntario según sus propias palabras. T/n le dio la espalda dándole a entender que no había problema si quería volver a hacerlo, por lo que Amajiki, ahora un poco más nervioso, volvió a abrazar a la chica de la misma manera. Al darse cuenta de lo nervioso que estaba el chico, la sirena comenzó a tararear una canción para él. La dulce voz de la sirena, llenaba de calma y paz al joven héroe, cerró sus ojos lentamente y comenzó a balancear su cabeza al ritmo de la melodía que ahora entonaba su acompañante, cuando esta finalizó su canción, Tamaki unió su frente a la espalda de la chica y en un susurro le dijo:
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El canto de la sirena (Tamaki x T/n)
FanfictionComo un coral en lo más profundo del mar, enterraré mis penas para volver a empezar. Con perlas y diamantes adornaré mi sonrisa y te haré entrega de mi corazón que siempre te amará a ti sirena... mi doncella del mar.