Capítulo 13

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El siniestro sonido de una trompeta anunció la llegada de la mañana, y con esta, el día de la ejecución. Dos guardias ingresaron a la celda de T/n, la tomaron con brusquedad de los brazos y colocaron en sus muñecas un par de grilletes de hierro, la llevaron por el pasillo hasta la plaza montada en el centro de La Ciudad, parecía que todo mundo había despertado temprano esa mañana para presenciar el evento.

Frente al macabro escenario estaban presentes los siete guardianes de los mares, algunos con expresión impaciente y otros más con una notoria mueca de fastidio en sus rostros. Mirando con detenimiento, T/n se percató de que Liguria la veía fijamente, sus miradas se cruzaron, ambas tan frías y muertas como las aguas del abismo, la mayor simplemente puso una excusa y abandonó su lugar, dejando notoriamente confundidos a sus compañeros.

-Oye ¿A dónde vas? - Le cuestionó Egeo, arqueando una ceja.

-Soy yo quien debe traer ¨eso¨ ¿Lo olvidas? - Contestó sin más y salió de la vista.

De todos modos, la atención pronto se centró en la condenada a muerte, quien ahora se encontraba en posición de reverencia frente al emperador de los mares. Poseidón se giró hacia su pueblo y con un golpe de su tridente a la plataforma hizo que el sitio entero enmudeciera. Con voz firme y severa procedió a dictar los ¨crímenes¨ y el motivo por el cual aquella joven había sido condenada, luego de ello, procedió a explicar en qué aquel atroz castigo:

-La condenada deberá dar un mordisco al fruto maldito, su aleta se partirá por mitad con dolor y sus branquias habrán de cerrarse para siempre... el aire inundará sus pulmones y su cuerpo se retorcerá de dolor... - El anciano acercó su rostro al de la joven para continuar. - Normalmente el condenado a esta pena es decapitado antes de que la cabeza le estalle por la presión del agua... pero no en los casos de traición a nuestra raza. - Redirigió sus palabras a la multitud. - Al morir nuestros cuerpos se transforman en la espuma de los mares, pero aquellos que ingieren este fruto maldito pasan a tener un cuerpo humano, frágil y destinado a ser el alimento de las criaturas de las profundidades... Y ese será tu último paso... maldita traidora. - Sentenció, señalando a la joven con su tridente.

Poseidón observó la mirada temerosa de aquella muchacha, observando por un instante la figura de su difunta prometida, y encendiendo aún más el sentimiento de rabia y desprecio en él, no habían tenido un caso como este desde hace siglos, y no iba a desperdiciar la oportunidad para desquitar toda la frustración que su herido y viejo corazón había cargado durante tanto tiempo.

Una vez que el emperador de los mares se ubicó en su lugar, al lado de sus siete guardianes, este comenzó a golpear pausada y rítmicamente el suelo con su tridente, formando un tétrico compás que asemejaba una marcha fúnebre o los tambores que anuncian una batalla, al instante, los guardianes de los siete mares imitaron dicho sonido, golpeando el suelo con sus aletas, pronto, un tritón encapuchado apareció en la plataforma de ejecución, sosteniendo entre sus manos un fruto extraño muy parecido a un durazno. una vez que aquel sujeto se posicionó frente a la condenada, los golpeteos cesaron.

-¿Dónde está Liguria? - Preguntó Alborán.

-¿No se supone que esa maldita debía entregarle la fruta? - Agregó Egeo, visiblemente molesto.

-No importa ya, de todos modos, el destino de esa chiquilla es inevitable. - Concluyó Poseidón.

El verdugo extendió el fruto maldito para depositarlo en las manos de la joven, la chica observó la fruta entre sus manos y se resignó a acercarlo a sus labios con manos temblorosas, de no ser porque ahora se encontraba en las profundidades del océano, seguramente la multitud hubiera podido observar las lágrimas corriendo libres por sus mejillas.

La tensión podía sentirse en todo el lugar, tan tangible como el agua, y repentinamente, justo antes de que la condenada diera el mordisco al fruto, el cuerpo del verdugo fue atravesado por lo que parecía ser la sombra de una flecha, el cuerpo de aquel estalló transformándose en espuma, la multitud aterrorizada creía que aquello era obra de la condenada, pero ella estaba tan sorprendida como todos ellos, tanto que apenas se percató de que la misma sombra que acababa de asesinar a su verdugo se hallaba ahora justo frente a ella, tratando de por todos los medios de forzar los grilletes.

-¡SAL DE AQUÍ! ¡AHORA! - Gritó una voz a lo lejos, era Liguria.

La pequeña sirenita no se lo pensó dos veces, y nadó a toda velocidad detrás de aquella sombra que finalmente la había liberado. Los guardianes intentaron ir tras ella pero su paso se vio frenado por una lluvia de sombras, la multitud gritó y huyó buscando refugio de aquella lluvia mortífera, provocando un caos que solo le dió ventaja a T/n. El quirk de Liguria era algo aterrador y mortal si no se tenía cuidado; podía crear un arsenal de cualquier arma que haya visto, eran creadas a base de su propia sombra pero podían herir o matar de una forma tan eficaz como un arma real, sus años como guardiana de los mares solo hicieron que su don fuera perfeccionado al punto de poder dar conciencia y control a estas sombras, así fue como mandó el ataque que aniquiló al verdugo y liberó a T/n.

-¿¡Acaso tengo un montón de cobardes como guardianes!? ¡Vayan ahora mismo a buscar a esa maldita marginada! - Gritó enfurecido el rey de los mares.

.¿Y qué hay de Liguria? - Preguntó Alborán, a la vez que se cubría con un escudo de corales.

-¿Podemos matarla? - Sugirió el más joven de los guardianes, esbozando una tétrica sonrisa, muy contrastada con su rostro de rasgos infantiles.

-Hagan lo que les dé la gana con ella, no me interesa si la traen viva o muerta.

Los 6 guardianes intentaron a toda costa abrirse paso entre la lluvia de armas de sombra, mientras que por su lado, T/n y Liguria nadaban a toda prisa hacia la salida de la Ciudad Submarina.
- ¡Solo te lo diré una vez así que pon mucha atención, niña! - La mayor comenzó a hablar con voz demandante y autoritaria. - Tienes que llegar a la superficie, no importa lo que cueste, sal del agua y una vez fuera debes comerte esa baya.
-¿Comerla? Pero...

-¡Hazme caso! ¡Una vez que la fruta haga efecto en tí jamás volverás a ser una sirena, serás un simple ser humano! y por ende... ya no le pertenecerás al mar ni tampoco a Poseidón. Podrás irte de aquí y vivir tu vida con ese muchacho.

-¿Por qué me estás ayudando? ¡Van a matarte!

-Es mi venganza contra ese maldito viejo arrogante... Además... Quiero que tú tengas lo que yo nunca tuve. - Por un momento el rostro de Liguria reflejó una profunda melancolía, antes de frenar su camino justo a las afueras del acantilado submarino. - Hasta aquí llego yo. Los distraeré lo más que pueda para darte ventaja ¡Ahora lárgate!

-Señorita Liguria...

-¡QUE TE VAYAS!

T/n se alejó nadando a toda velocidad, sosteniendo el fruto muy cerca de su pecho, aferrándose a él como lo que era; su última oportunidad de estar con Tamaki y su boleto hacia la libertad.
De pronto un agudo grito de agonía hizo que la joven sirenita volviera la vista hacia el lugar del que había huido, solo para contemplar la desgarradora escena de Liguria siendo empalada por el enorme tridente de poseidón, la sangre fluía desde el abdomen de la sirena y se mezclaba con el agua salada, creando una especie de neblina carmesí, el cuerpo de la sirena no se había convertido en espuma de mar al ser asesinada, su cuerpo sin vida simplemente comenzó a flotar en esa espeluznante bruma roja cuando poseidón le arrancó el tridente de las entrañas.
La joven sirenita quería llorar la muerte de aquella mujer que a pesar de su frialdad se había apiadado de ella, pero no podía dejar que su muerte fuera en vano y continuó su camino hacia la superficie.

-Señorita Liguria... Muchas gracias.

CONTINUARÁ...

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⏰ Última actualización: Aug 05, 2023 ⏰

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El canto de la sirena (Tamaki x T/n)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora