Capítulo 4

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PUENTE ANTIGUONUEVO MÉXICO

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PUENTE ANTIGUO
NUEVO MÉXICO

Thor se deslizaban bruscamente por el puente arcoiris quedando aturdido mediante la caía se aproximaba hasta que su cuerpo impactó contra la dura tierra de aquel mundo que su padre le había enviado. El príncipe del trueno se incorporó aún ante la tormenta provocada por el Bifröst y camino sin rumbo hasta que su cuerpo topo con un objeto que no logró distinguir y lo hizo caer por tal golpe y desorientación.

—No...No...no Jane— hablo desesperada la conductora.

Gritos se escucharon de las jóvenes y el impacto contra aquella silueta hizo girar varios metros el carro hasta que se detuvo en giros y todos estáticos por lo que había sucedido anteriormente. Pero en reacción bajaron espantados y corrieron a ver de quién se trataba o el origen de esa silueta.

—¡Si hay problemas legales es tu culpa!

—¡Traeme el botiquín!

Una vez llegando hasta aquella silueta, encontró a un hombre rubio inconsciente sobre el suelo árido.

—Hazme un favor y no te mueras.

Volteando hacia su alrededor sin tener una visión clara por la noche en su punto más alto regreso su mirada hacia el hombre que había arrollado con su camioneta.

Dudosa por su repentina aparición dijo —¿De dónde vendrá este hombre?

El rubio abrió los ojos por los destellos que reflejaban las linternas de las mortales, así que su mirada confundida fijo en aquella dama de cabellos castaños y también hacia las demás personas que lo miraban; otra mujer y un hombre.

La pelinegra que fué hacia la camioneta con prisa, sacó el botiquín de primeros auxilios que si mentora le había pedido y ya teniéndolo en mano corrio hacia donde se encontraba aquel extraño que al verlo la joven pelinegra quedó impactada por su rostro inusualmente atractivo.

—Okey, si necesita RSP , yo sé darla— comento la joven acomodando sus lentes para poder ver mejor al rubio.

Éste fijo su mirada con la de la científica por unos instantes y después Thor dejo caer su cabeza en la dura tierra.

—¿De dónde habrá salido?— cuestionó la científica en voz baja.

Thor al poder estabilizarse en mente y cuerpo se levantó exaltado y demasiado molesto, comenzando a gruñir.

—¡Mi...martillo! ¡¿Dón...de está...mi martillo?!— gritaba el rubio arrastrando las palabras.

—Tu martillo, te golpeó un martillo— intento descifrar lo que decía el desconocido hasta que llegó una conclusión —Es obvio que está ebrio— evidenció la pelinegra.

Mientras Erik y la joven Darcy observaban preocupados y esxtrañados aquel hombre de aspecto inusual; Jane bajó su mirada ajena a la situación y divisó con la poca luz que sus linternas le brindaban la tierna con marcas extrañas.

THORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora