Conociendo Al Enemigo

La ya no tan feliz pareja dejando de lado las apariencias.

Al bajar del avión ya nos esperaban los guardaespaldas de los socios. Tenía bastante claro cuál era mi papel dentro de la operación, pero de todos modos tenía a Entrapta en la distancia pasando información. Ya sabíamos con quién tratar en esta ocasión. No es muy difícil si te ganas su confianza, pero eso realmente era imposible. Analizamos puntos débiles y mientras tengas a una mujer guapa dispuesta a todo, estarían en la palma de la mano el tiempo suficiente para robar la información que necesitaba el cliente y salir con las manos limpias. Ambos eran unos desgraciados. Teníamos rutinas establecidas de cada uno, lugares frecuentes, listas de invitados a sus fiestas privadas, el tipo de mujeres que frecuentaban, hombres que frecuentaban también, como hacían sus negocios e incluso, ciertas palabras que solo ellos entendían.

Uno de los guardias nos da la bienvenida.

-Muy buenas tardes, ustedes deben ser los Moss, ya los están esperando –Bramó al puro estilo eslavo en un mal manejo del inglés.

Nos escoltaron hasta un vehículo blindado y tras algunos minutos de viaje en silencio, llegamos a un viejo edificio. Pasamos a la recepción y de ahí a la oficina principal.

Fuimos recibidas por otros dos hombres corpulentos de rostro molesto.

-Son los Moss –Presentó el hombre.

Inmediatamente salió de la sala y una pareja extraña se giró a vernos. Primero a Catra y después a mí.

Uno era poco algo y delgado, con un bigote fino al estilo de los veintes, cabello corto y ojos castaños redondos. Su pareja era una chica morena de aspecto molesto y aburrido, cabello teñido de azul, pero bastante guapa. Ambos vestían trajes elegantes y el hombre del bigote fumaba un cigarrillo delgado mientras jugaba con un encendedor.

La única información que teníamos de los objetivos eran los expedientes que otros agentes de espionaje habían recopilado.

La Mujer era la cabeza. Mermista Salinas. Origen: La India.

De padre Indio y Madre Serbia. 36 años. Mujer despiadada en cuanto a negocios se refería, meticulosa y con problemas para confiar en las personas. Estudió hasta la universidad en diferentes escuelas de EEUU por lo que domina a la perfección inglés, Serbio al ser su lengua materna y por supuesto Hindi. Llevaba poco tiempo de traer el negocio en sus manos junto a su marido Sea Hawk.

El segundo al mando era el pirómano Sea Hawk. Nadie sabía si ese era su nombre o un apodo. De origen Americano, que estudió precisamente junto a la mujer en diversas escuelas siguiéndola como perrito faldero, disfrutaba quemar todo a su paso aún a sus 39 años. No era tan bueno en el negocio como su esposa, aunque ayudaba un poco en lo que podía. Era más bien, una cara bonita de igual modo que el acompañante perfecto y el confidente de Mermista.

-Mermista y Sea Hawk –Presentó la mujer. –Ustedes son Adam Y Elizabeth Moss, si no me equivoco.

Era obvio que ninguno de los dos fue capaz de mirar a mi acompañante a la cara después de saludarla. Al final de la presentación, estrechamos las manos.

-Ya estábamos impacientes por recibirlos. Hemos escuchado maravillas de ustedes, así que creíamos prudente invitarlos a realizar algunas negociaciones para que se familiaricen con el nido del mercado de Europa central y este, bienvenidos a Serbia –Culminó Sea Hawk.

-Están invitados a nuestra fiesta de esta noche, se hizo en honor a ustedes y esperamos que la disfruten. Sin más por el momento, hablemos un poco de negocios.

-Primero el trabajo y luego el placer –Bromeaba el tipo. –Aunque creo que ustedes son incapaces de separarlo.

La mujer solo giró los ojos y le quitó de manera brusca el encendedor de la mano.

-En realidad no solo es mi esposa, es socia y maneja parte del capital. A la hora de negociar, si ella no está, no cerramos trato.

-Qué interesante –El ceño fruncido de Mermista me ponía nerviosa. Es como si nos estuviera analizando - Creí que tu olfato para los negocios era nato y que no dependías de tu escort personal.

Estuve a nada de levantarme para romper su bonita nariz, pero sentí la mano de Catra detenerme. Se aferró a mi antebrazo con mucha fuerza.

-Ella me ayuda a hacer gran parte del trabajo y estoy agradecid o. Detrás de un gran hombre ya saben lo que dicen.

-Eso es bastante machista. ¿Les ofrezco algo de beber? –Se levantó Mermista y caminó hasta el pequeño bar de madera.

Catra volvió a apretar mi brazo.

-Muchas gracias por la oferta, pero no tomamos. Muy amables –Dijo Catra bastante tranquila.

-Bueno, hablemos de lo que se supone que deberíamos estar hablando.

Tratamos todo tipo de cosas y al final acordamos que nos veríamos en la fiesta que prepararon para nosotros. De la fiesta dependía si cerrábamos el trato o no.

El chofer nos llevó hasta la habitación del hotel. Teníamos unas tres horas antes de que pasaran de nuevo por nosotros para llevarnos hasta el lugar del evento que se llevaría a cabo fuera de la ciudad en una casa oculta con la que contaban los socios.

Estaba nerviosa, tenían fama de ser fiestas bastante densas y alocadas que en su mayoría terminaban en cosas sexuales entre todos los invitados. No estaba dispuesta a ser descubierta.

-Por fortuna Shadow Weaver conoce a estos tipos e hizo bien en equiparnos con las C35V, así pasaremos como bebedores sociales y no nos distraeremos de la misión –Decía una Catra bastante emocionada.

Las C35V son unas píldoras diseñadas por la división americana de La Agencia y permiten que el metabolismo funcione de manera acelerada para producir los suficientes antioxidantes que evita que el alcohol se metabolice. Puedes llegar a tomar de forma exagerada alcohol sin sentir el menor síntoma de estar embriagado. Lo único malo son los efectos secundarios, pero eran mínimos.

-Esta noche nos jugamos el todo por el todo –Continuaba –Si sale bien, tenemos ya hecha la mitad de la misión y no tomará demasiado tiempo hacer el resto.

Esperamos pacientes a que llegara la hora y respondimos al primer toque de puerta. Era el chofer que llegaba justo a tiempo.