Primer día

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Era el primer día de instituto y ya llegaba tarde, por muchas alarmas que pusiera me costaba horrores levantarme. Me acerqué a mi padre y le pregunté si me podía llevar en coche, hizo caso omiso a mi petición y me trató con indiferencia, me imagino que sigue enfadado. Salí corriendo de casa y se me escapó el autobús, maldije para mis adentros, hoy no estaba empezando con buen pie. Decidí ir corriendo, y cuando me quedaban cinco minutos para llegar escuché el timbre a lo lejos. Corrí como nunca y empezaron a caer algunas gotas de lluvia. Definitivamente hoy no era mi día, llegaría tarde y mojada. De pronto comencé a tener el presentimiento de que algo malo iba a ocurrir y normalmente, cuando tengo un presentimiento así, no fallo. 

Pude entrar en el instituto, suspiré aliviada, ahora solo tenía que encontrar mi nueva clase. Vi una persona caminando por uno de los pasillos y le pregunté cómo llegar a mi aula asignada, ella mi indicó y como un rayo me fui corriendo gritándole un "gracias".

-Adolescentes- llegué a escuchar – primer día y llega tarde, ¡Hay que ver!.

Cuando llegué, me di unos segundos para recuperar el aliento y me coloqué un poco el pelo, luego di varios toques en la puerta y abrí el picaporte.

-Buenos días, siento llegar tarde, ¿Puedo pasar? - Pregunté al profesor con una gran sonrisa para que me perdonara, este me miró con desaprobación.

-Adelante señorita Loxar, cómo no, usted llegando tarde – suspiró con desgana, no nos llevábamos demasiado bien- puede sentarse, pero que no vuelva a ocurrir – suspiré aliviada, me senté al lado de mi mejor amiga, Lucy, quien estaba en segunda fila, quería echar un vistazo rápido para ver que nuevos compañeros habían ingresado pero con la mirada del profesor Oteker detrás, ni tiempo me dio. Empecé a sacar los libros de mi mochila cuando volvieron a tocar la puerta.

-Adelante – dijo mi profesor. Al instante entró la señora que me había dado indicaciones en el pasillo. Cuando mi profesor la vio, le cambió la cara de amargado por una muy alegre – Muy buenas señora directora, chicos, les presento a la nueva directora Eloisa.

-Buenos días alumnos, solamente quería presentarme y comunicarles que a partir de ahora en adelante seremos más estrictos, aquí nos tomamos las reglas muy en serio. – comentó pasando una mirada por cada uno de nosotros.

-Genial, otra cárcel – murmuré y Lucy me dio un codazo riéndose.

-Cualquier cosa que necesiten – continuó diciendo – nos tienen a su disposición pero no permitiremos faltas de respeto, ni desobediencias –me dirigió una mirada bastante fría – y, por supuesto, no permitimos la impuntualidad - a esto se debía mi mal presentimiento.

-Lo siento – dije rápidamente.

-Que tengan un buen día. – finalizó con eso su discurso y se fue.

"Genial", pensé "Otra persona que no me aguanta". El día transcurrió siendo este un poco tedioso. Me gusta estudiar y aprender cosas nuevas pero, a veces, me aburría en clase. Llegó la hora de irnos a casa cuando Lucy me propuso almorzar en un restaurante cercano. Al principio dudé puesto que aún no había resuelto mi conflicto con mi padre y seguramente no me dejaría ir, pero Lucy comenzó a insistir ya que irían todos los del grupo así que finalmente cedí.

-¡Ey chicas! ¿Se apuntan entonces? – preguntó nuestro amigo pelirrosa, Natsu, muy animado.

- Sí, si – dijo Lucy con un movimiento de mano, pareciendo desinteresada, aunque en realidad se moría de ganas por ir ya que le gustaba mucho cierto pelirrosa.

-Genial, entonces – comenzó a llamar a todos los demás – Erza, Gajeel, Levy y Gray, vámonos.

-¿Gray? – pregunté

-Ah si – dijo Natsu – mi mejor amigo de la infancia se ha trasladado a este instituto. –hizo una señal para que se acercara el azabache– mira Gray, te presento a Juvia y bueno a Lucy ya la conoces. – por lo visto se conocían también desde pequeños.

Gray Fullbuster se acercó y nos saludó. Me quede estupefacta cuando vi que era el mismo chico con el que me había tropezado el día de ayer. Se me quedó mirando, seguramente pensando lo mismo.

-Hola Gray, ¿vamos? – comentó Lucy, haciendo que saliese del trance. El chico asintió metiéndose las manos en los bolsillos del pantalón.

El grupo empezó a caminar en dirección al restaurante y a reír animadamente. Me dirigí a Gray y le observé, ese chico tiene un aura misteriosa que hacía que quisiese saber más sobre él. En ese momento, me miró y sentí una calidez en mis mejillas fruto de mi enrojecimiento al sentir vergüenza ya que me habían pillado.

-No esperaba verte por aquí – le sonreí.

-Lo mismo digo – dijo secamente. No sé por qué pero me dio la impresión de que ayer fue más cálido. No le di importancia.

Mientras, en la comida, me di cuenta que Gray es una persona de pocas palabras, frío y distante, pero me sentía atraída, no comprendía por qué exactamente, físicamente es bastante atractivo pero tiene una presencia y una forma de mirar que me daban ganas de querer observarlo de cerca, de querer saber más cosas sobre él.

-Ya veo – me dijo Lucy con una sonrisa pícara sacándome de mis pensamientos – a ti te gusta el nuevo integrante.

- ¿Qué? Qué va, cosas tuyas – le dije intentando desviar la mirada acusatoria de mi amiga.

-Juvia Loxar, te conozco demasiado bien como para saber cuándo mientes – rió y le quité importancia con un gesto de la mano.

Desgraciadamente, así era, mi mejor amiga me conoce lo suficiente para ver a través de mí, de todas formas, solo me atraía el chico. Cuando terminamos de comer, nos despedimos y cada uno se fue a su casa. 

Empecé a divagar como de costumbre, si mi padre estaba enfadado por lo de ayer y encima hoy, que ni siquiera le avisé de que no iba a comer, me iba a caer otra bronca, suspiré, en realidad no me gustaba discutir con él pero muchas veces sentía que no me daba mi espacio y eso me ponía enferma.

Sentirme segura para ser libre -Gruvia-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora