¿Te quedas?

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Gray:

Había propuesto ver una película de miedo, me gustan bastante porque me causan gracia, no sabría decir el motivo, supongo que siempre me espero los sustos.

-No... no... estoy.... No estoy..... asustada – me decía Juvia temblándole prácticamente todo el cuerpo. Me reí internamente por cómo estaba ella, realmente es adorable. En ese momento se asustó y quedamos en una posición algo embarazosa – lo siento, no era mi intención.

Cuando la sentí sobre mi cuerpo, nuestras caras quedaron muy cerca y no me desagradó la cercanía, es más, me gustó. Esta chica despierta sentimientos en mí que no había sentido anteriormente.

-Si solo querías echarte encima de mí haberlo dicho antes – dije. Me sorprendí ante mi propio comentario, "qué descarado, ¿desde cuándo me volví así de atrevido?", me sonrojé al instante intentando ocultarlo bajo el flequillo.

-No te lo tengas tan creído, -hizo una pausa - voy un momento al baño.

Juvia se fue al baño y pensé que era el momento perfecto para gastarle una broma, decidí darle un susto para ver cuán asustada estaba aunque ella no quisiese admitirlo. ¿Desde cuándo gasto bromas?, a veces no me entiendo ni yo mismo. Sé que me suelo mostrar frío y distante pero eso se debe a que no quiero tener una relación importante con nadie por miedo a perder a esa persona, como ya me ocurrió en el pasado. No quiero revivir ese sufrimiento, por eso me quedo dentro de mi burbuja, me pongo un escudo protector para que nada me afecte ni me haga daño pero inconscientemente, Juvia se está metiendo poco a poco dentro de esa burbuja.

Esperé el momento adecuado, me llegó un mensaje de Natsu diciendo que se iba a quedar a dormir una amiga en casa, no le hice caso puesto que estaba más interesado en asustar a cierta peli azul.

Salió del baño, llamándome por mi nombre casi en un susurro y la asusté. Pegó un grito escandaloso que casi me deja sordo pero me hizo mucha gracia la cara que se le había quedado. Era de sorpresa y de terror. No podía parar de reír.

-¿Acaso quieres matarme?

-No seas exagerada, que pena que no lo grabé – chasqueé los dedos pensando en que había sido una buena oportunidad para molestarla en el futuro.

-Muy gracioso – de repente, estuve tentado a tocarla, a abrazarla, a protegerla de cualquier cosa, y así lo hice, toqué su moflete con mis dedos, se sentía cálido.

-Venga anda, no me mires así - y sin quererlo dije lo que estaba pensando - que tierna eres - ¡ay madre! He bajado la guardia, ¿pero qué me pasa?, tengo que irme de aquí – debería irme.

En el fondo me debatía entre si debería irme o quedarme, una parte de mí quería alejarse de ella porque no quería que la cosa fuese a más, y otra, quería quedarse porque realmente estaba cómodo.

-¿No quieres pasar aquí la noche? – me desconcertó ¿Qué estaba insinuando? - no es lo que piensas – se apresuró a decir – es que es tarde y no es bueno caminar a estas horas solo por la calle.

No me parecía mala idea aunque me da algo de vergüenza. De repente tuve una idea del porqué no quería que me marchase.

- ¡Ja! Lo que no quieres es quedarte sola para ver a la "monja" detrás de ti – le dije moviendo las dedos de forma siniestra.

-No es por eso idiota – hizo un puchero y me dio un codazo.

-Está bien, pero antes veamos algo que sea cómico para que se te pase el susto, miedica. – le enseñé la lengua para que se relajara.

-No soy una miedica – gruñó, la miré extrañado y sonriendo un poco puesto que dudo de su afirmación.

"No sé qué tiene esta chica que hace que quiera estar cerca de ella", pensé por un momento, "Gray, no pienses en idioteces".

Sentirme segura para ser libre -Gruvia-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora