exile

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Vernon había leído cientos de libros de terror, e incluso libros que no eran de terror pero que hablaban sobre fantasmas, horrorosos experimentos humanos, vampiros y muertos vivientes.

Pero ninguno de esos libros, ninguna historia por más terrorífica que fuera, lo preparó para ver cómo aquel cadáver salía de la tierra y ahora lo miraba fijamente.

Ambos llevaban un minuto viéndose fijamente. Vernon tenía miedo de hacer cualquier movimiento que llamara la atención de ese ser, no sabía lo que podía hacerle y no estaba dispuesto a averiguarlo.

El cadáver tampoco se movía, ni siquiera parpadeaba, aunque Vernon supuso que, una vez muerto, nadie necesitaría volver a parpadear nunca más

El único movimiento entre ambos era el que hacía el sucio y manchado vestido de boda que colgaba a unos centímetros del suelo, el cual se balanceaba de un lado a otro gracias al viento que hacía aquella noche.

Vernon pronto notó que ese no era lo único que se movía, pues hasta ese momento vio el velo perfectamente acomodado que se encontraba detrás de aquel cadáver. La tela también se movía, aunque de manera más rápida debido a la delgadez de su forma.

Cuando Vernon por fin se dio cuenta, el rostro del cadáver había cambiado pues, para su terrible y horrible desgracia, ahora le estaba sonriendo, aunque sin mostrar sus dientes.

Las mejillas de aquel chico se abultaron y sus ojos se cerraron un poco. Gracias a eso Vernon pudo decir, con bastante confianza, que ese chico había sido muy atractivo, tan atractivo como para haber llamado su atención si él hubiera sido su prometido en lugar de Chan... si al menos estuviera vivo.

El silencio comenzaba a ser incomodo y escalofriante para Vernon pues, a excepción de los sonidos naturales del bosque, no se escuchaba nada más. No sabía si ahora podía salir corriendo y aquel cadáver simplemente se iba a quedar atrás sin seguirlo, o si lo iba a perseguir hasta su casa.

El chico no estaba seguro de nada, pero tampoco quería quedarse un minuto más viendo aquella escalofriante escena. Si llegaba a casa a contarles aquella experiencia a sus padres probablemente le dirían que no había sido más que su imaginación incentivada por los nervios de la boda, el único que le creería, de eso estaba seguro, sería Joshua.

Así que, armándose de valor y preparándose para echar a correr al menor movimiento del cadáver, comenzó a mover sus piernas, acercándolas a su pecho para apoyarse en ellas y levantarse, todo ello de manera silenciosa y cuidadosa, sin perder de vista los movimientos que pudiera hacer el cuerpo flotante frente a él.

Así lo hizo hasta que intentó impulsarse con sus manos para ponerse de pie, fue sólo un segundo en el que sus ojos se separaron del cadáver para concentrarse en el suelo debajo de él, cuando escuchó una voz susurrante y suave.

–Acepto.

No hubiera hecho caso de aquellas palabras, simplemente hubiera salido corriendo y gritando despavorido. Se hubiera limitado a marcharse de allí sin siquiera voltear a mirar una vez más aquel cuerpo. Hubiera ignorado todo e ido directo a su casa, hacia Joshua, y le hubiera contado todo lo que le había sucedido, sintiendo aún el pánico recorriendo su cuerpo. Lo hubiera hecho de no haber sido por la sorpresa que lo invadió al escuchar esa respuesta.

¿Qué? –Preguntó con una combinación de asombro y terror, elevando su vista para ver cómo el cadavérico rostro se había movido de nuevo, mostrando ahora la dentadura blanca del chico, dentadura que pudo ver de nuevo cuando volvió a escuchar la suave voz.

–Que acepto casarme contigo.

Por un momento Vernon siguió creyendo que aquellos eran sus dientes, lo cual lo sorprendió, pues creyó que, viendo el nivel de descomposición del cuerpo frente a él, el resto se encontraría en las mismas condiciones. Pero cuando el cadáver notó que Vernon lo veía con curiosidad le sonrió de nuevo.

my tears ricochet || verkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora