the last great american dynasty

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–Ahora, repite después de mí –dijo el padre Kim con voz autoritaria y soporífera, logrando que todos los presentes, a excepción de él mismo, sintieran sus ojos a punto de cerrarse o bostezaran con frecuencia.

Los ojos del religioso observaban con un dejo de frialdad hacia Vernon, quien se encontraba ruborizado y sus manos temblaban descontroladamente; no podía soportar tener la mirada de tantas personas (7, específicamente) sobre él. Y la imponente y un poco odiosa presencia del padre Kim no le ayudaba en lo absoluto.

Vernon seguía sin entender por qué aquel tenía que ser el único padre en la iglesia del pueblo, si hubiera algún otro podría librarse del frío escrutinio que estaba viviendo en ese mismo instante.

–"Con esta mano –dijo el padre mientras estiraba su propia mano derecha–, yo sostendré tus anhelos, tu copa nunca estará vacía –esta vez tomó la copa, llena a la mitad de vino, que se encontraba sobre el blanco mantel de la mesa que lo separaba de los futuros esposos–, porque yo seré tu vino. Con esta vela –tomó aquel objeto encendido de la punta–, alumbraré tu camino en la oscuridad, y con este anillo –finalmente tomó el último artefacto sobre la mesa, dirigiéndolo hacia Chan, para enseñarle a Vernon los ademanes correctos que debía llevar a cabo al día siguiente, durante la ceremonia religiosa–, te pido que seas mío". Sencillo.

La sonrisa socarrona y de superioridad que le dirigía el padre Kim a Vernon le recordaba a la portada de un libro que había visto hacia algunas semanas y que había copiado en su cuaderno de dibujo, escondido ahora entre su traje, en donde el villano de la historia sonreía como si hubiera vencido a los héroes... el padre Kim lucía como ese villano a la perfección.

Joshua tosió débilmente, trayendo a Vernon de vuelta a la realidad y fuera de sus extraños pensamientos. Hasta ese momento fue consciente de que se había quedado viendo a la nada mientras los demás lo contemplaban, esperando que comenzara a hacer las mismas acciones anteriores del padre.

–S–sólo estaba intentando repetirlas en mi mente –se excusó con tartamudez.

Pudo ver cómo su padre Mark soltaba de manera temblorosa todo el aire que había contenido en sus pulmones. Su padre Jackson le sonrió de manera tensa, como si intentara transmitirle seguridad pero fallando en el intento.

También vio a los señores Lee removiéndose en sus asientos de manera nerviosa.

Su vista se fue hacia la otra punta de la habitación, en donde se encontraba su hermano. Hubiera deseado que Joshua le dirigiera una de sus confiables sonrisas, pero éste se limitaba a mirar hacia el suelo, perdido en sus pensamientos.

Por último miró a Chan.

La primera vez que lo vio, hacía unos minutos atrás, le pareció el joven más adorable de todos los que había conocido antes... pero, a su pesar, eso no había sido suficiente para que se enamorara de él. Al menos no de la misma manera en la que lo habían hecho sus padres.

Se sentía mal y culpable consigo mismo, Chan era un chico apuesto, tranquilo y amable; todo eso lo había averiguado con los pocos minutos que tenía de tratarlo. Podía ver que llegaría a ser un buen esposo, y eso lo hacía todo peor.

Vernon quería dar todo de sí para que aquel matrimonio funcionara, desde ese momento y en un futuro, pero el no poder ver a Chan de una manera más romántica (lo veía más como a un hermano menor, tomando en cuenta que era 3 años más joven que él), como se supone que debería aprender a verlo, empeoraba toda la situación. Lo hacía sentirse mal consigo mismo, como si se estuviera traicionando –porque de verdad lo estaba haciendo–, y todo eso hacía que se sintiera incómodo en ese momento, sentimiento reflejado en su nerviosismo y en la poca atención que estaba poniendo en aquel ensayo.

my tears ricochet || verkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora