La reunión termino y luego de haber hablado con Meliodas y Elizabeth, Mia inmediatamente salió volando a lo más que sus alas le permitían en dirección al claro dónde se reunía con Zeldris, tenía la esperanza de que el pelinegro estaría ahí, con su mirada desinteresada que de algún modo le transmitía calidez a Mia, con sus mejillas sonrosadas cuando lo abrazaba, con su linda cara y su actitud tan... Tan él.
Todo Zeldris le gustaba a esa diosa, no sabía cómo se había enamorado él... Simplemente había sucedido, aquel príncipe fue su primer amigo real, fue la primera persona que lo comprendió por completo, fue la primera vez que fue solo Mia... ¡Y la persona con la que estaba no la juzgaba! No le decía que era blanda por no atacar directamente, no le decía que no podía hacer algo por su edad, no la subestimaba porque pensaba que no era fuerte, era vista como un igual con Zeldris, le agradaba eso... El respeto mutuo, la confianza que había crecido entre ambos, era algo que no podía describir... Antes de darse cuenta su corazón ya latía agitado cuando muy ocasionalmente recibía un cumplido del demonio, sentía sus mejillas sonrojarse al estar muy cerca él abrazándolo.
Sin embargo, nunca tuvo la oportunidad de decirle a Zeldris lo que sentía... Jamás se atrevió a decirle "te amo" a ese demonio que la traía a sus pies, porque todo fue muy claro desde el primer día para ellos, pasase lo que pasase entre ellos dos, sus clanes eran primero, ninguno iba abandonar la vida que tenían en sus respectivas razas porque sabían que les esperaba... Sin aquella traición de Meliodas a los demonios y el verlo al lado de la Diosa Elizabeth había cambiado las cosas drásticamente, ya no podrían mantener esa amistad que tanto atesoraban, porque ahora que ellos dos se expusieron sería solo cuestión de tiempo para que a los dos menores también les sucediera y fueran castigados de la peor manera.
La diosa dio un suspiro frustrado y pateo una roca antes de sentarse en el suelo, revolviendo un poco sus cabellos que con tanto esmero mantenía en perfecto orden tal cual el mayor de sus hermanos le había enseñado desde que tenía memoria, su ojo que usualmente estaba cubierto parcialmente por el mechón gris de su cabello quedó a la vista, no importó... Solo quería ver a Zeldris y quizás aquello ya no sería posible.
- Hey... -
Una voz familiar la llamo, sus ojos se abrieron y vio la silueta que tanto añoraria frente a ella, la heterocromatica se levantó con rapidez y abrazo fuertemente al mayor, sintió un nido en su garganta... ¿Realmente debía dejarlo ir? No quería.
- Mia... Lo siento... -Oyó decir al pelinegro y lo miro sin entender- por todo esto, sabes que no podemos seguir viéndonos -
La de cabello bicolor soltó un suspiro y miró al mayor ya comprendiendo a que se refería.
- Está bien... Sabíamos que este día llegaría tarde o temprano -dijo con una sonrisa amarga y se separó del abrazo viendo al pelinegro- Zel... Hay una cosa que debo decirte... Y se que si no lo hago ahora me voy a arrepentir por siempre -
Nerviosa, la muchacha tomo las manos del mayor y soltó una suspiro preparándose para lo que diría mientras el contrario la miraba confundido y preocupado, ¿qué era lo que quería decirle?
- Zeldris... Te amo -dijo finalmente, el azabache no estaba tan sorprendido pues él lo había deducido por el comportamiento de la chica, pero igual no se esperaba aquella confección en ese momento- te amo desde hace tiempo y... Y nunca me atreví a decirte eso, pero... Ahora que ya no podremos vernos más yo sentí que debía decirlo... -
Las mejillas de la chica estaban completamente rojas, los nervios los tenía a flor de piel y su mente empezaba a prepararse para el posible rechazo cuando un su lugar una mano con un guante metálico alzó su rostro levemente y como en sus labios una suave, pero muy expresiva presión era aplicada, era un beso... Su primer beso.
El demonio se separó de ella y Andrés de que dijera algo la chica lo beso de nuevo siendo obviamente correspondida por el mayor, solo que esta vez fue un beso más largo, más... Emocional, el cariño y el aprecio que de tenían había florecido hasta convertirse en un amor puro e inocente, el primer amor de unos inexpertos niños que aún eran nuevos en aquel asunto, unos minutos hicieron falta para que se separarse por la necesidad de aire y en las mejillas de ambos se notaba un sonrojo apenado.
- También te amo -oyó contestar al pelinegro después unos momentos-
- Pero ahora... -La chica soltó un suspiro- ahora ya no vale la pena haber confesado esto... Ambos tomaremos caminos diferentes, seremos enemigos... Esta vez para siempre Zeldris -
En las palabras de la diosa de podía notar la tristeza y el dolor, ¿de que servía que su amor fuera recíproco si no podían estar juntos? ¿De que servía continuar peleando si lo harían contra la persona de la que se habían enamorado? No era justo...
Un sollozo salió de los labios de Mia y Zeldris la miró preocupado, en respuesta recibió un abrazo y podía oír como la de cabello bicolor lloraba, sintió su corazón romperse oyendo a la pelibicolor, correspondió al abrazo apretando a la chica entre sus brazos con fuerza, sin ser demasiado rudo.
- Mia... Te lo prometo, algún día haré que está guerra terminé, y cuando ese día llegué finalmente vamos a estar juntos -dijo mientras que acariciaba una de las mejillas de la chica con suavidad y ella sonrió ligeramente- algún día estaremos juntos sin tener que escondernos, y cuando ese día llegué nos amaremos todo lo que no podamos durante la guerra, te lo juro -
Una sonrisa tierna se posó en los labios de la chica y esta beso con suavidad los labios del pelinegro, aquel beso era una despida... Un beso cargado de tristeza.
- Adiós Zeldris... Te esperaré, te esperaré lo necesario hasta que cumplas tu promesa -
Tras esas palabras la chica se alejó h emprendió vuelo de regreso a su hogar sintiendo tristeza en su corazón por lo acontecido, aquello lo guardaría en su interior hasta que Zeldris entrará a su vida de nuevo, conservando en silencio su amor y le deseo de reencontrarse con aquel demonio.
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Silent Hearts |⟨ Zeldris ⟩|
Fanfiction" 𝓤𝓷𝓪 𝓿𝓸𝔃 𝓺𝓾𝓮 𝓬𝓵𝓪𝓶𝓪 𝓮𝓷 𝓼𝓲𝓵𝓮𝓷𝓬𝓲𝓸 𝓹𝓸𝓻 𝓾𝓷 𝓭𝓮𝓼𝓮𝓸 𝓹𝓾𝓻𝓸 𝔂 𝓼𝓲𝓷𝓬𝓮𝓻𝓸, 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓮 𝓵𝓵𝓮𝓰𝓪𝓻 𝓪 𝓼𝓮𝓻 𝓶𝓪𝓼 𝓯𝓾𝓮𝓻𝓽𝓮 𝓺𝓾𝓮 𝓾𝓷𝓪 𝓺𝓾𝓮 𝓿𝓸𝓬𝓲𝓯𝓮𝓻𝓪 𝓮𝓷 𝓼𝓾 𝓭𝓮𝓼𝓮𝓼𝓹𝓮𝓻𝓪𝓬𝓲𝓸𝓷 " Porque a v...