| Nos vamos acercando a la recta final de la historia, la verdad no le calculo más de diez capítulos para que termine, espero que hayan disfrutado la lectura y que lo queda de historia también les guste.
Por cierto, me gusta mucho pensar que la voz de Mia es igual o al menos similares a la de Ado, simplemente me encanta como canta y al menos muchas de las canciones de UTA en Film Red me recuerdan mucho a ella|
Habían pasado ya varios meses desde el viaje de Zeldris y Mia había empezado, durante ese tiempo habían conversado muchas cosas y simplemente habían pasado tiempo juntos, esa tranquilidad que ahora era su nueva normalidad era extraña, pero era agradable por fin poder estar juntos sin tener que preocuparse por ser descubiertos o sobre las próximas batallas.
La voz dulce y melodiosa de Mia llego a los oídos de Zeldris llamando atención, se acerco a ella lentamente sin hacer mucho ruido, la chica ni siquiera se había percatado aún de su presencia, el viento movía suavemente sus cabellos, llevándose con este las palabras de la canción de la chica; por más hermosa que fuera su voz, notaba en ella un deje de tristeza, aquello lo preocupo, acabo de cortar la distancia entre ambos colocando una mano en el hombro de la menor, quien lo vio con sorpresa al no haberlo notado.
- Zel... Me asustaste, no te sentí llegar -dijo con algo de nerviosismo al verlo, secando las lagrimas que corrían por sus mejillas- ¿Cuánto llevas ahí? -
- Lo suficiente, ¿estás bien? ¿Por qué llorabas linda? -preguntó con preocupación, con cuidado aparto el mechón de cabello que cubría el lado izquierdo de su cara, dejando ver su ojo de color ámbar, acomodó su cabello atrás de su oreja y luego limpió suavemente las lágrimas que allí quedaban- ¿Qué sucede, Mia? -
- No es nada... Solo... Mi hermano -suspiro levemente apoyando su mejilla contra la mano del azabache- Lo extraño, mucho... Hubiera deseado que Ludociel también hubiera podido ver la paz que conseguimos luego de tanto tiempo -
Observo a la chica con algo de pena, sabía lo cercana que era Mia con sus hermanos mayores, siempre había envidiado eso de ella ya que a él le hubiera gustado mucho tener una relación como esa con su hermano mayor, sin embargo ahora que ya había pasado un tiempo había podido ver a la chica algo decaída algunas veces y eso le preocupaba.
- ...Cuando era niña, Ludociel solía peinarme todo el tiempo, adoraba mi cabello, en cambio a mi solía disgustarme en ese tiempo... -
- ¿Tu? ¿La misma Mia que se pasa media hora solo acomodando su fleco? Difícil de creer -
- Je... Lo digo en serio Zel -ahí estaba esa linda risa, lo alivio verla sonreír- En la Raza de las Diosas, se tenía en gran estima la perfección y la pulcritud, por mis ojos y mi cabello mi apariencia siempre resaltaba, eso desencadeno en algunas burlas por parte de otras diosas y bueno... La pequeña Mia sin magia de ese entonces solo podía ir a llorar con sus hermanos mayores -la mirada de la diosa había cambiado a una un poco más feliz por los recuerdos que estaban en su mente- Ludociel se volvió loco cuando se entero, amenazó a todo el mundo diciendo que si me veía llorar nuevamente por alguno de ellos iba a matarlos, ¡hubieras visto su cara! Te lo juro, creo que lo vi abrir los ojos y todo, no hubo manera de calmarlo en todo el día -
- Hmp yo los hubiera asesinado inmediatamente -respondió recibiendo una pequeña risa de la contraria como contestación- Veo que Ludociel te quería mucho -
- Mael y yo éramos su adoración, él nos crio prácticamente, no recuerdo como eran mis padres ya que murieron cuando era bebé... Ludociel fue quien cuido de nosotros y nos enseñó todo lo que sabemos ahora -eso le sorprendía, la imagen que él tenía del arcángel era una totalmente diferente a lo que su amada describía- Se que puede ser difícil de creer, era muy despiadado en el campo de batalla y muchas veces no estaba de acuerdo con sus métodos, pero puedo afirmar con total seguridad que Ludociel era un buen hermano mayor y lo fue hasta el ultimo segundo -
La expresión de Mia se había vuelto una mezcla de tristeza y nostalgia, sabía que es situación era complicada para ella, quería ayudarla de alguna manera, pero... No sabía como.
- ¿Sabes algo? Una de las cosas que paso por mi mente cuando entendí que estaba enamorada de ti fue "¿Qué pensará mi hermano de esto? ¿Se decepcionará de mi?", pero se que por más odio que tuviera contra los demonios, si me hubiera visto feliz a tu lado lo hubiera aceptado -
- No mientas linda, hubiera intentado matarme... De hecho, lo hizo -
La seriedad en el tono de voz del demonio provocó una fuerte carcajada en la chica, no se esperaba ese comentario de manera tan seria, Zeldris siempre sabía que hacer para animarla, aunque fuera alguien muy poco expresivo, siempre podía contar con él si lo necesitaba.
- No soy el más adecuado para dar este tipo de consejos ya que mi relación con mi hermano no es la mejor, pero... Mia, está bien que llores, que te desahogues, se que te duele princesa y no quiero que sientas que no puedes dejar salir esas cosas conmigo -colocó sus manos sobre las mejillas de la menor y le dejó un pequeño beso en la nariz de manera cariñosa- eres muy fuerte Mia, pero tu también mereces que te escuchen... Estoy aquí para ti, para escucharte y apoyarte del mismo modo en que tu lo hiciste para mi -
- Zel... Muchas gracias -
La chica se abrazó a él con fuerza, sollozando en los brazos del demonio, sintiéndose protegida de todo lo malo que la rodeaba, ese sentimiento de seguridad que Zeldris le transmitía para ella era imposible de encontrar en otro lugar.
Siempre había intentado ocultar lo que sentía para evitar más preocupación a sus hermanos, sin embargo como siempre, Zeldris sacaba a relucir partes de ella que creía haber dejado ocultas para todos, ¿cómo podría negarle algo a su amado demonio si la abrazaba como lo más delicado del mundo y acariciaba su cabello mientras le susurraba que todo iba a estar bien? Bajo esa ruda y fría apariencia, Zeldris era alguien verdaderamente dulce.
Cuando tras un buen rato la diosa cayó dormida, Zeldris la observó descansar acariciando con delicadeza los cabellos de la chica, quizás no había podido ver el lado de Ludociel que Mia veía, pero entendía totalmente el que hiciera todo para asegurar la victoria y proteger a quienes amaba, él había hecho lo mismo y ahora que podía estar junto a la mujer que tanto amaba, sería él mismo quien se encargaría de proteger a esa dulce diosa que le había dado un motivo para seguir.
- Te lo prometo princesa, protegeré hasta mi ultimo respiro tu hermosa sonrisa... -
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Silent Hearts |⟨ Zeldris ⟩|
Fanfiction" 𝓤𝓷𝓪 𝓿𝓸𝔃 𝓺𝓾𝓮 𝓬𝓵𝓪𝓶𝓪 𝓮𝓷 𝓼𝓲𝓵𝓮𝓷𝓬𝓲𝓸 𝓹𝓸𝓻 𝓾𝓷 𝓭𝓮𝓼𝓮𝓸 𝓹𝓾𝓻𝓸 𝔂 𝓼𝓲𝓷𝓬𝓮𝓻𝓸, 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓮 𝓵𝓵𝓮𝓰𝓪𝓻 𝓪 𝓼𝓮𝓻 𝓶𝓪𝓼 𝓯𝓾𝓮𝓻𝓽𝓮 𝓺𝓾𝓮 𝓾𝓷𝓪 𝓺𝓾𝓮 𝓿𝓸𝓬𝓲𝓯𝓮𝓻𝓪 𝓮𝓷 𝓼𝓾 𝓭𝓮𝓼𝓮𝓼𝓹𝓮𝓻𝓪𝓬𝓲𝓸𝓷 " Porque a v...