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Ya hablamos de Mia, de cómo se sentía, de dónde estaba cuando toda aquella situación tan descontrolada e inesperada empezó, pero... ¿Y Zeldris? ¿Qué fue de ese demonio de cabellos negros?
Bueno, la situación con Zeldris no era mucho mejor...
Cuando Meliodas hubo abandonado el inframundo fue confrontado por Zeldris, en la conversación que tuvieron salieron a la luz varias cosas que no sabía que el contrario conocía...
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Estaba enojado y sorprendido por la noticia que me había llegado, ¡¿cómo aquello era posible?! Mi hermano mayor había asesinado a dos Mandamientos y estaba camino a la salida del Reino Demoníaco...
Decidido salí a toda velocidad para intentar alcanzarlo, por pura suerte pude lograrlo así que inmediatamente le grité llamando su atención.
- ¡Meliodas! -Llamé al rubio deteniéndome algunos pasos detrás de él- ¡Hermano, no puedes estar hablando en serio! ¡¿En serio nos traicionaras por una diosa?! -Le cuestione con rabia-
Meliodas me miró con algo de sorpresa cuando me escucho, luego pude ver cómo una sonrisa de tristeza se posaba en su rostro, ¿acaso estaba mirándome con lastima? Maldito...
- Zeldris... -Oí que empezó a hablar con duda en su voz, hizo una pausa como estuviera aún pensando que decir- no puedo quedarme en el clan, pero- -
- ¡¿Y que hay de mi?! -Lo interrumpi sin poder aguantarme, estaba muy molesto como para esperar a que terminará de hablar- ¡¿Me vas dejar aquí y vas a abandonarme?! ¡¿Abandonaras a nuestro clan?! ¡Todo por esa maldita diosa! -
La expresión de Meliodas se notaba sorprendida, vi como esbozó una sonrisa y como soltó una leve risa, eso solo aumento mi enojo.
- ¡¿De qué te ríes?! -
- Zeldris... -Llamo mi nombre y yo lo mire con una ceja alzada, expectante- ¿Estás enojado porque me iré para estar con Elizabeth, cuando tú te ves en secreto con una diosa igual que yo? -Abrí mis ojos con sorpresa, ¿cómo se había enterado de Mia?- Recuerdo haberla visto otras veces en batalla, es la hermana menor de esos dos arcángeles... Su nombre es Mia, ¿verdad? -
