Epílogo

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Sus cabellos azabaches colgando sobre la madera del piano y un feliz rubio que tocaba el instrumento, disfrutando que su amada estuviera recostada sobre el mismo, tocando la canción que habían nombrado de ellos.

Finalmente la ansiada normalidad y la querida rutina había regresado a sus vidas.

Sonando la canción, los recuerdos invadieron la cabeza de Marinette.

El reencuentro con sus padres había sido maravilloso. Mirar cambiar sus semblantes decaídos al verla llegar en los brazos de Mister Bug, era un recuerdo que quería atesorar.

Pero también al tener presente la imagen de su madre llorando, la hacía querer pensar en una dolorosa venganza contra Plagg.

Talvez era el kwami de la destrucción e incluso pudo haber extinto a los dinosaurios pero le iba a demostrar lo que sucedía si provocaban que sus padres estuvieran tristes.

También le llegó a la memoria el reencuentro con sus amigas, no evitando sonreír al rememorar como la rodeaban entre lágrimas y sonrisas.

Eso le recordaba su venganza contra Nino. Haber sido el causante de todo al distraer a Chat Noir tras haber pasado vestido de dinosaurio, era algo ruin.

Miro a su costado y dió una sonrisa al mirar el guiño que su amado le había lanzado, recordando los tantos bailes que habían tenido con esa canción.

Genial, le habían entrado unas ganas inmensas de besarlo y le había sido muy difícil subir al piano.

Estando a punto de levantarse e ir donde el, su mirada se desvió a su costado, mirando con enojo aquella jaula color rosa en la que habia sido transportada semanas antes con la intención de hacer más gatitos a partir de ella.

Talvez era el chico de sus sueños pero eso no se podía quedar así.

Ese no era momento de pensar en besitos, era momento de pensar los puntos débiles de los chicos.

Por lo menos Plagg ya estaba por tener su merecido en 5... 4... 3... 2... 

-¡¿QUIÉN DESCONECTÓ EL REFRIGERADOR DE LAS RAZONES DE MI EXISTIR? MIS QUESOS SE ECHARON A PERDER!

Ni al uno pudo llegar, no importandole pues sonreía en sus adentros al ver al kwami de aquella manera.

Por supuesto que había sido ella. La venganza era un plato que se comía frío, era una lástima que el queso también.

El afectado en ese momento no veía claro. Solo necesitaba descargar su ira.

Sus ojos sólo enfocaron a un asustado Adrien que miraba con temor lo furico que se veía el monstruo devora quesos.

Fue en ese momento cuando supo que tenía correr por su vida.

Por el contrario Marinette ignorando como su amado suplicaba su ayuda, quien huía de Plagg que le hacía cosquillas dolorosas, solo pensaba en como hacer que Nino pagara.

Con tranquilidad y escuchando alaridos de dolor de fondo, Marinette se sentó en el sofá abriendo su celular, sonriendo al ver una publicación del antes pensado.

"¿Qué le puedo regalar a un suegro? Pronto es el día del suegro y no se que regalarle"

Fue en ese momento donde Marinette cambió a su cuenta falsa que utilizaba meramente con fines de investigación, respondiéndole.

"Deberías de regalarle carne exótica de pantera, seguro le encantará"

Cuando menos se dio cuenta, ya tenía una respuesta.

"Tienes razón @nosoymarinette   ¿Cómo no se me ocurrió antes?"

Imposible que alguien sospechara de ella. ¡Ja! Era una genio.

Sintió un extraño peso sobre sus piernas y miró que se trataba de la cabeza de un adolorido Adrien que finalmente había encontrado la manera de negociar con Plagg salvado así sus costillas.

Estaba por besarle cuando sintió el papel del número de celular del dueño del gato con el que habían intentado reproducirla, dentro de un bolsillo de su chaqueta y lo aventó directo al suelo, completamente enojada.

El la miró con confusión, pero al notar como ella miraba fijamente la jaula y al sentir la pequeña tarjeta que ella palpó al tocar su pecho, entendió.

Con cuidado la tomó de los hombros, mirando como ella le daba la espalda.

-¿Me perdonas? No fue mi intención.

Ella negó mientras sentía el abrazo de su amado sobre su cintura, intentando quitarlo.

-No, y no habrá besos hasta que me demuestres que lo sientes.

El simplemente negó mientras intentaba besar sus labios, quienes se alejaban lo más que podían pues quería demostrar que estaba enojada.

-¿Me perdonas?

Preguntó una ocasión más y esta rodó los ojos alejándolo con su dedo índice, sintiendo un beso en el mismo, acción que la tomó por sorpresa.

-Te puedo dar mil razones por las cuales lo siento, pero por ahora solo te diré una. Te amo y jamás me gustaría hacer algo que te haga sufrir.

Sus verdes ojos le dieron una mirada única mientras ella lo miraba sintiendo que estaba por derretirse.

-¿Ahora puedo besarte?

Ella solo asintió mientras cerraba sus ojos y se dejaba llevar un momento por los labios de su chico, mientras el sentía su corazón bailar al finalmente estar besando al amor de su vida.

Definitivamente los peores momentos que tuvo en su corto existir fueron cuando Marinette desapareció.

Fin.

Lamento no haber actualizado en una semana pero decidí darme este tiempo para mi.

Espero les haya gustado esta historia, de esta manera la doy por finalizada aunque... aún me sobraron ideas, así que talvez haga un bonus muy chiquito.

Aunque quien sabe.

Son las tres de la mañana, espero perdonen la ortografía y la redacción.

En fin, es el fin.

Marinette desaparecióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora