❬❛❛ I'll chew you up and I'll spit you out
'Cause that's what young love is all about ❜❜❭Había escapado de Ron y Hermione después de dos días de incesante charla sobre el torneo de los tres magos, estaba harto de escuchar como Ron chillaba y gimoteaba sobre cuánto le gustaría entrar al torneo, lo que haría con el dinero si ganase y lo injusto que le parecía que los menores de edad no pudiesen entrar. Aunque no era nada comparado con los molestos regaños de Hermione al pelirrojo, le recriminaba que estaba teniendo deseos estúpidos por querer entrar al condenado torneo, que era completamente inconsciente su latente deseo de querer arriesgar su vida por dinero y críticas por el estilo, esto desataba al instante peleas que parecían interminables. Sus mejores amigos habían estado peleado por lo que parecían siglos y por más que los quisiera, no podía soportar un segundo más de sus estúpidas peleas por algo, que al fin y al cabo no iba a pasar, los menores de edad no podrían competir y eso, para desgracia de Ron y satisfacción de Hermione, no iba a cambiar.
Se encontraba en uno de los pasillos más recónditos del castillo siendo bañado por la luz de sol que le brindaban los gigantescos ventanales del mismo. Estaba sentado en una barda haciendo su tarea, que para ser sinceros, era mucho más difícil de hacer sin la ayuda de cierta castaña gruñona. Aunque podía arriesgarse a una mala nota antes que tener que pasar un segundo más entre gritos y discusiones.
Amaba esos pasillos que, por lo general, estaban desiertos, eran lugares geniales para esconderse sin hacerlo como tal, la gente siempre estaba tan inmersa en sus cosas que pocas veces se tomaban el tiempo para apreciar la belleza del castillo y cada uno de sus pasillos, por fortuna, el no era uno de esos y desde su primer año el ya tenía sus pasillos, ventanas y salones favoritos.
Estaba tan concentrado en su tarea de adivinación que no noto cuando alguien se le aproximó diciendo: —Vaya, vaya. Si es el fabuloso San Potter. —Escuchó la voz que lo sacó de su concentración. Reconoció al instante de quién era y no le agrado para nada—¿Qué haces aquí tan solito, Potty? ¿La rata de biblioteca y tu comadreja mascota te abandonaron?
—Déjame en paz, Malfoy. Estoy ocupado —dijo de manera cortante sin levantar la vista del pergamino lleno de predicciones falsas y trágicas que se había inventado solo para mantener contenta a la desquiciada profesora Trelawney.
—Temo decirte que hoy no te podré dejar en paz —espetó, levantando con sus finos dedos abarrotados de anillos el mentón de Harry, haciendo que sus miradas se encontraran—. Tengo que hablar contigo.
Harry dejó su tarea de lado unos segundos y se levantó de la barda para poder hablar mejor con el rubio. Nunca en todos los años que llevaba de conocer al insufrible de Malfoy le había dicho que quería hablar con él sobre algo, cosa que intrigó a Harry puesto que, aunque sabía que lo más probable es que solo le fuese a decir algo ofensivo se preguntaba el porqué de la educación de Malfoy. Si lo iba a molestar, ¿por qué no solo lo hacía y ya? ¿Qué necesidad había del contacto físico?
—Habla rápido o vete —escupió agresivamente.
El rubio le dedicó una mirada un tanto extraña mientras se le acercaba, demasiado a su parecer.
—¿Malfoy, qué estás..? —dijo intentando ocultar su nerviosismo en cuanto el rubio lo aprisionó contra la pared del pasillo.
—¿Sabes, Potter? Mis amigos tienen esta estúpida idea de que no se amar —interrumpió Malfoy, confundiendo aún más a Harry. Ya sabía que Malfoy no mostraba emociones aparte del enojo y no le sorprendería que fuera un robot sin sentimientos, pero ¿eso qué tenía que ver con él? En lo que a él respecta, los sentimientos de su enemigo (o la falta de estos) no tendría porqué ser su problema.
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Bubblegum
Fanfiction-¿Sabes, Potter? Mis amigos tienen esta estúpida idea de que no se amar. -Bueno, creo que tus amigos tienen razón, tu no lograrías enamorar a alguien ni con todas las fuerzas del mundo- espetó burlesco -. Me siento mal por cualquier persona que teng...