No pasó nada demasiado interesante desde ese tiempo.
Los días pasaron inevitablemente. Exámenes, pruebas, aprendizajes... cada día era una odisea. Seguía estando solo. Pero no estaba solo del todo.
Acepté las clases particulares de Angela. Ella me enseñaba todo lo que necesitaba saber.
Mientras, me convertía en una nueva persona. Aunque siempre solo.
Me acostumbré a esa soledad. En casa, solo contaba con Pahare. Yo la cuidaba y criaba como si fuera su padre, mientras que mi hermano nunca estaba allí. Se iba y pasaba el tiempo fuera.
Mi padre no superó nunca a mi madre. Apenas se movía de su despacho, apenas salía y apenas comía. Pero logré adaptarme a esa vida solo.
Visto así es horrible. Que un crío como yo solo tuviera la compañía de su prima pequeña. Me acostumbré.
Llegó mi primer cumpleaños desde eso.
Era un día de diario así que tenía que ir al colegio. Procuré no mencionar en mi clase la fecha, sobre todo para evitarme más burlas innecesarias y poder pasar un día medianamente tranquilo.
Ni mi padre ni mi hermano estaban en casa, solo Pahare y ella estaba dormida.
Con mis ocho años recién cumplidos le dejé algo de desayuno preparado y bastantes seguridades para evitar que sufriera algún accidente mientras no había nadie en casa.
Supongo que se volvió parte de mi personalidad ser tan sobreprotector.
Aquel día cumplió un mes del inicio de las clases, aunque me habían parecido años.
Angela: ¡Buenos días chicos! Hoy llevamos un mes ya de tareas y trabajos y todo eso, así que os animo a seguir a tope y seguir esforzándoos. Últimamente hemos trabajado más la parte mental así que toca un poco de entrenamiento físico, pero tampoco será muy complicado, no os preocupéis.
En la clase particular que tuve anteriormente con ella, me adelantó de lo que haríamos en esta clase. Pero, pese a saberlo, comencé a temblar como de costumbre.
Angela: Haremos unos ejercicios para comprobar vuestra condición física. No os preocupéis, todo este entrenamiento no contará para nota como vosotros decís, más bien es algo que os servirá a nivel personal para saber en qué debéis progresar. Bajemos todos juntos y no hagáis ruido por los pasillos.
Diez capítulos y todavía no he explicado el aspecto del gimnasio.
El gimnasio era un edificio aparte. De gran tamaño y muy bien equipado. Tenía de todo, desde piscina hasta máquinas de correr, pasando por esterillas de yoga, altavoces para sesiones de entrenamiento o rocódromos para practicar escalada.
Más adelante supe que la enseñanza escolar no era el único propósito de ese espacio.
Una vez llegamos, nos dispusimos enfrente de Angela como de costumbre cada vez que bajábamos.
Como de costumbre me aparté de mis compañeros y me quedé atrás del todo.
Angela: Bien chicos, lo primero que debéis saber. El ejercicio será por parejas.
¿Ya entiendes la principal razón de que temblara?
Angela: Cada uno tomará los tiempos o puntuaciones de su compañero.
Con un mando encendió la pantalla de la sala principal del gimnasio, la cual cambiaba la imagen respecto a las palabras que ella decía.
Angela: Primera prueba: resistencia medida con vuestra capacidad para correr. Tenéis que ser capaces de correr por diez minutos constantes. No os voy a pedir una velocidad mínima, todavía -mencionó ese todavía con un tono burlón-, así que podéis ir como queráis. Para ello mediréis tanto tiempo como velocidad en las cintas de correr, por turnos. Para vosotros hay disponibles cinco cintas, para cinco parejas.
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Fortnite 0: Historia de una leyenda dorada
Fanfiction"Todos piensan que el oro sí que da la felicidad, pues, ¿a quién no le gustaría vivir rodeado de riquezas? Pero... ¿y si esas riquezas fueran tu mayor enemigo? ¿Y si lo único a lo que te llevan esas riquezas es a tu fin? Nadie te puede explicar esto...