Heaven's Gate. (Chanmin/Seungchan)

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Al llegar a su departamento enciende la televisión, en ella se puede observar una caricatura demasiado bien hecha, tanto que a Chan le es imposible verla. El castaño aún no se considera de "la vieja escuela" pero admite que algunas caricaturas eran mejor antes.

Con la lista de reproducción de un programa de música cualquiera sonando, Chan se decide por hacerse un par de sobres de ramen instantáneo. Adora cocinar y tiene bueno sazón, pero exclusivamente ese día el espíritu de la flojera le pisa los talones.

Cuando la comida está lista, Chan coloca los fideos en un plato hondo. Se recuesta sobre su lado izquierdo en el cómodo sillón azul. Frente a él y encima del sillón, es dónde pone el gran tazón de ramen para comenzar a comerlo.

El timbre de su apartamento suena. Se pone de pie y observa a través del pequeño agujero de vidrio a Han. El alfa frunce el ceño al verlo solo.

-¿Cómo estás? ¿Y Minho?- Saluda. El beta suelta una risita.

-Durmiendo en casa. Por la tarde tuvo una presentación importante y está cansado- Cuenta entrando al apartamento de Chan como si viviese allí. A mitad de la sala se detiene, mira a su alrededor y se devuelve hacia Chan, quién está caminando a sus espaldas. -Estás solo, ¿Cierto?-. Cuestiona en un susurro.

Chan ríe. -Claro que estoy solo, ¿Con quién podría estar?-.

-Sólo diré que Hyunjin no sabe guardar secretos- Explica dándose media vuelta para continuar caminando.

Chan suspira fuerte, pone los ojos en blanco.

-Olvida todo lo que haya dicho Hyunjin. No está en un error pero ¿Por qué carajos tiene que hacer tanta fiesta por que me guste un omega?-.

-No quiero justificarlo pero ¿Estás consciente que es el primer omega que te gusta después años?-.

-No es correcto que me guste Seungmin. Además, me siento estúpido y raro por haberlo visto sólo una vez y estar buscándolo con la mirada todo el tiempo ¿No es patético?- Exclama en voz ligeramente alta. -¿Por qué pasaron años sin que me gustase alguien, y de un momento a otro me gusta mi empleado? No tiene sentido- Se queja.

Han se avienta en el sillón, palmea con insistencia el lugar a su lado indicándole a Chan que tome asiento. El alfa obedece.

El beta sonríe, le parece emocionante que su amigo finalmente pueda sacar la cabeza del trabajo.

-Sé que no es correcto, Channie. Y sea cuál sea el plan que lleves a cabo, yo te apoyaré-.

Hay un breve silencio con tintes incómodos, hasta que Chan habla.

-¿Crees que todo esto sea por mi celo? ¿O esto sentiste cuando conociste a Minho?- Chan pone la mirada sobre Han. -Es que el tiempo se detuvo, juro que se detuvo. Su olor me parece tan adictivo. No puedo parar de mirarlo. Sus ojos me parecen lo más precioso que he presenciado. Incluso mi mente no para de imaginarnos en situaciones comprometedoras- Habla avergonzado. Han suelta una risita.

El alfa tiene la relación de Han y Minho como su referente a amor, debido a que ambos betas están enamorados desde adolescentes.

Han sonríe de lado, algo melancólico.

-Quizás... Quizás sí es tu celo, Channie. No creo que debas preocuparte por si es tu omega o no- Responde tranquilizador. -Pero, ¿Qué pasaría si en serio es tu omega?-.

-Supongo que tendría que despedirlo- Bromea. Han frunce el ceño pensando que habla en serio, haciendo que Chan suelte una carcajada.

Y las risas no paran dejando a un Han bastante confuso, pero poco después este se une a las carcajadas con risas más pequeñas. La risa para Chan es un mecanismo de defensa ante situaciones estresantes, cómo lo es pensarse enamorado. No es que tenga miedo a enamorarse, es que nunca le ha sucedido y teme no hacerlo bien.

Han le cuestiona sobre el tazón de ramen una vez que Chan se calma, este explica la situación y después le ofrece, Han acepta. El rubio le pide a Chan poner la serie japonesa que habían quedado en ver, pero por cuestiones personales y de trabajo lo habían pospuesto.

Es entonces que ambos hombres miran apasionados los catorce capítulos hasta el amanecer, dejándose pocas horas para dormir.

Temprano por la tarde Chan despierta y se estira haciendo crujir su espalda. Si bien el sillón no es incómodo para dormir, dormir en él poco menos de ocho horas no se siente bien.

Han, quién tuvo un sueño más revitalizante puesto que usó la cama, está usando la ducha.

Chan se levanta y se dirige a la cocina para poner a tostar un par de rebanadas de pan. Por su mente pasa la imágen de Seungmin, lo que le hace recordar el tomar sus pastillas para el celo.

Entra a su recámara y por el olor se da cuenta que su amigo también está en celo, ríe para sus adentros y sale de allí lo más pronto posible, sabe perfectamente que puede controlarse pero el hecho de estar como un animal por Seungmin le deja sus dudas.

Al regresar a la cocina nota que las rebanadas están listas, y también encuentra a un rubio Han en toalla escurriendo agua de su cabello, recién salido del cuarto de baño.

-¿Ya entraste en celo?- Cuestiona Han sentándose en una de las sillas del comedor.

-Yup- Responde Chan llenando de mantequilla su pan. -¿Quieres pastillas?-.

-Me salvarías- Responde cálido.

-Nada de eso. En la recámara, tercer cajón del mueble izquierdo- Indica. Han agradece y se encamina a la recámara. -¡Ya que estás allí, busca el traje!- Grita el castaño al recordar que anoche Han le pidió un traje formal para el trabajo. Por respuesta recibe un "sí" de la misma forma.

Al cabo de treinta minutos los dos jóvenes están saliendo del apartamento. Suben al auto y el castaño conduce hasta el edificio dónde trabajan. Han baja a una cuadra del edificio, necesita comprar café, y en parte es para que las personas no comiencen a pensar que hay algo entre el alfa y él. Chan conduce hasta el estacionamiento, detiene el auto y allí observa a Seungmin bajar de su respectivo auto.

-Tiene una venda en la mano- Susurra Chan.

El omega se detiene a dos pasos de la puerta para entrar del estacionamiento al edificio. Toma un gran respiro. Echa los hombros hacia atrás y con la frente en alto camina lo restante para llegar a la puerta.

El alfa se decide por preguntarle que le sucedió en la mano así que sale rápidamente del auto y camina apresurado a la puerta. Toma la perilla, abre con rapidez y emoción.