Heaven's Gate. (Chanmin/Seungchan)

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Pero la puerta choca con algo; mejor dicho, alguien. Chan se detiene y termina por abrir con suavidad. Del otro lado Seungmin pone un puchero, y es que olvido que su mano está lastimada y detuvo la puerta con la misma.

El alfa se disculpa repetidamente al ver a Seungmin con mueca de dolor, mientras que el omega trata de tranquilizar. El alfa rasca la parte de atrás de su cabeza en señal de nerviosismo.

Seungmin lo olfatea por instinto pero se da cuenta que Chan no tiene olor.
En cambio, el alfa tiene una revolución en sus adentros. El olor de Seungmin en sí y el sentirlo lastimado le altera de sobremanera. Chan ha comenzado a sudar.

-¿Entramos?- Cuestiona en un susurro, ya que siente que si deja salir su voz cotidiana podría salir un gruñido un tanto sexual. Ahora más que nunca se arrepiente de haber salido del auto.

-Seguro-.

Chan es quién pasa primero.

-Uhm, buen día, Seungmin- Despide incómodo.

-Buen día, jefe- Despide devuelta.

Ambos se sonríen fugazmente. Seungmin observa al alfa alejarse y perderse entre la multitud de personas que hay a esa hora en el edificio.

El omega se siente extraño ante el alfa. Quiere suponer que es admiración por su posición en la empresa, pero si se sincera consigo mismo desde la primera vez que lo vió entrar por la puerta lo ha encontrado atractivo en demasía.

Al llegar al enorme escritorio de media luna se sienta en su silla asignada y una vez sentado saluda cálidamente a sus compañeros, quiénes devuelven el saludo con amabilidad.
A su lado izquierdo está el beta rubio con un traje que le queda un poco holgado. De su lado derecho tiene a Changbin, un alfa de enormes y bien formados brazos, tan apretables que el omega sólo imagina cómo será estar entre ellos.

Seungmin olfatea al alfa y encuentra que también está nervioso, de igual forma nota que anoche estuvo con alguien conocido para ambos. Seungmin inhala un poco más fuerte para averiguar pero una omega se posa frente a él.

La omega está en una llamada telefónica, que interrumpe para hablar con Seungmin.

-¿Se encuentra el jefe Bang?- Cuestiona con rapidez, a la par de firmar la hoja que mantiene el orden de quién entra y sale del edificio.

El omega quiere olfatearla para sacar información sobre qué hará exactamente con Chan, pero por respeto a la clientela no lo hace.

-Sí, claro...- Revisa el nombre que la omega puso en el registro. -...Señorita, Bang. Piso diez, camine por el pasillo hasta el fondo y justo enfrente es la oficina del señor Bang- Responde amable. La omega agradece y emprende su camino, a la par de volver a la llamada.

El apellido de la omega hace que Seungmin esboce una mueca de disgusto cuando cree que nadie lo ve.
Suspira. Al final del día ni él se creía lo que su mente le decía sobre el comportamiento coqueto de Chan hacia él.

-¿Y esto?- Cuestiona Han tomando la mano del omega.

-Ayer no fue un buen día, y bueno, defendí a un omega. Me ayudó a sacar mi frustración- Habla juguetón.

-Espero te recuperes pronto- Exclama Changbin con alegría y energía.

Changbin toma por los hombros a Seungmin y lo aprieta contra su pecho. El omega se siente en el cielo entre los esponjosos brazos del alfa.

-Gracias, Binnie-.

-¿Por qué la frustración? ¿De nuevo tus padres jodiendo? ¡Dioses! En serio, a mí y a Minho no nos importaría tenerte en casa un rato-.

Seungmin ríe desganado. Los problemas en casa se han incrementado estos días.

-No, no. En verdad muchas gracias, pero ya sabes mis padres son ancianos y no me gustaría que les pasará algo y que no esté para ayudarlos- Habla Seungmin apenado.

-Cómo sea, cualquier cosa, las puertas de mi apartamento están abiertas-.

-¡Hey! Yo también quiero parecer amable- Se queja el alfa haciendo reír a sus compañeros. -Seungmin, mi casa también tiene las puertas abiertas para ti-.

Seungmin suelta una carcajada. Pero dos alfas se acercan hasta los recepcionistas, interrumpiendo la divertida plática.
Estos contestan a cada una de sus dudas, y como en casi todas las veces los alfas terminan por invitarlos disimuladamente a salir. Cosa que a los recepcionistas no les parece adecuado y siempre terminan por negarse.

Durante el día Chan no ha querido salir de su oficina. Sólo salió por obligación de una importante junta con ejecutivos internacionales, y para cumplir con los caprichos de su hermana de hacer lo posible para que su novio se quedará con un puesto en la empresa.

Estuvo toda la tarde evitando a Seungmin, puesto que le altera pensar que su alfa saldrá en cualquier momento por el omega, y sus acciones primitivas le harán hacer el ridículo frente a toda la empresa.
Logró pasar toda la jornada laboral escondido, hasta que su necesidad de ir al sanitario se interpuso en su plan a mitad de la junta, junta que se imparte justo en el mismo piso dónde yace Seungmin trabajando. Chan nunca había odiado el jugo de arándanos hasta ese día.

Su vejiga se siente a nada de explotar así que camina rápidamente a uno de los tantos sanitarios del piso, deseando no encontrarse con el omega.

Al estar del otro lado de la puerta olfatea el olor de Seungmin. El alfa se detiene en seco y piensa en ir a otro sanitario pero comienza a sentir la desesperación de orinar, y el otro sanitario está hasta el otro lado del piso.
Con fuerza e impaciencia abre la puerta, encontrándose frente a frente con el omega, quién se hace a un lado dejando pasar al apurado Chan.

-Lo siento-. Chan suelta una risa nerviosa al encontrarse en la misma situación que hace unas horas, sólo que sin Seungmin lastimado.

-Claro, no te preocupes- Tranquiliza Seungmin mientras frota sus manos con jabón.

El omega hace sus movimientos más lentos, para mantenerse en el mismo lugar que el alfa por más tiempo. Lo mira adentrarse un cubículo gracias al enorme espejo.

Chan comienza a tararear una canción para que el sonido del agua no lo avergüence. Seungmin suelta una risa muda, muriendo de ternura por dentro. Queriendo ayudar al alfa enciende el ruidoso secador de manos.

El alfa sale del cubículo para lavarse las manos, y cuando quiere secar sus manos cae en cuenta que el omega también está secando las suyas.

-Ven, acércate, no pasa nada- Ofrece el omega al mirar las mojadas manos del alfa y la indecisión de este para acercarse.

-Bien-.

Así pues, ambos hombres secan sus manos tratando de no tocarse. Pero el omega no puede resistirse a rozar las manos del alfa, así que incontables veces mueve sus manos para chocar siquiera un milisegundo. Chan sonríe cada que siente la piel del omega.