Noah & Katherine.

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Noah.

Estaba de pasada nuevamente por la ciudad en dónde crecí, debía hacerme unos exámenes de rutina para dejar tranquilos a mis padres. Cuando era un bebé de unos seis meses me habían diagnóstico leucemia, un largo tratamiento y un trasplante de médula fueron la solución, hoy veintidos años después puedo afirmar que salvaron mi vida. Todos los años debo hacerme controles, las personas que tuvimos cáncer y pasamos está enfermedad debemos controlar que esas células cancerígenas se sigan manteniendo inactivas o que no se hayan propagado a otro órgano vital, por eso estaba en Chicago terminando de hacerme análisis para luego volver a Washington a retomar mis clases universitarias.

Volvía en mi auto luego de una larga mañana en el hospital sometiéndome a miles de análisis, no podía quejarme porque esto lo hacía por mis padres, habrá sido muy duro pasar todo lo que pasaron cuando era bebé, por eso cada año se volvían más demandantes con el tema de estudiar cada parte de mi cuerpo para asegurar que el cáncer no haya vuelto, esperaba que este año sea igual porque necesitaba volver a la universidad para terminar mis estudios.

— ¡Mierda! — exclamo cuando un auto blanco cierra mi camino tomándome por sorpresa.

Agarro el arma que llevo debajo del asiento por las dudas, al ser el próximo abogado de la mafia porque eso elegí para mí futuro cuando acabe mis carrera porque seré el que llevará los temas legales del próximo rey de la Bratvá, seguiré a mi amigo en su mundo y por eso nos ponía un poco en el ojo de la tormenta.

¿Qué demonios?

Bajo de mi auto cuando reconozco a las tres adolescentes que bajan del auto sonriendo.

— Hola primo — me saluda Ellie divertida.

— Están locas — gruño mirando a mis primas.

Ellie, Faith y Mackenzie me observaban un poco apenadas por lo que hicieron, pero esto seguro debe ser obra de la loca de Katherine Meitzner, me resultaba raro no verla aquí, después de todo las cuatro son muy unidas.

— Lo sentimos Noah, pero tú no respondes nuestros llamados — comenta Inzi suspirando.

— Está claro que por algo no lo hago y sobre todo esto no es forma de abordarme — las regaño.

— No teníamos opciones — declara Faith.

¿Por qué no tendré primas normales?

Suspiro mirando a las chicas. — ¿Qué quieren? — pregunto.

— Hoy es el cumpleaños de Kate y ella quiere que tú seas su regalo — me cuenta Ellie.

— Vuelvan a sus casas — contesto queriendo volver a mi auto, ya había escuchado suficiente.

— ¡Noah! — chillan frenando mi paso.

Faith se interpone en mi camino. — Por favor, solo debes cenar con ella. Queremos cumplir su sueño — suplica observandome con sus ojos bicolores.

Miro con enojo a las tres adolescentes, no entendía como estás niñas de dieciséis, quince y catorce años me estén pidiendo algo como esto.

— Primero no soy un objeto para que me regalen, segundo ella tiene dieciséis años y yo veintidós, es raro que un adulto de mi edad cene con un adolescente, las leyes podrían ir en mi contra y tercero no lo haré — digo con contundencia.

— ¡Por favor, Noah! — suplican las tres provocando que las observé por última vez y luego volver a mi auto.

Mis primas están extremadamente locas, no haría nada de lo que me piden, no soy un objeto y muchos menos el juguete de la niña caprichosa de Katherine. La conozco, se cómo es, lo inmadura y ese extraño enamoramiento que tiene por mi desde niña, que ahora me molesta muchos más por el claro problema que podría ir preso si me ven con una menor.

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