Daniel.
Antes que estemos casados la idea de festejar año nuevo con mis hermanos era muy remota, cada uno la pasaba solo o en alguna fiesta en el caso de Brandon y Giovanni, pero desde el momento en que Rachel primero llegó a mi vida y luego lo hicieron mis cuñadas, las cosas fueron cambiando porque festejabamos casi todo. Ninguno de los cuatro podíamos decirle que no a nuestras mujeres cuando las escuchábamos conversar sobre los preparativos de las fiestas, solo que este año debido a que mi esposa esta embarazada de treinta y nueve semanas, llevó que tanto mis tres hermanos, sus mujeres e hijos estén en mi casa hace más de quince días, modo vacaciones, listos para festejar año nuevo juntos.
Estaba esperando que pase estos días con rapidez, ya convivir demasiado tiempo con mis hermanos me traía fuertes dolores de cabeza, ellos son un dolor en el culo cuando se lo proponen.
— ¡Papi! — escucho la voz de Enzo y lo veo entrar a mi oficina.
Mi primogénito y el futuro líder de Camorra ya tiene seis años, sus entrenamientos empezarían luego de pasar año nuevo. Quiero que sea el mejor cuando sea su momento de reemplazarme.
— ¿Qué sucede, hijo? — pregunto.
— ¿Cuándo se irán? — bufa rodando sus ojos. Este niño había salido tan parecido a mi, que hasta teníamos las mismas expresiones cuando algo nos molestaba.
— Estarán unos días más — afirmo.
— Quiero la paz de nuestra casa — me pide.
— Pronto la tendremos hijo, solo unos días más debemos soportar a tus insoportables tíos....
— ¡Daniel! — el regaño de la voz de mi esposa me hace maldecir.
Rachel odia mi fase cuando detesto estar con la familia, pero en mi defensa mis hermanos son insoportables cuando se lo proponen.
— Carajo — mascullo.
— Mami, quiero que los tíos se vayan — se queja nuestro hijo.
— Eso si que duele — escuchamos la voz de Vanni que cargaba en sus brazos al pequeño Adriano, su hijo de solo tres meses.
— De seguro lo dice por Brandon — acoto.
— ¿Por qué hablan de mí? — consulta mi hermano llegando a la puerta de mi oficina y con la pequeña Caeli en sus brazos.
De mis hermanos, Brandon, es el único que no tiene hijos por el momento.
— Al parecer nuestro primer sobrino no nos soporta — acota Vanni riendo.
— Ese niño saco todo lo de Daniel — afirma Brandon rodando sus ojos. — Menos mal que los gemelos, las princesas y el pequeño Adriano me aman, no te hagas problema Enzo, tengo más sobrinos — se burla.
— ¡Papi me sacó la lengua! — dice nuestro hijo molesto.
— Siempre el mismo idiota — comento suspirando.
— ¡Oye Daniel, hay niños! — exclama Vanni tratando de tapar los oídos de Adriano.
Pongo los ojos en blanco.
— ¡Vanni es hora de darle de comer al bebé! — se escucha la voz de su esposa.
— Me llama mi mujer — sonríe como un idiota.
— Lo tienen con un lazo en el cuello — se burla Brandon.
— Deja de robarme a mi hija — aparece Francesco quitando a Caeli de sus brazos.
— Eres posesivos con tus chicas — dice mi esposa acariciando su gran vientre.
No veo la hora que nuestra princesa llegue a este mundo,