Decimoctavo paso: Hacer valer su peso en oro

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—Lan Zhan, mírame— a través de la pantalla de su celular pudo ver a su novio con una playera llena de manchas de pintura y un pañuelo atado en la cabeza protegiendo su cabello —me nació la inspiración así que estoy intentando pintar—

—Wei Ying— ante el serio llamado de su nombre la sonrisa de Wei Ying vaciló.

— ¿Pasa algo didi? —

—Mn. Padre trajo unas fotos de nosotros como pareja—

— ¿Es grave? —

—No. Por ahora lo controló comprando las imágenes, pero amenazó con ir a verte y hacerte entrar en razón para que terminemos. Lo siento—

—Didi, ¿no quedamos que entre nosotros no debemos decir gracias y lo siento? —

—Padre es una persona muy imponente—

—Ya quiero conocer al padre de mi didi. Quiero ver qué tan parecidos son—

—Si decides no abrir la puerta está bien—

—No podría hacer esa grosería a mi suegro—

—Wei ying—

—Didi, no te preocupes que gege se encargará de defenderse—

—Te amo— su declaración arrancó una sonrisa feliz al mayor.

—También te amo mucho didi—


Había pasado un rato desde la llamada con su novio y mentiría si dijera que no estaba impaciente con la próxima visita, lo más gracioso es que la situación lo había inspirado y su cuadro estaba tomando una impactante forma en la que resaltaban destellos de luz en medio de tonos oscuros. El timbre sonó y Wei Ying sonrió.

El hombre parado en la puerta era la versión envejecida de su didi —Si Lan Zhan se verá así en unos años no tendré quejas—

—Asumo que ya sabe quién soy y el motivo de mi visita— El señor Lan miró al joven Wei escaneándolo de arriba hacia abajo. Estaba descalzo, vestido con un descolorido pantalón de mezclilla lleno de agujeros que intuyó eran producto del desgaste antes que de moda, la playera que llevaba la conocía muy bien porque había sido diseñada especialmente para que su hijo menor usara en un evento deportivo de su empresa, en su cabeza había un pañuelo que supuso evitaba que su cabello fuera manchado de pintura, lástima que el resto de su vestimenta, manos, brazos, pies y cara no pudieron salvarse de recibir salpicaduras de diferentes colores, no supo si sentirse ofendido o divertido por la despreocupada sonrisa que adornaba sus labios.

—Ya sabe, cosas de pareja— se movió de la puerta e hizo un gesto de invitación a que pasara —disculpe el desastre, puede sentarse donde guste— le señaló la sala que a pesar de sus palabreas se veía limpia — ¿Gusta tomar algo? —

—No se confunda joven Wei, esta no es una vista social. Como ya sabe, estoy aquí porque quiero hablar respecto a eso que tiene con mi hijo menor— Ambos se sentaron quedando frente a frente, aunque el señor Lan recto como una tabla mientras que Wei Ying cómodamente desparramado.

— ¿Eso que tengo? — Wei Ying no se mostró molesto o afectado por la forma de referirse a su relación —Es el padre de Lan Zhan así que por ese motivo lo recibo en mi casa y estoy dispuesto a escuchar lo que tiene que decir, siempre y cuando evite referirse a nuestra relación de manera despectiva—

—Seré directo. Lo quiero lejos de mi hijo, a diferencia de usted que es un adulto, A-Zhan es un niño muy talentoso que apenas tienen veintidós años y es demasiado joven para saber qué es lo que quiere o cuáles son sus preferencias, me da la impresión de que se está aprovechando de su ingenuidad para levantar su carrera. Entiendo que asociarse con él le resulta muy ventajoso ya que mi hijo lleva muchos más años en este negocio y sus padres somos personas muy importantes e influyentes tanto en los espectáculos como en los negocios—

Guía completa para enamorar a Wei YingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora