Capítulo dieciocho {+18.

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Cada mañana Louis salía y volvía cerca del mediodía, se había vuelto una especie de rutina pero por más que insistía nunca me decía a donde iba.

Tenía ganas de salir, de ver un amanecer, de retornar al secundario, de abrazar a mi madre y decirle que todo estaba bien aun cuando no lo estaba ni un poco. Louis había puesto mi mundo de cabeza y desligarme de él me era imposible incluso cuando temía por mi propia salud mental ponía su bienestar sobre el mío porque él se había convertido en lo más importante y ya no tenía la necesidad de negárselo ni negármelo a mí mismo. Aun así, dolía cuando actuaba con indiferencia y evitaba decirme donde estaba o con quien salía.

La puerta de entrada hizo aquel sonido característico que alertó mis sentidos y de inmediato me dirigí hacia ella.

-Al fin llegas -dije en un tono de reclamo por lo cual la sonrisa que traía dibujada en sus labios se desvaneció.

- ¿Escenas de celos Harry? ¿Enserio? -preguntó molesto pasando a mi lado sin siquiera saludarme.

- ¿Crees que tienes derecho de tratarme así? -solté tomándolo del brazo y haciéndolo voltear por lo cual me miró de mala manera- He soportado todo Louis, todo, pero ya no sé si pueda soportarlo más -lo solté bruscamente y me dirigí a la habitación tirándome sobre la cama al llegar, no tenía demasiadas opciones, conocía aquel pequeño departamento como la palma de mi mano y me estaba hartando no salir de allí.

-Cálmate Harry -me miró un tanto compasivo acercándose a mi-. Todo esto acabará pronto, lo prometo.

Levanté mi mirada que hasta entonces, solo quería evitar el contacto con la suya, pero realmente aquellas palabras habían hecho que por un momento, recuperara la ilusión de una vida juntos lejos de ese sucio y oscuro lugar.

- ¿De qué hablas Louis? No juegues conmigo, no lo soportaría -sentí como mis ojos se nublaban y sus brazos rodeando mi cuerpo. Mi mejilla se apoyó en su hombro y una vez más demostré cuan débil era.

-No estoy jugando, ya no más juegos bebé, tú ya no eres un juego para mí -dejó un beso sobre mis cabellos y tomando mis hombros me separó para que nuestras miradas chocaran-. Harry ¿Puedes confiar en mí?

Asentí mientras algunas lágrimas descendían por mis mejillas, lágrimas las cuales él se encargó de hacer desaparecer con sus manos que acariciaron mi rostro suavemente.

-Confío en ti -dije algo bajo pero aun así entendió y me sonrió.

-No te defraudaré Harry, ya no más -me besó suavemente-. Eres lo único y lo mejor que tengo, no quiero perderte -habló sobre mis labios posando su frente sobre la mía.

-Tampoco yo -susurré cerrando mis ojos-. Te amo -dejé un pequeño y desgastado beso.

-También te amo -tomó mi cara entre sus manos para convertir aquel insignificante beso en uno lleno de sentimiento y pasión.

Su boca se abría y cerraba sobre la mía, casi de inmediato me acoplé a sus deseos como siempre, no era capaz de decir que no ante cualquier cosa que Louis quisiera, yo, solo quería sentirlo y era válida cualquier excusa para hacerlo.

Sus manos se dirigieron de mis mejillas hacia mis hombros finalizando tras mi cuello. Hizo mi melena a un lado para depositar un sin fin de besos húmedos en éste que lograron encenderme en cuestión de segundos. Enredé mis dedos en su cabello impidiéndole que detuviese aquella acción que tanto me gustaba. Pequeños mordiscos en mi lóbulo me hacían gemir despertando al ser lujurioso que había en mí. Llevó uno de sus dedos hacia mi boca el cual mordí algo rudo por lo cual se separó viéndome con una sonrisa perversa, pero de esa perversión sexual que tanto me gustaba. Lo acerqué bruscamente a mi impactando sus finos labios contra los míos.

No había sentido alguno en lo que hacíamos, simplemente sentir su boca, su lengua, su aliento, sentirlo, eso era lo único que importaba.

Nos despojamos de nuestras prendas y una vez que ya ninguna impedía que pudiéramos rozar nuestros cuerpos empezamos a hacerlo como si el mundo fuera a acabarse a la brevedad.

Tomó mi miembro con su mano e hice lo mismo con el suyo mientras rasguñaba su cuello con mis dientes por lo cual soltó un pequeño quejido pero no me importó. Me separé lo suficiente para tirarlo sobre la cama y gatear sobre esta hasta llegar a sus labios.

-Tú despiertas lo peor y lo mejor de mi Louis -lo besé breve pero salvajemente-. Yo... Yo no sé en quien me he convertido pero solo sé que es tu culpa y no te dejaré ir jamás -mordí su labio inferior para luego volver a besarlo, el tomó mis cabellos y me apartó lo suficiente para volver a verme.

-Creo que los dos dependemos el uno del otro, nunca podría alejarme de ti -dio un giro brusco haciéndome quedar debajo de él-. Te deseo y te amo como a nadie -jadeé sobre sus labios entreabiertos despertando aquella fiera interna que tenía dentro.

Se arrodilló sobre la cama, buscó el lubricante y se dispuso a dilatar mi entrada. Yo solo hice de mi parte para que su trabajo fuese más ágil, después de todo él solo quería penetrarme de una vez y yo solo quería sentirlo dentro de mí.

Luego de unos cuantos vaivenes con su mano, cuando consideró que ya era suficiente, levantó bruscamente mis caderas y me apegó a él entrando en mí sin previo aviso.

Un gemido placentero salió de entre mis labios y mis ojos se cerraron mientras mis manos se formaron en puños apretando fuertemente las sábanas.

De su boca no salía más que mi nombre entre gemidos y de la mía el suyo. Llevó mis piernas hacia adelante teniendo el control sobre mí. Giré mi cabeza y apreté fuertemente mis dientes en la almohada ahogando gemidos porque cada empuje que hacía dentro de mí era una explosión de hormonas que encendían cada parte de mi ser.

Solo cesó el ritmo unos segundos para retomar el aire y dejar caer su cuerpo sobre el mío para atacar mi cuello de manera salvaje, en cuestión de segundos, una vez más, me penetraba como fiera refregando su cuerpo contra el mío y solo bastó un poco más para retorcerme de placer y acabar sobre su pecho y el mío.

-Oh Harry -gimió y cuando me recuperé de aquel bestial orgasmo lo aparté de mí sin previo aviso y lo hice pegar su espalda contra el respaldo de la cama- ¿Qué haces? -preguntó agitado y algo confundido pero su sonrisa me dejaba ver que cada cosa que yo hacía le encantaba.

-Lo que tú deseas que haga -sonreí y bajé mi cabeza hasta su miembro el cual introduje en mi boca sin preámbulos. Deslicé mi mano hacia su abdomen el cual se encontraba tenso a causa de la excitación, supe que estaba más cerca de lo que creía y por eso aumente mi velocidad mientras él apartaba los mechones de cabello que caían sobre mi rostro para poder verme.

-No te detengas -rogó entre gemidos.

Supe que ya era casi el momento, por lo cual aparte mi boca y me arrodillé frente a él masturbándolo frenéticamente. Casi de inmediato, mi mano se lleno de su esperma mientras veía su rostro de placer que parecía sacado del mismísimo paraíso.

Durante los días siguientes éramos como dos animales salvajes en época de apareamiento, toda acción era válida para terminar en un buen revolcón en cualquier parte de la casa, yo dependía de él, pero él también dependía de mí, la esperanza había vuelto a mí.

Stockholm syndrome {Larry Stylinson. EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora