Capítulo diez.

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Me paré frente a la mesa de noche donde había dejado las llaves y las tomé. Observé a Louis dormir. Su vientre subía y bajaba al ritmo de su calma respiración. Volví mi vista a las llaves y caminé hacia la puerta, sentí que volvía a tener el control de mi vida pero por alguna razón no estaba seguro de querer irme de allí.

Estaba enfermo, tan enfermo como él.

Sentí una enorme rabia interna pero al fin decidí tomar una campera de Louis color negro con capucha la cual me coloqué antes de salir de allí.

Estaba libre pero me sentía mas atado que nunca, estaba atado a él.

Cerré la puerta tras de mí con llave y comencé a caminar. Había sensores de movimiento porque al caminar por el pasillo las luces se iban encendiendo a mi paso.

― ¿Louis?

Casi grito del susto al sentir aquel nombre hasta que me di cuenta que se refería a mí, ya que de espaldas y encapuchado con su ropa cualquiera podría confundirse, sin contar que salía de su casa con sus llaves.

Me limité hacer un sonido con mi garganta y seguir caminando, era obvio que mi voz no se parecía en nada con la de él, si hablaba me delataría y no quería que eso sucediera.

―escuché disparos Tommo ¿Ya te deshiciste del chico? Creí que de verdad lo querías. Me hiciste perder mi tiempo por nada ―bufó.

¿Tommo? Intenté relacionar ese apodo con algo pero no lo conseguí ¿Louis pensaría matarme? ¿Me quería? ¿Cómo me quería? Como su esclavo sexual de seguro.

Aclaré mi garganta y pensé que simular una afonía podría funcionar para hacerme pasar por Louis.

―Solo quería asustarlo ―dije con miedo a que se diera cuenta pero para mi suerte no fue así, sentí una forzada risa de su parte.

―ya me parecía. Nunca te había visto obsesionarte tanto por algo como lo hiciste con ese chico.

Sentía una enorme curiosidad y quería preguntarle muchas cosas, como por ejemplo que pensaba Louis de mi, de que obsesión hablaba. Solo estaba seguro de que tal y como lo sospechaba, todo había sido planeado. No entendía el porque yo, porque de esa manera, pero Louis me quería para él y eso podía ser extraño y enfermo pero ya no me asustaba.

―Debo irme ―dije en el mismo tono de voz afónico y seguí caminando por el pasillo. Por allí llegaría a alguna parte y esperaba que fuera a la salida.

―Cuidado con lo que haces Tomlinson, no te metas en problemas ―habló con diversión pero no hice comentario alguno.

Tomlinson, Tommo... Louis Tomlinson, ese debía ser su nombre.

Llegué a unas escaleras y baje por estas con prisa.

Al fin vi la luz del sol, aunque apostaría que este ya estaba por esconderse, ya que no era muy intensa. Había perdido la noción del tiempo. Ni siquiera estaba seguro en qué fecha vivía. Solo hacia unos días que me mantenía cautivo en aquel sucio lugar, pero sentía como si hubiese pasado una eternidad.

Probé varias llaves hasta dar con la indicada y al fin la puerta se abrió.

Era libre.

Comencé a caminar a paso rápido con la cabeza gacha y mis manos en los bolsillos, lo que menos quería era que alguien me viera. Tal vez nadie más que el sujeto que había cruzado sabía de mi secuestro, pero aun así solo quería pasar desapercibido.

No tenía dinero, ni había tomado mis pertenencias. Pero no pensaba volver por ellas tampoco. O si lo pensaba, pero no quería hacerlo. O si quería, pero no debía.

Stockholm syndrome {Larry Stylinson. EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora